ANTÓN CHEJOV “HISTORIA DE MI
VIDA” LEER A ANTÓN ME CALMA. MUCHOS ESTAMOS DE LOS NERVIOS POR CULPA DE LA
BESTIA
Este autor ruso 1860-1904 en su
novelita corta Historia de mi vida narra un poco su vida y en parte la mía y la
de todo aquel que se precie buen escritor. Sus libros son como un toque de
varas, un sacramento que imprime carácter. Ungidos por el óleo sagrado de su
forma de narrar sencilla y sin estridencias ya nunca seremos capaces de
extirpar de ese crisma que es carisma, aunque tratemos de borrarlo, de
extirparlo. A los libros de Chejov acudo en tiempos de tripulación o estoy
nervioso como en las actuales circunstancias de la guerra fratricida ucraniana,
tiempos de la gran apostasía.
Entonces me sereno, vuelve a mí la quietud y la
paz.
Este gran genio de la literatura rusa y universal nos enseñó a ver el
mundo bajo su óptica particular.
Su prosa nos hace ser mejores, lamentar el
triunfo de la indolencia, el alcoholismo, la estupidez, el desamor. era un reformista, no un revolucionario. Siente piedad, no revancha, y su prosa tiene la cadencia y la armonía de una larga letanía, un tropario de misa cantada en un templo ortodoxo.
Aquí se
plantea dos cuestiones principales o más bien tres: la nobleza y la alcurnia
contra la plebeyez, el dilema campo ciudad y el dilema trabajo manual trabajo
intelectual.
Sobre estos ámbitos planea el alma rusa con sus esperanzas y sus
contradicciones.
Todo ello sazonado con ciertas dosis de humorismo y cierta
piedad.
Hay otro contraste: Masha Victoriana, amor carnal con la que se casa el
protagonista para luego dejarlo solo e irse con otro, y Ana Blagovo la dulcinea de sus pensamientos, amor ideal, puro, espiritual representante de la belleza, el desinterés y la ternura: Ana Blagovo.
Ah, yo la busqué por todos los países del mundo y la quise con todas mis
fuerzas para aterrizar en una realidad más prosaica y letal.
Ana Blagovo se
escapó de mi existencia y me di de bruces con esa mujer fatal que es el destino
de los grandes idealistas Masha Victoriana la carne contra el espíritu representado
por esa mujer etérea la Dulcinea de nuestros pensamientos que acaso no exista.
Antón
Chejov nos enseñó a mirar la vida con sus cristales de aumento con los cuales
nos hace reír, nos hace llorar y un día nos hizo soñar. Es bello vivir pero no
tan fácil
viernes, 5 de abril de 2024