ESPERTEYOS
FANTASMALES TRAS LA ROMERÍA. O NO TODO ES COMO PARECE.
(cuento
asturiano)
Bajó
un poco “entorbido”
de la romería. Cantaron mucho los mozos hasta poner la voz ronca.
Pasa siempre. El vino es mal consejero y las romerías que empieza
con la misa de doce acababan a palos cuando no a navajazos. Poco a
poco culín va culín viene las voces suben de tono lo mismo que el
brío de los ecfonemas lo que vulgarmente se dice tacos. Olía a
cucho y vomitona en aquella fiesta salvaje. Tiémblame la navaja en
bolso, nin. Y luego surgían las rivalidades de pueblo a pueblo de
campanario a campanario. Venían los garrotazos y brillaban los
mortales aceros de las fajas ocultas en el interior de la faca junto
al pañuelo de hierbas. ¡Dios que burros! Las peleas solían surgir
por una moza o por una tontería. Empezaban las porfías y el
dígotelo yo. Se acordó que estaba cerca de la patria donde vino al
mundo el maldito inquisidor de infausta memoria, farruco,.
querencioso, ignorante y fanfarrón. Descendía con el la
cuesta el mulo castellano que parecía contagiarse en la mirada de la
tristeza de su amo. Daca la cola, asturiano. Es un cuento de
Cervantes que como era algo gallego debió de andar por
una de estas romerías en su juventud. Y no sé si fue el Manco de
Lepanto el que dijera buen pueblo pero gentuza. Envidias y apuestas
Bello era el paisaje, hermosas las canciones pero había fuego y odio
en las miradas, y el paisanaje no es que fuese muy recomendable.
Parecía que estaban sin civilizar. Xuan de Cabaña Quinta apareció
de pronto en el ferial y se enzarzó a mamporros con los paisanos por
un tiquismiquis. Todos empezaron a mojarle la oreja. La pareja de la
guardia civil no pudo sujetarlo. Tuvieron que meterle un tiro entre
las piernas y así aquel energúmeno ahíto de vino todavía hizo
cara a la autoridad. Los de aquellas brañas eran bastante bestias.
Sí muy hermosa y florida la escenería que parecía mismamente una
estampa del Paraíso terrenal pero las apariencias engañan y hay que
estar precavido pero no todo es belleza y espontaneidad sino
amargura, celos, rencores viejos. Los rondadores decían que venían
a honrar a la patrona, una Virgen de la localidad a la cual habían
engalanado con tirabuzones y un manto de perla que valiera un
dineral. Tal que la imagen lucía muy atalajada y con bastante
apariencia pero en realidad aquella fiesta de agosto era
reminiscencia viva de las saturnales. Paganas costumbres.
Vaya usted por la sombra. De acuerdo, hombre. Uno de una cuadrilla se
encaró con él pues diz que era forastero. Se lo conoció en el
habla.
-
Este ye un cazurro.
-O
de Madrid.
A
palabras necias oídos peripatéticos. Pies para qué os quiero. Vio
el perfil siniestro de Erifos procurador de la ira la muerte y la
cólera de Zeus. Prefirió huir y dar la callada por respuesta. Dos
no discuten si uno no quiere. Buena gana de perder el tiempo y picó
espuela al macho castellano.
-Arre,
“Noble”
El
entrometido agarró a la montura por la rienda y para zafarse del
impertinente tuvo que arrearle con la fusta. El “Noble” que
parecía que tenía conocimiento el animalito saliendo de naja se
perdió corriendo a cuatro pies entre los pinares. Le salvó la vida.
Su estampida en el preciso instante en que uno de los comilitones de
aquella mala bestia entonaba una tonada vieja y asesina que hablaba
de matar a un cura.
-Permita
Dios de los cielos que san Juan caiga en domingo que san Juan caiga
en domingo. Al cura ya lo han matau y yo corteje contigo.
Pues
bueno. Un poco fuerte no pero así son de hinchados por estas aldeas
muy tiesos muy echaos palante. Volaban los esperteyos por la alquería
cuando tramontó la antojana. Al fin salvo y con los huesos enteros
pero casi sin saber donde estaba aquellos mamíferos desagradables no
dejaban de molestar. Dicen que son pájaros de mal agüero. La casa
estaba a oscuras pero en la “esllaba (cocina) quedaban algunos
rescoldos.
El
que va de romería se arrepiente al otro día. Ciertamente que había
bebido bastante y no estaba acostumbrado al aguardiente de Tineo.
Se
peleaban por les moces. Eran muy celosos y fantasiosos.
- Sobrin,
¿quieres venir conmigo a moces?
- Calle
calle, señor amo que ahora no tengo tiempo ni quedaron
ganas.
Había
venido de Castilla a ganarse la soldada como meseguero sirviendo a un
labrador de aquella tierra que parecía tan amable y bonita.
Aparentemente. Sólo aparentemente.
El
trabajo la verdad era descansado y mejor llevadero que en su lugar y
la hierba verde y tierna nada que ver con los cardos que hieren la
mano cuando metes el haz en Castilla y se te pone tiesa
hasta la zoqueta; la comida abundante y buena aunque no le gustase
mucho la boroña. Tampoco nada que ver con el pan blanco de Frómista.
-Tas
bien sobrin, paez que te veo un poco mareao?
¿Algún
culin de más, eh? Mucha folixia. Normal a tus años
Pinón
de Manuela no era mala persona aunque muy meticuloso en el arte de
hacinar trojes que y entablar henares que eran muy diferentes a los
de Castilla.
Francisco
hizo un gesto con la cabeza.
- Anda
a dormir, rapaz. Mañana se te pasará.
Mañana
le esperaba faena. Un huerto de tres días de bueyes, sallar patatas
y cargar el cucho. Por allí decía el campesino algo desconfiado y
remolón:
- Mucho
puede Dios. Mucho puede el cucho. Pero más puede el cucho.
- ¿Mas
que Dios?
- Estos
son muy cojonudos.
- No
me digas nada digotelo yo: Quirós y después Dios.
- Pues
vaya.
El
cucho o estiércol es el mejor abono que da madre Natura.
Le
gustaba el paisaje y la vegetación de aquella tierra: las flores de
los prados, los blancos belortos, la festuca humilde, las violáceas
flores del cólquico, la flor del saúco en corimbo, la genciana
olorosa, la malva misteriosa, la salvia fragante. Andar por las sebes
y por los murias tirando varetas significaba expansión y libertad.
Buen segador, con la foz no había quien le pusiera el pie delante al
palentino. Y era eso sí muy trabajador.
-El
sobrancero-decían en la quintana- de Pinón de Manuela es forastero
cazurro pero no mala persona. Si quiere casar aquí tendrá que pagar
la robla.
Aquella
noche los murciélagos trazaban el aire con su pesado vuelo. Parecía
que tenía a los malditos esperteyos en la misma barriga. Le daba
vueltas en la cabeza y parecía que aun danzaba en el corro la danza
prima con aquella moza tan garrida cuando vino uno a por él con
instintos asesinos y mirada de cazador al que alguien le había
levantado una pieza.
Tuvo
que despejar el campo y volver grupas. Gracias al “Noble” que a
galope y a los cuatro pies marcó distancias poniendo tierra de
por medio. Aquella tarde de gestos amables vio al “nubero”
amenazante y al “culiebre· que quiso agarrarlo por los “felpeyos”
mismísimos. Era valiente Francisco pero le daban miedo las xanas más
que la gente aguerrida socarrona y maliciosa que encontró en la
romería que terminó en bacanal. Marchó Pachín pa la siega. Eso
- Andad
de día que la noche es mía.
La
gente por aquellos pagos creía en la Santa Compaña. Hablaban medio
gallego.
Satanás
acabó de jefe de la baila y sus diablos de maestros de orquesta con
los gaiteros que bebían hasta desafinar. De nada vale el amor
cortés, los buenos sentimientos los modales pulidos. Se reían de él
y toda la noche estuvo escuchando el grito desagradable de los
murciélagos. Estoy perdido. Aturdido y “entorbido”. Un vaso
viene y otro va. Y otro. Y otro.
Había
libado más de la cuenta y la [1]sidra
es ácida y emética. Cuando no está en condiciones descompone. Es
bebida incierta. Erifos. La deidad oscura y maligna dentro de la
botella. Pasó un peregrino por la calella. No podía dormir y salió
a la galería a echar un cigarro. Debió de ser parte de la aparición
con la resaca.
Francisco
le habló en latín un idioma que había aprendido cuando estaba con
los frailes.
-Quo
tendis, frater?
El
peregrino que era tudesco le habló en la misma lengua.
-Ad
Sanctum Jacobum.
El
peregrino ambulante en la noche le ofreció un poco de agua de su
calabaza pero el insomne declinó amablemente y el romero siguió
ruta bajando la cuesta.
Todos
los caminos conducen a Roma y a Compostela. Aquella noche pagó la
novatada del vino, la marzadga de la alternancia. No estaba
acostumbrado y aquellos brutos con el cuento de que era forastero
quisieron emborracharlo obligándole a pagar rondas. Que gastó en
convites media soldada.
Cafres.
La cabeza le seguía dando vueltas. Hombros caídos anchas caderas.
Mala índole. Incultura. Todo muy bonito en apariencia. Mañana será
otro día. Los esperteyos desaparecieron de su campo visual y empezó
a escucharse el canto de la alondra confundido con el grito de “les
mobeyes” (gaviotas). Estaba bajando la marea.
Moraleja:
no todo es tan bello y tan limpio como parece. Juró Pacho
que en la vida volvería a pisar un chigre ni subir a una romería
como esas donde los paisanos bajan borrachos como cubas rodando la
cuesta.
23/05/2008
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