2020-12-03
SI MEAS HASTA ALLA LEJOTES ERES UN BOMBERO
COPROLOGÍA
DOMINIQUE LAPORTE ESCRITOR FRANCÉS de nombradía especilidad sus bestsellers (como Reverte acá) acaba de publicar una historia científica de la coprología. No podía ser de otro modo en un país como Francia que inventó el bidet las conveniencias publicas o mingitorios y la guillotina. Y es que una buena parte de nuestra vida nos la pasamos cagando. Caga el rey caga el Papa y del cagar nadie se escapa. cagar es un placer sensual en el que no se peca por lo visto. un diez por ciento de nuestra vida son las letrinas. Haciendo aguas mayores y menores nos pasamos largos ratos y algunos les vienen las ideas, caspita, puestas las nalgas sobre el inodoro. Estamos al cabo de la calle cuando se acaba de la posthistoria y del fin de las ideologías. Evacuar es una función fisiológica que genera un placer agradable aunque mal tufo. La historia de la humanidad es la historia del inodoro ese invento francés sobre el cual se han reclinado tantas epifanías a veces mortales porque Bellido Dolfos mató a Sancho I de Castilla cuando obraba detrás de una cerca. Helo, helo por do viene el infante vengador. Le dispara un venablo y ahí se quedó. a mí los recuerdos más agradables, si exceptuamos la hedentina poco agradable, me vienen estando de alivio. Para los tímidos el retrete es su refugio y una a tabla de salvación que llaman el W C (Water closet) lugar cerrado para los abstemios filosóficos. en cualquier chequeo rutinario médico lo primero que te pregunta el galeno es: ¿qué tal obra? parece ser que el estreñimiento está relacionado con la abulia, la depresión y el cáncer de colon. La coprología es todo un genero literario tan importante como el erótico donde los poetas pueden poner a contribución su ingenio so pena de ser tratados de asquerosos por la critica. en castellano lleva el portaestandarte de esta escuela relacionada con la mierda. Como dice el salmista entre heces y mocos nacemos y en la corrupción de la materia nos vamos. ¿De qué te enorgulleces tanto hombre de Dios? ¿Por qué fardas tanto con polvos liftings y afeites mujer vanidosa? tu cuerpo es un equipaje de amor para la tierra Esto es como ví yo en una aleluya del colegio caga alegre caga contento pero caga dentro. Y otra en los excusados de Oxford que ponía una marca en lo alto de la puerta del retrete "if you piss up to here you are a fireman" (si meas hasta aquí eres un superman de bombero)
CHEJOV
CHEJOV INSUPERABLE
"La
sala numero seis"
Nuestro destino no está escrito en las estrellas como
creían los clásicos. Guardan los designios particulares y generales de la
humanidad algunos libros que son más proféticos que los del VT. En sus páginas
alienta una pulsión divina a pesar de no estar registrados en la Biblia. Este
es el caso de Antón Chejov. He vuelito a releer en una noche de fiebre y de
gripe “La sala número seis” y al acabar sus menos de cien páginas al amanecer
lo he girado sobre la almohada en medio del desaliento. He visto reflejado en
sus 19 capítulos la película de mi existencia: el joven ardoroso que se iba a
comer el mundo, el aprendiz de escritor que se fue a Londres, Paris, NY, que
amaba la ciencia, el arte, la belleza y a la humanidad que confiaba en la
redención del ser humano, que vivió encastillado en su torre de marfil leyendo
libros y más libros que atesoraba desde su juventud y los tenía catalogados y
numerados en el sancta sanctorum de su biblioteca. Un hombre al tanto y al
corriente de las nuevas ideas suscritos a revistas de vanguardia que cree en la
buena fe de sus semejantes pero pronto se da cuenta de que es un mirlo blanco,
una rara avis, que tuvo amoríos apasionantes y maravillosos pero que termina
casándose con una mujer vulgar, y vive cercado de ramplonería, de zoología, de
egoísmo, de esa violencia que siempre genera la política manejada por intereses
rastreros y engañosos. ¿Quién puedo ser yo el doctor Raguin al que sus deseos
de mejorar a la condición humana le volvió un incomprendido y al final acabó
loco? ¿El sombrerero judío que perdió la razón una noche en que se le incendió
su tienda y al que maltrata el guardia de seguridad-conserje-lacayo de la
autoridad el bruto de Nilkita? ¿Soy el enfermo Gromov que vive preocupado por
el tema de la inmortalidad? O soy el usurpador: el sustituto, el trepa el que
le quita la plaza al pobre Raguin acusándole de haber perdido el juicio. Chejov
traza en estos cuadros un esquema a vuelapluma de la Rusia finisecular y decimonónica
pero su diagnóstico es valedero no sólo para aquel país sino para los hombres
de todos los tiempos y latitudes. El eximo protagonista de este librito tuvo
vocación al sacerdocio pero por mandato paterno ha de abrazar la carrera de
medicina. Creo que es el libro más biográfico del autor del “Jardín de los Cerezos”. Su padre,
diacono era chantre en una parroquia de provincias y quería que su primogénito
pudiera desempañarse en una carrera más lucrativa que la eclesiástica para
poder así contribuir a la manutención de la familia, cosa que cumplió Antón
hasta la extenuación porque para pagar los gastos de la numerosa prole escribió
tanto que murió a los 44 años. Un articulo, un cuento no pagaba la comida pero
subvenía los gastos y una obra de teatro ayudaba a alquilar la casa durante un
mes. En toda la prosa de Chejov perdura, sin embargo, esa majestuosidad, ese
tempo, rodeado de grandeza y de sencillez ( v e l i c h a ñ i e) de la liturgia
bizantina. Es como algo mágico. Sin embargo, en este libro se nos muestra como
un perfecto forense haciendo una bisección del alma humana. El eximio médico
egresado de la Facultad de Medicina de Moscú acaba como director de un
nosocomio en un rincón perdido de la Rusia profunda a más de 200 verstas de la
estación más próxima del ferrocarril, rodeado de gentes mezquinas “que se
pasaba la vida entre la baraja y las pequeñas intrigas y chismorreos, sin
interesarse por nada y arrastrando una vida llena de triviliadad… No nuestro
pobre pueblo tiene mala suerte”, exclama el autor acaso sin ser consciente de
que Rusia tiene la suerte de contar con escritores tan enormes como Chejov que
pueden hacer autocrítica de su país y que la vida en Tula resulta muy parecida
a la de Chester, Tucson, México, Rosario o Zamora y lo que hace grandes y
libres a los pueblos es esta capacidad de denuncia y de reacción. De este modo
creo que la literatura rusa recoge el testigo de la grecolatina para proyectar
problemas y tipos universales. Pero este opúsculo personalmente tuvo su
historia. Hace unos meses se lo regalé a un amigo y el otro día me lo encontré
en Riudavets desencuadernado y desfondado pero con mi nombre. Volvía a mí. Debo
de tener por casa algún ejemplar suplente. No olvidaré que este texto en una
edición de la Austral que yo había adquirido en la Casa del Libro en 1964 me
acompañó en la noche triste del Parque de San Francisco de Oviedo. Yo me venía
a casar con una moza y la pobre no se sintió con fuerzas de aguantarme- ahora
la comprendo perfectamente- y ella renunció al altar un día antes de la boda.
Dentro de las paginas guardaba una imagen de la Virgen Iverskaya, la santa
matrona de Moscú y un fotografía mía de niño rubio con mis padres en la entrega
de llaves de una casa en Segovia acompañados por el coronel Tomé. Esta
fotografía la perdía pero la imagen de la Iverskaya se dibujó en la cima de uno
de los robles del parque de San Francisco. La Virgen consoladora vino a sumarse
a mi dolor cuando había sido abandonado de todos incluso de mis padres, y
permitió que, humillado, ofendido y arruinado, pudiera regresar de nuevo a mi
hogar en Londres. Es por esto por lo que tengo esta historia de Chejov por
taumatúrgica reclamo para el humano dolor y la resurrección. Novela
redentorista en que se estudia la barbarie y la crueldad de las cárceles. .
Dijo Quevedo que toda la vida es cárcel. La vida es cárcel de la muerte. El
amor es preso del odio y las instalaciones de la institución psiquiatrita es
alegoría de ese barco prisión y manicomio. “Hay dentro del recinto del hospital
un pabellón rodeado por un bosque de arbustos y hierbas salvajes. El techo está
cubierto de orín, la chimenea medio arruinada, y las gradas de la escalera
medio podridas. Un paredón gris coronado por una carda de clavos hacia arriba
divide el pabellón del campo que produce a la vista una triste impresión…” el
pabellón de dementes es el barco que nos lleva. Acaso la vida no sea más que
una locura que nos arrastra. Por eso sufren tanto los hipersensibles, los más
conscientes pero Jesús siempre les dirá “bienaventurados los que aman”.
Hay libros que puso Dios en nuestro camino para que reconozcamos nuestra
estupidez y miseria y “La sala numero
seis” es una de ellas.
MIRADERO
CASTELLANO HEROE DE BRUNETE
fuiste ola y batahola
turma de los mares
vigía de los pechos
sobre el malecón
Detrás de tu huerto que tú cuidaste con tanto tino
Hoy se espigan las lechugas
su abandono me habla de tu ausencia
Ramiro que subiste desde la alta Castilla a este balcón miradero
Veterano de la batalla de Brunete
Rabanero peñafielero
Altas almenas
cuando hablábamos en la cuesta
Mucho te preocupaba la muerte
AL TENIENTE SILVINO PARRA EN SU LECHO DE MUERTE
A MI PADRE MORIBUNDO
Estabas, padre mío,
Tendido en aquel lecho blanco
En la sala aséptica
La muerte es silenciosa
Iban y venían las enfermeras
Te vi estremecerte en el rigor mortis
La muerte no es el final
En Gómez Ulla cuerpo de guardia
Arriaban bandera
Y no había consuelo a nuestro dolor
Toque de silencio para siempre
Y oración
En la pantalla el computador
Del marcapasos se fue a horizontal
dejaronse para siempre las horas sima y las horas valle
Adiós para siempre Adios
MOSCÚ LLEGA EL INVIERNO
El primer día de invierno abrimos cartas y diarios de clásicos rusos. Descubriremos lo que soñaron, lo que les molestó y lo que temieron, mirando los copos de nieve, las ramas desnudas de los árboles y conciudadanos bien vestidos.
Pushkin piensa en la belleza
“¿Cómo tuviste el corazón para escribirlo? ¿Cómo pudiste pensar que estaba atrapado en Nizhny por culpa de esta maldita princesa Golitsyna? ¿Conoces a esta princesa Golitsyna? Ella es una gorda como toda tu familia junta, incluyéndome a mí " (de una carta a Natalia Goncharova, 2 de diciembre de 1830)
Alexander Pushkin escribió esta carta a su esposa Natalia Goncharova el 2 de diciembre de 1830, pocos días antes de su tan esperado regreso a Moscú. Detrás - los tres meses que el escritor pasó en su finca Boldino, donde estuvo atrapado en cuarentena debido al cólera furioso, adelante - una feliz vida familiar con una niña, cuyos padres buscó el favor de tanto tiempo.
V. Hau. Retrato de N. Pushkina. Fragmento. 1843 año
En separación, la poeta le enviaba constantemente cartas llenas de amor, ternura y cuidado. Y, a veces, ironía: Pushkin de alguna manera le preguntó en broma a la novia si se había casado con otra persona durante este tiempo. Natalya Nikolaevna, quien se tomó en serio su ataque, en respuesta, acusó al novio de que aún no había ido con ella debido a Avdotya Golitsyna, a quien visitaba a veces. Goncharova, como todo el séquito de Pushkin, sabía que antes, en 1817-1820, estaba enamorado de una hermosa princesa.
Justificándose, el poeta caminó poco halagador sobre su apariencia, como si olvidara que hace unos diez años pasaba todas las tardes en el salón Princesse Nocturne, como se llamaba Golitsyn, y le dedicó ferviente poesía. Quizás ni siquiera era astuto, tratando de justificarse. En la década de 1830, muchos de los que conocieron a la princesa lamentaron que su antigua belleza la hubiera abandonado. Esta circunstancia, sin embargo, no molestó a la propia Golitsyna: las matemáticas, la filosofía y la literatura interesaron a esta dama más que las apariciones espectaculares en los bailes.
O. Kiprensky. Retrato de A. Pushkin. Fragmento. 1827 año
Pero Pushkin en diciembre de 1830, aparentemente, a menudo pensaba en la fugacidad de la belleza, tanto de otra persona como de la suya propia. Esto es lo que le escribió a su amigo, el oficial Nikolai Alekseev, ya al llegar a Moscú:
“Escribes que has envejecido, mi eternamente joven; Me gustaría mirar tu cabeza calva y tus arrugas; Probablemente, tampoco me habrías reconocido: me he llenado de patillas, me he afeitado bajo una vieira, me he calmado, flácido, pero eso no es nada, ¡he conspirado, alma mía, conspirado y me casaré! y sin duda le haré saber lo que es una vida matrimonial " (de una carta a Nikolai Alekseev, 26 de diciembre de 1830)
Gogol espera la primavera
“¡Si supieras lo dolorosa que es mi existencia aquí, en mi país! Espero y no puedo esperar a la primavera y el momento de ir a mi Roma, a mi paraíso, donde volveré a sentir frescor y fuerza refrescándose aquí ” (de una carta a Mikhail Maksimovich, 10 de enero de 1840)
El destinatario de esta triste carta es un filólogo, historiador, poeta, rector de la Universidad Imperial de Kiev Mikhail Maksimovich, con quien Nikolai Vasilyevich mantuvo correspondencia. Desde Italia, donde Gogol prefería pasar su tiempo, en el invierno de 1839/1840 llegó a Rusia por negocios. Necesitaba arreglar el destino de las hermanas Anna y Elizabeth: se acababan de graduar del Instituto Patriótico en San Petersburgo y no sabían qué hacer a continuación. El hermano cariñoso decidió trasladarlos a Moscú.
Día y noche anhelaba Roma y soñaba con volver allí lo antes posible, imaginando, en lugar del Moscú invernal, los paisajes de la ciudad eterna bañada por el sol. La expectativa de una nueva reunión se vio alentada por la comida italiana: el propio Gogol preparó perfectamente la pasta y exigió lo mismo a los chefs de todos sus amigos.
F. Moller. Retrato de N. Gogol. Fragmento. 1841 año
Entre aquellos cuya cocina fue influenciada por Gogol se encontraba Pavel Nashchokin, un filántropo que desperdiciaba sin pensar su enorme fortuna, uno de los principales excéntricos de Moscú. Se cree que fue él quien se convirtió en el prototipo del terrateniente derrochador Khlobuev de Almas muertas de Gogol. Especialmente para las visitas del escritor, Nashchokin a menudo ordenaba a su chef que pidiera ravioles, un plato tradicional italiano similar a las albóndigas, con relleno de carne, queso o verduras.
“… En cuanto a mí y mis hermanas, ciertamente lo estaré. Solo la petición es la misma vieja y vieja: por el amor de Dios no se alimente. Enrolle los ravioles y llénelos, de modo que por la tarde tengamos al menos algo así como de dos patas " (de una carta a Pavel Nashchokin, segunda quincena de diciembre de 1839)
Maria Ivanovna, "querida mamá", recibía regularmente mensajes de su hijo. En uno de ellos, Nikolai Gogol la invitó a visitar Moscú con la confianza de que podría alegrar el tiempo de su estadía en esta ciudad.
"... Estoy seguro de que vendrás a Moscú con nosotros, mientras la carretera de invierno todavía está allí y todavía puedes hacer el camino de aquí y de regreso fácilmente" (de una carta a Maria Gogol-Yanovskaya, 25 de diciembre de 1840)
El escritor le ruega que de alguna manera obtenga el dinero para el boleto; él mismo, por desgracia, aún no puede ayudar con nada, pero tratará de encontrar dinero para ella en el camino de regreso. Confieso que me gustaría que vieras Moscú. Te divertiría, mientras que el movimiento y el movimiento te revivirían ”, escribe.
"Todavía no me he recuperado del todo, estoy cansado y no puedo seguir con mis asuntos como me gustaría, y lo más importante, me he encontrado con muchos obstáculos inesperados e imprevistos" (de una carta a Maria Gogol-Yanovskaya, 29 de diciembre de 1841)
Después de terminar su negocio en Moscú, Gogol regresó a Italia. Y en septiembre de 1841 regresó nuevamente, con el manuscrito del primer volumen de Dead Souls, listo para ser entregado a los impresores. Pero la visita se prolongó: estas son las circunstancias imprevistas sobre las que Gogol le escribe a su madre. "Dead Souls" comenzó a publicarse en la imprenta de la Universidad de Moscú incluso antes de que se recibiera el permiso, con la confianza de que así sería. Pero categóricamente no querían publicar el libro, no estaba censurado.
Para sortear la prohibición, Gogol tuvo que usar todas sus conexiones y recurrir a sus amigos más influyentes. Entre ellos se encontraban el editor Vladimir Odoevsky, el editor en jefe de la revista Sovremennik Pyotr Pletnev y otros. En 1842, el libro se publicó con el título "Las aventuras de Chichikov, o las almas muertas, un poema de N. Gogol" y sin uno de los capítulos.
Turgenev piensa en los cachorros
"Estoy solo en mi habitación; ya es muy tarde; la luna brilla maravillosamente; el brillo de la nieve se suaviza, casi acariciando el ojo. Diana está conmigo; engordó mucho y, si Dios quiere, en menos de un mes dará a luz cachorros parecidos a ella, porque la encontré aquí un señor que se parece exactamente a ella y es conocido por sus talentos " (de una carta a Pauline Viardot, diciembre de 1850)
De manera conmovedora, Ivan Turgenev le contó a su amiga de toda la vida Pauline Viardot sobre su amado perro de caza, al que adoraba. Un poco más tarde, informó sobre siete cachorros. La escritora habló con ternura y orgullo de la ferocidad con la que una joven madre protege a los pequeños: "Tiene unos ojos terribles ... Salvo yo, nadie se atreve ni a acercarse a ella".
I. Repin. Retrato de I. Turgenev. Fragmento. 1874 año
En general, en el invierno de 1850, se sintió en ascenso. Su obra "The Bachelor" se representó con éxito en dos teatros a la vez: el teatro Alexandria en San Petersburgo y el teatro Maly en Moscú. En este último, uno de los papeles fue interpretado por el gran Mikhail Schepkin, del que Turgenev estaba encantado.
“No te escribí ni el sábado ni el domingo; me sentí lento, por no decir estúpido. Hoy mi obra se repite, aquí se realizan representaciones dramáticas solo tres veces por semana. Espero dar un paseo hoy; el clima está bien. Los cachorros de Diana finalmente abrieron los ojos; son muy divertidos, muy lindos y muy sanos " (de una carta a Pauline Viardot, enero de 1851)
La alegría de un invierno feliz pronto se vio ensombrecida por la enfermedad y la mala salud: el escritor tuvo un "catarro con una fiebre bastante fuerte", que lo obligó a dormir durante cuatro días. Esto impidió su partida a San Petersburgo.
Tolstoi va a soportar
En el invierno de 1857, Lev Nikolaevich estaba insoportablemente aburrido: definitivamente no estaba satisfecho con la sociedad de Moscú, de lo que se quejó con el escritor Vasily Botkin, con quien mantuvo correspondencia. La carta fue escrita antes del primer viaje de Tolstoi al extranjero, planeaba ir a París.
“Viví aquí y viviré estos ocho días no muy bien, de alguna manera distraídamente en contra de mi voluntad. Yo voy aquí a la luz, a las bolas; y sería divertido si los inteligentes no me superaran. Gente agradable y mujeres están sentadas en la misma habitación, pero no hay forma de llegar a ellas, porque los inteligentes o inteligentes te agarran por el botón y te dicen algo. Una salvación para bailar, que comencé a hacer, por extraño que te parezca " (de una carta a Vasily Botkin, 20 de enero de 1857)
I. Repin. Retrato de León Tolstoi. Fragmento. 1887 año
Y esta entrada hizo Lev Nikolaevich Tolstoi en su diario el 25 de diciembre de 1858: “Vine a Moscú con niños. El reinicio falló. Se necesita dinero en todas partes. Fui a cazar un oso, 21 maté a uno; 22 me mordió. Derrochó dinero ".
Su amigo cercano Afanasy Fet le contó sobre el cazador Stepan Gromek, un hombre que no sabía qué era el miedo. Tolstoi se interesó, pidió presentárselo y luego pidió ir a cazar con él. El valiente conde anunció que quiere ir al oso.
La caza, debido a la cual tuvieron que conducir desde Moscú a la ciudad de Vyshny Volochek, casi terminó en tragedia: el oso, herido por Lev Nikolaevich, se enfureció y atacó al culpable de sus problemas. Uno de los miembros del grupo, el cazador Ostashkov, ahuyentó a la bestia. Y el escritor tiene dos pequeñas cicatrices en la frente en recuerdo de esto. Habló de este caso en el cuento infantil "La caza es más grande que la servidumbre" .
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