





















































CICERÓN
Es la memoria de aquellos folletos en cuadernillo, difundidos por una editorial heroica, de las clases de latín con don Valeriano, aquel capellán pobre de las clarisas, que acudía miercoles y viernes con su raida sotana y su dulleta con lamparones, que guardé en la cochiquera de mi casa de Segovia y me lo comieron lo ratones.
Recuerdo tardes de estudio, parapetado detrás de lasd pagínas del Raimundo de Miguel, voluminoso diccionario latino que abultaba más que yo, enfrascado en las catilinarias del Lelius seu de amicitia.
Promulgaba la filosofía estoica de Catón y los estoicos un lenguaje que no entendía yo a los once años.
Un mundo sin estrenar se abría
delante de mí. El tribuno de la plebe me enseñó a cabrearme con sus quosque tándem, y a pegar el taconazo.
Contra los que abusan de nuestra paciencia.
Lo malo es que los libros dan hambre y sueño, están crispados de pasión y no ayudan
a adelgazar. Pasé toda una vida al pie de ellos.
Cicerón fue un deseo de inmortalidad, un maestro de la moral natural que no creía en los dioses falsos. Tal vez haya que volver a él.
Hablaba de la caritas y de la pietas, pero ambas virtudes no encuentran parangón en el libro de rezos cristiano. Son otra cosa.
La pietas es el sentido del deber y tambien compasión y devoción a los dioses.
La charitas era para los romanos sinónimo de sabiduría que era lo que ellos más estimaban.
El tercer concepto filantrópico, heredado de los griegos, es el de inmanitas igual que barbarie falta de humanidad ferocidad. ¿Trump, Zelenski. los señores de la guerra?
Son
conceptos que explaya en su brillante tratado sobre la amistad inspirado por
Lelio su amigo de la infancia.
Toda la obra de este gran tribuno que tenía un grano en la nariz es una exaltación de la elocuencia. Sin retórica, sin literatura no se puede vivir.
El ser humano sin la oratoria retorna a la animalidad.
Míralos: viven
como gochos puede decir desde su estrado de orador filosófico.
Este es un estado de gracia y a la
vez un riesgo. Por eso a mi modo de ver su obra cumbre no son las catilinarias sino el Libro de los Oficios.
Para mí como para otros muchos latinistas el maestro Cicerón fue el que nos
inició el arduo camino de
¿Morbo? Cupiditas sapiendi (deseo de saber; no quieras entenderlo todo y controlarlo todo porque ese afán allega angustia y sensación de impotencia) malos pasos, un abrazo eterno con la pobreza y con la cárcel a veces.
Marco Tulio Cicerón murió asesinado. Verdugos a sueldo de Marco Antonio le cortaron la cabeza en Gaeta. Tenía 66 años.
Pereció victima de los bandos e intrigas
políticas de
San Jerónimo copia el estilo grandilocuente del Libro de los Oficios.
Cicerón está presente en la obra de san Agustín del que extrae las conclusiones del mundo platónico, así como la indiferencia ante el dolor, la enfermedad, la alegría y el gozo de los escépticos. Un repaso a sus libros tan estudiados traducidos y catalogados a lo largo de los siglos sería un buen analgésico para calmar las angustias de la hora presente.
De eso es lo que se trata cuando
hablamos de Humanismo.
YO RETRATÉ A ESTE CENTINELA DE LAS PATILLAS Y LOS BIGOTES QUE GUARDABA LA PUERTA DE LA CASA DEL PREMIER HEATH
- ¿LE PUEDO RETRATAR, SIR?
- SÍ PERO CON TAL DE QUE NO ME SAQUES CON LOS PANTALONES BAJADOS
TÍPICO Y DISTENDIDO GESTO DE HUMOR INGLÉS
YO AMABA AQUELLA INGLATERRA QUE ME PARECE QUE TIENE QUE VER POCO CON ÉSTA QUE LLAMAN REINO UNIDO
VERACTUNG. DESPRECIO. ASCO
Fago la vía del Calatreveño siguiendo los pasos del Marqués de Santillana camino de Murcia, encomendero, templarios, freires, reitres, mi cruz vale lo que tu espada, tío, y no me encuentro serranas que te hagan un favor, como al pinta de don Iñigo López de Mendoza que debía de ser fino con las mujeres. Tan fino como el agua de Loyola en cuyo castillo se crió.
Sí altos campanarios son los que salen a mi encuentro por la vega del segura. A un lado y otro del camino mogotes y cerros; por las camberas algún majuelo que produce la uva más ardiente del país: el vino de Jumilla. Las iglesias de Despeñaperros para abajo parecen cúspides, señeros alminares de devoción y en torno a ellos se apiñan los pueblos grandes. Hemos dejado atrás los minifundios y los templos románicos de Castilla, la Vetusta, de techumbres chaparras. Nos adentramos en el latifundio de la Mancha. Ancha es Castilla la Nueva
- ¿Delibes?- decía usted.
- Hizo una buena novela El Camino. En ella se refleja la infancia que muchos conocimos, en aquellos valles cerrados, aquellos somos abiertos, donde el personal no se quería mucho. Envidia. Morbo visigótico. El cura, el secretario, el maestro. Los caciques y en esta novela que me recuerda mucho mi Seminario Vacío por más que yo no hubiera leído mucho a Delibes hay un maestro escuela que rapta a una solterona. El libro tiene buenas caídas pero los niños no hablan como niños sino como filósofos de la antigüedad. En el resto de la obra yo creo que imposta algo la voz. “La sombra del ciprés” es un libro muy mediocre. “Cinco horas con Mario” algo confusa. Delibes siempre escribía de lo que sus lectores querían escuchar. Su público era algo pequeño burgués. Es la sociedad que progresó con Franco. El 600. El piso. Los hijos de aquellos franquistas se hicieron con el Santo Advenimiento del 75 socialistas, materialistas, una segunda vivienda en el campo. Se fueron de caza y se olvidaron de los ideales. Gente poltrona, acomodaticia, siempre con el poder. Tuvo suerte, sin embargo, fue profeta en su tierra, un galardón que el mundo da de lauro a los mediocres.
- ¿Se refiere a empezar el cocido antes de las doce? Tenía buen oído para recoger el habla de aquellos palurdos aunque algunos giros y vocablos los desenterró del diccionario.
- Por el valle mío acostarse con una moza sin paso previo por la vicaría era encentar la hogaza sin la navaja de padre.
- ¿Y qué tachas le pone al vallisoletano?
- Que tenía esa zorrería de los castellanos y así se convirtió en autor áulico, del régimen. Como estilista es superado por Cela e ideológicamente no descubre la pólvora. No hay que buscar grandes conceptos en sus libros. Quevedo, Cervantes, Góngora, Tirso, Clarín, sorprenden en cada página. En Delibes todo es un deja vu. Era un hombre prevenido, escribía novelas como el concursante a cátedras que se presenta a unas oposiciones. Sólo se proponía decir cosas de buen tono, nunca suelta burradas y esta Castilla de caricatos y medio pensionistas necesita una buena provocación. Que los zarandeen. Que les digan a sus jodios morros que es usted un jodío bolo.
- Ya sé por donde vas, Verumtamen. A Joaquín Díaz.
- Sí la obra del Hidalgo de Urueña, el genial musicólogo, el etnólogo, supera a la del propio don Miguel, dicho sea con todos mis respetos. Es una labor gigantesca del idioma castellano que es todo él musical. Y también como eminente escritor. Joaquín Díaz está pidiendo a voces que le den el Príncipe de Asturias. Es un genio. Delibes sólo un ingenio. ¿Qué quiere que le diga?
- No se lo darán. Fue el adaptador de algunos aires que bailaban los coros y danzas en el Bernabeu. Lo tacharán de franquista
- Pero qué dices Quosquetandem. Joaquín, ¿fascista? Fue uno de nuestros mitos, de nuestra revolución del 68. Los comuneros de aquella hora entendemos y silbamos sus cantares. Resucitó todo el folklore sefardí y los de la guerra civil como el canto de “Gandesa” Si me quieres escribir. Cuando voy en el coche conduciendo, la canción de los republicanos y con sus notas lavo mi alma, me curo tristezas. Al Hidalgo de Urueña, de ser francés, lo tendrían en un altar, pero como es español y de los más cabales anda un poco orillado. Vive en un caserón de los pueblos castellanos con más personalidad y mejor paisaje: Urueña. La Oronia romana.
- Si me quieres escribir ya sabes mi paradero… en el frente de Gandesa primera linea de fuego… y si quieres comer ben para morir en buena forma en Gandesa hay una fonda… a la entrada de esa fonda hay un moro mohamé que te dice pasa, pasa, ¿que quieres para comer? De primer plato que te dan son granadas rompedoras… etc.
- Y el “noi de la mare”, “auska biascan”, “a un cobolito”. En su repertorio campea un repertorio formidable de la canción catalana, la gallega, la vasca. Y en especial los cantos de rueda, las melodías infantiles. Joaquín Díaz es un genio que Castilla no se merece.
- Venga sigue, Verumtamen, no te sulfures, déjalo estar. Dentro de nada estaremos en Murcia. Vamos peregrinos a besar la cruz de Caravaca. Que falta nos hace. A ver si Dios se apiada.
- Verachtum. Desprecio… sheisha. Mierda.
- No jures en hebreo
- Estoy blasfemando en alemán, tú. Me enoja la desidia. La haronía y la ignorancia de este país, la mala leche, el odio pazguato de tanto sansirolé al husmo de la sopa boba. Paniaguados son. La cultura y el arte andan por los suelos gracias a ellos.
- La culpa la tiene ZP.
- Zapatero y muchos más
18/10/2011
Continuará POR LA VIA DEL CALATRAVEÑO