NOYI GRAN CAFÉ
Fuimos al
Noyi gran café y todos teníamos vocación de funcionarios que no funciona y no
me amargues la sangre. En la barra de aquel club se le consentían todas las
torpezas. Estaba el hombre ancora del tupe y dos mesas más adentros el general
de caballería reportase muchacho era algo rubiales. Dios mío mucho me costó
salir del laberinto. Tropa variopinta que arrejuntaba a todos los lebreles del
periodismo. Pit el meritorio y mozo de espuelas Emilio Pérez plumero al que se
le veían las plumas del gallo. Las tragedias de entonces se transformaban en
comedias vistas al desgaire al cabo de tanto tiempo y luego estaba Cleofás linares el personaje en efigie
del medallón y otra numerosa tropa no
sé a que habéis venido a rejuntaros todos a una. Ya digo que don barrujo era la
presencia del gallo pero todas esas cosas ocurrieron hace ya bastante tiempo.
Abasalón ah salón guardia de seguridad
el que decía con un sostenella y no enmendalla:
-
Lo importante es un trabajito
seguro aunque cries más cuernos que un erizo.
-
No va mas
-
Pues claro si pareces medio
tonto
Aquel lugar
era un Venta de Baños de las musas trasnochadas. Inasequibles al desaliento
escribían muchos de ellos todavía cuando los bestsellers estaban dados con toda
seguridad. La cultura de la fotocopia había prendido pero muchos no habían
aprendido.
¿Qué haces tú? ¿Estudias o trabajas?
-
¿Yo? Hago fotocopias
-
Hoy estas muy contento. Mira no
se te suba el vino
Ofiuj era
algo anticervantista y además con toda la razón pues en aquel pais Cervantes
era una excusa para leer muy poco y hablar de referencias. Absalón absalón
guardia de seguridad con su pistolón al cinco calibre 38 y toda una canana.
Negro zaina como aquel violador que se conoció años más tarde y doña estregas
la del faraute era una policía laica y un tanto monosabica. Simon tuvo un tío
cura que creía en el nuevo dios cibernético que decía que era lo opuesto a
Adonai señor de la luz puesto que el trabajaba las tinieblas y por allí también
asomaban la gaita dos espías del mofad que se llamaban guisantal y blumenthal
pero no habían nombrado al señor de las tinieblas puesto que carecía de
jerarquía y de categoría. Decían que un tal Nicasio Guteboren era un maestro
suyo y este también estaba en el cristus de ciertos tanteos secretos. Solía
decir rizando el rizo de la ironía la verdad es que la verdad no nos interesa
ni poco ni mucho. Adepto AGAPITO al
nazrinato era algo casto y gorrón. Pero luego vendría Gustavo Schiksal cuyas
comparecencias eran no menos misteriosas. Fumaba en una pipa de espuma de mar
mientras los espectros actuaban cerca del espejo. Locomotrar Gol atronaba
nuestras noches y daban ganas de emborracharse con vino perronero. Gol en
menzizoirra. Estaba solo y era pequeño. Los comicios los habría de ganar un
perdedor. Avanzamos hacia los machos cabrios vía los sacerdotes de odiuj y allí
les ocurría a aquellos señores escritores peninsulares un poco lo que la burra
del gitano que sabía hablar pero no sabía pronunciar y ellos sabían escribir
pero no podían publicar y ahí estaban la maula chiquitos. Todos portaban sangre
en honor del macho cabrío y ofrendaban holocausto a molón. Decían:
El alzamiento cibernético nos traerá la
ruina pero no nos preocupemos
No hay nada que hacer ni nada que
preocuparse
En esas
estábamos cuando llegó Jorge el que se que rompió la tripa. Tenía cara. La
cuesta del armust donde estaban todas las putas fue su salvación. Habían
profanado la tumba del Cid y todos al
duerno pero se decían a por fia lo de soriano soy yo. El café con leche y la
tostada en la víciense:
-
te estas poniendo muy gordo
-
Es que yo soy de clase
Con el
alzamiento cibernético no se podían porque allí estaban los flautistas de
Amelia todas las mañanas. El valle del apéralos et la taberna de la
crucifixión. Todas aquellas eran sus compartes. Tiró el adoquín contra el
escaparate y san miguel in vinculis pero yo me extasiaba ante la grandeza
helada de los paisajes rusos.
Tomase un par
de ginebras y la cabeza le estallaba con la visión de los personajes noticia.
Vio la capitulación de Japón y la entrega de la espada por el emperador hiro
hito. Potsdam. El problema judío. Todos los absurdos y malas formaciones del hombre y de su
conducta alcanzan los titulares. Sentí entonces que yo era huérfano de algo.
Que había cuadriculas en mi particular historia que no cuadraban del todo pero
estaba en el Noyi gran Café haciendo la agachadiza o haciéndome el tonto o
huyendo de mí mismo pechando contra la manipulación y la mentira ambiente
metiendo para el cuerpo cántaras de vino. Los niños huérfanos quedaban en Port
Bou donde se suicidó Walter Benjamín. La historia fue una pesadilla.
-Echa una nueva combinación, Fonzo.
-Ahora mismo pues no faltaría más.
-Y mira no te me descarrilles.
-No, señor
Pasó el
pincerna con su chaquetilla corta, blanca y muy limpia (en el Noyi los
camareros daban la sensación de estar militarizados o de haber sido muchos de
ellos furrieles de mayorías con el pelo para atrás) y su desfile recordaba un
poco una danza de bacantes pero en masculino. Nicasio algo caído de hombros y
con pinta de dolerle el estomago era un alcarreño con los ojos de perdiz que no
se perdía una detrás de las gafas. Todo un contraste con flavo algo barrigudo y
jocundo o el señor Sigüenza que no era el Señor Sigüenza en realidad de verdad
sino una auténtico fantasma. Todos exhibían un rostro de cierta amabilidad por
más que la procesión fuese por dentro.
-
¿Qué le pasa al señor?
-
Que me pierdo en océanos y
baraúndas de letra muerta
-
Pues contra esos males le
recomendaría yo algo de güisqui con sifón.
Había uno con
la mirada parda que le auscultaba con cierta mala uva. Se llamaba Venancio y
era de su quinta. En haber nacido en el mismo año ahí paraban todas sus
coincidencias. Una necia no dejaba de fumar y otra verrionda incansable en la
cama miraba para Eusebio el bien
portado. Era un poco magiquita. ¡Qué desaprovechamiento de hombre. Sus viajes
etílicos le llevaban hasta Samarcanda y no tenía que tomar el avión. Bastaba con sentarse ante un
velador, entornar los ojos y dejar volar su fantasía por la arcatifa de las mil
y una noches que conducen al pais de las huríes, la región del irás y no
volverás. Se mueven bien esos camareros. Son buena tropa. Parecen una columna
de relevo o un ballet que sincroniza su danza con la bandeja al hombro. Venimos
de un mundo de toros y cañas. Lo nuestro eran los coros y danzas. Se nos daba
mal la filosofía. O profesar esta rama de la ciencia ya de viejos por aquello
de primum vivere deinde philosphare.
Se puso a
escribir y le salió el siguiente párrafo:
Y era don antolín de la cerda
según va dichosa persona más eminente de todo el grupo. Siete pies de estatura
consolidaban su humanidad por lo que no había para él casullas ni dalmaticas,
capas pluviales ni cíngulos. Todos los ornamentos le quedaban chicos. El
canónigo estaba hecho todo un brazo de mar. Y era un orador a la vieja usanza.
Su rival en la corte de enrique IV se llamaba don Beltrán de la cueva
El
parrafote la novela que estaba escribiendo y siempre estaba escribiendo una
novela le aburría algo porque sabía de antemano que aquel texto sobre los
bandos de castilla reflejado en la personalidad de un deán insólito e indómito
del cabildo de Segovia un eclesiástico que calzaba espuelas y tenía las armas
contra el moro y que a un marroquí había partido en dos durante la batalla tenía
francamente escasas posibilidades de comercializarse. Por lo que prefirió
seguir bebiendo.
-
¿Otro traguito, Isidoro?
-
Hace
Se acabaron
las guerras de religión o mejor chico terminaba allí el concepto de visión
cristiana del mundo dándose fin a todo un planteamiento cosmogónico. Y la
actualidad desarrollaba sus acontecimientos para hacer a Cristo culpable de dos
milenios de falsedad según sus detractores que se afanaban por concluir el
mandato de los popes mientras crecía la herrumbre en las tapias de los monasterios
vacíos y la parietaria se apoderaba de los claustro el polvo y los trastos
llenaban las salas capitulares. Las fuerzas oscuras habían concertado todo un
programa de acción y eran tenazas mientras los creyentes se acoquinaban ante la
situación. Las ermitas eran regaladas por cuatro gordas y en las rectorales
irrumpían los squatters. Había parroquias con el cartel de “se vende” en sus
fachadas y eran un buen bocado para las inmobiliarias.
Sobre España
volvía a proyectarse la sombra de la nariz ganchuda de Mendizábal. We want to get you and your riches.
-
But you ought to go softly softly.
Le salían los
pensamientos en inglés. Su conciencia era un cajón de sastre dominada por la
sombra del deicidio y la confusión de babel. Había llegado la época del comprar
y del vender. Claro que a los obispos no les faltaban fincas ni propiedades.
Estaban montados en el dolor y formaban parte de una jerarquía entreguista
donde lo importante a lo largo de la historia no había sido Jesús sino el
poder. Isidoro pensaba que el alto clero y aun el bajo era el responsable de
aquel estado de cosas tan salidas de madre. No quiero pensar. Me perdo en el
laberinto de mis propias ideas. Isidoro ese ser confuso tenía una buenísima
voluntad pero como siempre solía tomar el rábano por las hojas sus relaciones
con los demás se mostraban del todo endeble. Minerva que le conocía bien en
cierta ocasión le hizo una rfadiografía de su cuadro anímico y se lo dijo en
inglés:
-You dont get on
with people
-
Vaya por dios.
Minerva para
que nos entendamos no era la diosa que se acostó con Kynos cuerpo de hombre y
cara de perro sino su primera mujer. Acbaframos. Minerva no se acostó con un
perro como la diosa bestialista o como Pasife que se dejó montar por un eral de
Guisando. Nada de eso. Minervita was quite prudish. Algo
sentimental y victoriana. Tocaba el piano en los largos atardeceres del junio
londinense cuando el sol se resiste a irse a la cama y es todavía día sereno
cuando tocaban las campanillas de los pubs y veía a su pobre esposo mantecoso
llegar a casa hablando con las farolas que aun no estaban encendidas. ¿Por qué
bebes maridito? Porque no tengo seguridad en mí mismo.
Y esa seguridad te la da la copa?
-Solo de momento
Isidoro amaba
tiernamente a Minerva pero los dos fueron amantes desdichados. Se reitió la
historia de Piramo y Tisbe. Allende del amor tenían poco en común. Duelos
tenemos. Más se perdió en Cuba y vinieron cantando. Alahé. Alehé. Por mi fe. La
labrandera de los sueños empezó a empinar el codo y he aquí todo nuestro gozo
en un pozo. Minerva se quedaba largas horas en el alfeizar de la ventana viendo
pasar la gente y no pasaba nadie. Cuando llovía caía monotona de los aleros de
la catdedral gótica. La suerte no quiso arrimar el hombro. El destino se les
puso de manos y los dos amantes hubieron de hacer partija y cada uno con su
lado