2024-11-11

NO ME VOY A CALLAR | TRAGEDIA EN ESPAÑA (VALENCIA)UNA GUAPA Y BUENA PROFESIONAL PERIODISTA QUE NOS QUIERE A LOS ESPAÑOLES

SAN MARTIN PATRON DE EUROPA ORA PRO NOBIS

 





HOY SAN MARTIN BENDITO EN MEMBIBRE DE LA HOZ RECUERDO UNA HISTORIA JOCOSA UN CUENTO DE ANIMAS

 

 

 

SAN MARTÍN

Llegado san Martín entraba el invierno por la portada con los primeros cierzos otoñales; las ovejas del redil regresaban a la tenada y por las hoces del río de Membibre se sentían las esquilas de la punta de vacas toriondas que había llevado mi tío Felipe a la parada, y el macho renco de Ursino subía solemne hacia los recuestos del camposanto tras la iglesia con su ábside románico, las artolas atestadas de cangrejos; los cuévanos aun olían a la uva recién pisada dentro de los lagares de la vendimia. Había que ir a besar al santo.

Acto seguido, mudarse para la fiesta. El 10 de noviembre tocaban a vísperas y se acercaban por la nava los dulzaineros de Peñafiel, alguna vez los titiriteros de Pecharromán pero, indefectiblemente, no faltaban a la cita Cástulo y Manahén los tíos del bote. Se jugaba mucho dinero a la hora del baile y allí estaban los dos colegas a mitad de la plaza Franco, en torno a una mesa verde que alumbraba un candil. Enzarzando combinaciones de dados y póquer. De vez en cuando se escapaba alguna palabrota.

        —Arriba la banca.

         —Ya se me han jodido veinte duros, chiquitos. No juego más, Bigotes. Que me das el cenizo.

Y el perdedor se iba bufando entre las parejas que bailaban al son de la gaita y tambor y los chavales que lanzaban bengalas. La pareja de la Benemérita mosquetón en ristre y escarcela a la espalda seguía a distancia las evoluciones del juego, los arrumacos de los novios (que corra el aire) y los desplantes a veces no tan fraternales entre los mozos del pueblo y los forasteros.

A los de Vegafría les gustaban las chicas de Membibre y a éstos últimos al revés, lo cual que por las fiestas con el ardor del vino no faltaban las broncas.

Nunca se me olvidarán aquellos tíos del bote. Uno era alto, híspido, el pelo en escarpia como el palo una escoba; llevaba un mandil de menestral y peinaba dos enormes bigotes de alabardero; el otro era pequeño gordo y cachazudo.

La abuela hacía un extraordinario y comíamos asado, para postre castañas o requesón, los años buenos melocotón en almíbar.

En el retablo de la iglesia había un sanmartín muy guapo, montado a caballo y vestido de legionario romano, con sus caligas, el penacho de plumas de avestruz la galea (a mi primo el Aurelio le llamaban la atención las carrilleras de aquella imagen y el gesto desprendido); y a sus pies un pobre desnudo, al cual el santo entregaba su túnica, después de haberla escindido en dos con su espada. Una buena tapa todo lo tapa. Aquel centurión de la Legio Victrix colgó la galea y la lanza, se apeó del caballo como Saulo y, recorriendo los caminos de Cristo, predicó su fe por toda la Galia. Le hicieron obispo de Tours y fue durante muchos siglos el símbolo de Europa, generosa y despendida, que daba pan y cobijo a los pobres. Tratando así con el ejemplo de demostrar que la caridad cristiana todo lo puede.

Si alguien te pide (dijo N. Señor) que le acompañes un kilómetro vete con él  una milla y si te pide la túnica entrégale la capa y el gorro.

Todo el afán de este soldado húngaro fue vestir al desnudo, dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Europa quiso ser entonces símbolo de tierra de acogida. El que ama nunca se equivoca aunque se exceda. Una personalidad misteriosa fue san Martín, santo muy humano hasta el punto de que solo en Francia hay más de quinientas villas y aldeas bajo su advocación. En España son muchísimos los templos a él dedicados. No menos impresionante fue el culto a sus reliquias.

Una buena capa todo lo tapa, incluso nuestras miserias ocultas. Y cobardías, nuestros renuncios. Igualmente y del mismo modo, en Alemania el 11 de noviembre se festeja el Heilige Martinus Tag con juegos de bolos; los bávaros se hinchan a tajadas de ganso trasegadas con cerveza. Hay partidas de pelota, charadas, procesiones y martingalas.

En Francia por san Martín se pagaban todas las deudas y en Inglaterra se ajustaba a la servidumbre de la casa del squire.

Es un santo a la vez románico y germánico al que los cronistas eclesiásticos relacionan con Prisciliano al que trató de salvar de la hoguera. No existen herejías para el que ama de buena fe a sus semejantes por lo visto y está dispuesto a dar la vida por su hermano.

El culto a san Martín que irradia desde las Islas Británicas hasta Compostela, desde el Báltico hasta Sicilia, constituye uno de esos maravillosos misterios de la fe católica en que el evangelio se funde, se confunde, y se trasfunde con la mitología, los dioses oscuros y las divinidades sincretistas. Este culto se encuentra relacionado con las peregrinaciones jacobeas, la hospitalidad y el vagabundaje, cuando el alma echa andar en busca de su criador. Y es el complemento, la otra cara más amable de la moneda, al culto miguelino, que patrocinaban los señores de la guerra.

Su luz resplandece como una vela votiva en el mes de difuntos, cuando bajábamos a las comedias que echaban en Sacramenia o nos reuníamos en el cocedero de la Tía Caya la tarde del hilandón para asar castañas, darle un par de besos al porrón y contar historias de duendes y aparecidos.

Tiempo de estantiguas y de ánimas al menguar los días y crecer las noches. Caminar de día que la noche es mía. Tan, tan, quien es.  Soy yo. Hijo, quien será a estas horas. ¿Quién se comió la asadura dura que había en mi sepultura? Aquellas voces eran mucho más inquietantes que una película de miedo.

Pero los chascarrillos que más prestaban eran las andanzas chistosas de alguno del pueblo como la de aquel hijo adolescente del zapatero de Tejares que se murió el año el hambre y los de su cuadrilla quisieron dar un susto a sus padres la noche de Santo Martino.

Urdieron, espabilados por la hambruna, una trama para que la voz del difunto sonase por el husillo del cocedero. Y, cuando el zapatero y su esposa rezaban el rosario, calentándose cabe los morillos, se oyeron golpes encima y una voz cavernosa que decía:

               Tan tan.

               ¿Quién va?

               Madre, soy yo. Crescentino.

               Ay hijo ¿pero no te habías y muerto y hubimoste dado ya cristiana sepultura?

               Sí, madre, pero ya ve; estoy en el cielo con los ángeles y los arcángeles. Pues hoy san Pedro nos ha dado a los de este pueblo pase de pernocta para bajar a ver a los amigos.

               ¿Te salvaste? ¿No estás condenado? Pues ¡qué bien cuanto me alegra! ahí en eso, rodeado de bienaventurados, ya ni sientes ni padeces

               Salvé, madre, salvé. Lo que pasa es que en el cielo también pasamos mucha hambre. Y a eso vengo. ¿Queda en el arca algo de matanza? Si usted pudiera meter un poco de chorizo, un torreznillo. Compango o algún bodigo y colocarlos en el caldero ahí en eso, nosotros nos lo subíamos a escape y que se lo paguen las Ánimas Benditas.

               Hijo, como no, ¡pues qué hacer!

La mujer el zapatero les preparó una buena merienda y los “difuntos” se la llevaron enseguida,  los jamones salían volando por los tejados.

Las visitas se sucedieron otras tantas noches, cuantas duró el novenario de san Martín. Los de la cuadrilla del recién fallecido se comunicaban a través de las paredes. El tío zapatero sentía ganas enormes de ver a su hijo en carne mortal y no por poderes, aun a sabiendas de que ya sólo era un espíritu puro.

En la última “visita” se atrevió a preguntarle:

—Hijo, querido, Crescentinillo del alma, ya sabemos que estás en la gloria, pero nos gustaría a tu madre y a mí verte en imagen. ¿No nos podías mandar un retrato desde ahí en eso? No sabemos si estas gordo, o estas flaco…

 —Ahora mismo, madre, si así lo deseas—dijo el amigo de Crescente, el que se había zampado los chorizos y morcillas de la matanza de los padres del difunto—Ahí va mi foto

Enseguida, el intrépido  joven se baja los pantalones y se sienta de culo  sobre el hueco de la chimenea. Los dos viejos quedaron atónitos, al mirar para arriba

        —Ay hijo, ¡qué cara tan hinchada, que ojo tan profundo, se conoce que comes a dos carrillos!

Aquellos filandones entre risas carcajadas y semblanzas juegos de manos jácaras cantes y bailes o historias de almas en pena y aparecidos lo pasábamos a lo grande. No había tele y el único aparato radio del pueblo estaba en casa del médico, o del señor cura, lo que era un acicate para desarrollar la  imaginación. Cabía  buscarse la vida. Ello daba pábulo la literatura oral.

Unos chiquejos se tenían la tea sobre las baldosas del estragal, otros pasaban el rato con el adivina quien te dio, las mozas jugaban al pañuelo o a esconder el polvorón…

De aquellas veladas al amor de la lumbre del cocedero de la Tía Caya por San Martín, albergo la impresión de que surgieron grandes narradores en Membibre de la Hoz, el pueblo de mi padre, de cuyos labios escuché la conseja de los carrillos tan hinchados y el ojo tan profundo.

El bendito obispo de Tours desde las alturas debía de estar riendo de aquellas chanzas y perdonando nuestros atrevimientos picarescos. Una buena capa todo lo tapa.

Trasegando mosto nuevo de la uva recién pisada  honrábamos  a Cristo y a la tradición para dar con un canto en los dientes a los que entienden la religión como un tren de vía estrecha. Todo ocurrió hace muchos años, al comienzo de aquellos inviernos preteridos y de aquellas lunas que ya no alumbran nada

 

Comején del odio

Comezón del odio y la mentira pero

Tú Señor estás presente

En la historia

Volví a los caminos trillados

Hace quince años

Y encontré aquel cafetín

Que yo iba cerrado

Eran de de Pola

Sanabria

Me caí rompí

Una mano

Pero tú me levantaste

Tropecé en la rampa

Voy para viejo

Te vi sonreír

En el umbral de mi puerta

Yo supe anoche que tú el cristo

Hijo de Dios vivo estás

En la historia

Almendra mistica

Mandorla del tiempo

Vagina triunfal

Oh Virgen María quiero

Cantar rus alabanzas

En cuaderna vía

2024-11-08

 l PADRE GRANADA Y EL MISTICISMO ALUMBRADO

 

Fray Luis de Granada murió el último día de 1588, cinco meses después de que los barcos de la armada invencible dieran de través en los acantilados de Antrim, de Cork,  de Cornualles, mandé mis naves contra los ingleses no contra los elementos etc., se lamentaba Felipe II el cual era un ferviente admirador de la oratoria de aquel fraile dominico aunque oía entre la admiración, el estupor y la suspicacia. Se cuenta que en una ocasión fue a visitar al dominico, al que llamaban el “Cicerón hispano” en su convento de Bemfica, le pidió que pronunciase un sermón y no habiendo silla en la celda del monje el monarca se sentó sobre el santo suelo en una esterilla. Otras veces iba a escuchar su famosa retórica a una iglesia de Braga donde predicaba y relata la experiencia a su hija Isabel Clara, escribe el rey que no le desplacía su retórica pero que encontró al dominico ya viejo y sin dientes.

 

 Al parecer murió en olor de santidad y los devotos lisboetas asaltaron su túmulo llevándose como reliquia el cordón de su profesión, jirones de su hábito y hasta el único diente que le quedaba en las mandíbulas. Fue incoado el proceso de canonización pero al desenterrar sus mortales despojos se comprobó que el cuerpo estaba incorrupto pero notaron sus manos agarrotadas en un gesto de desesperación en un intento por destapar su ataúd. Lo habían enterrado vivo y la lucha de los últimos instantes disuadió a los postulantes de la causa de su beatificación de seguir adelante.

 

 La iglesia de aquellos tiempos era muy escrupulosa y en la canonización se prestaba gran atención al fiscal y al que hacía las veces de abogado del diablo. En la actualidad como se ha comprobado en la subida a los altares por la vía rápida al papa Wojtyla la santidad parece que tiene que ver más con la política que con la práctica de las virtudes cristianas en grado heroico. Fray Luis de Granada, uno de los grandes escritores ascéticos de la literatura castellana aunque a veces farragoso, repetitivo y que comete algunas ucronías e inexactitudes como cuando se refiere a los leones que dice que se defienden unos a otros y se revezan en sus vigilancias nocturnas para la caza, hecho incierto porque los machos devoran a los cachorros del mismo sexo aunque sean de su misma sangre- eso no lo sabía el dominico- para evitar que fuesen dominantes, era un alumbrado y durante su estancia en monasterio de Badajoz parece ser que trabó contacto con los deixados o dejados de Llerena.

 

 Era amigo del primado Carranza y el inquisidor el arzobispo Valdés aquel imponente asturiano de Salas un pueblo que en linea recta no distará ni treinta kilómetros de donde redacto estas líneas lo tuvo bajo su mira de sospecha y no sin razón. La espiritualidad del padre Granada tiene un sesgo veterotestamentario, lo que perdió a Miguel de Molinos, a los conventículos de Valladolid y a muchos erasmistas castellanos que buscaban la intimidad con Dios en su afán de menoscabo de las cosas del mundo. Es una mística cuando menos sospechosa cuando leemos por ejemplo a san Juan de la Cruz y a gran parte de la obra de santa Teresa. En muchas de cuyas páginas el trigo se entrevera con la cizaña y se trasluce la vena alta y altanera de la visión del mundo talmúdica que asegura que Dios ayuda a los que saben ayudarse, que el cielo ha de ganarse como se ganan las riquezas y se busca la salvación particular y unas relaciones con la divinal no corales sino individualizadas

 

. Ello precluye el libre examen luterano y desdeña la gracia divina que es operativa más allá de los postulados y esquemas creados por el entendimiento humano o la voluntad y ese determinismo ajeno al credo de Nicea que nos enseña que profesamos la fe en dios uno y trino y que es padre omnipotente, lo puede todo Él, nosotros nada. Estos tratados ascético místicos a día de hoy guardan un carácter áspero, abstruso, porque proyectan la imagen de unos santos oscurantistas hechos a la medida de misticismo falso y mal encorado, esa beatería con el cuello de medio lado muy poco atrayente en general. Sin embargo, la Guía de Pecadores es uno de los libros que más se tradujo a lenguas extranjeras, conoce versiones en chino y en japonés y supera al Quijote. Fue escrita y publicada en Lisboa en 1556. Es el tiempo cuando Portugal era español, la década de Camoens.

 

Algunos de los tratados ascéticos del dominico granadino fueron compuestos en la lengua lusitana. Algunos de estos libros fueron prohibidos y puestos en el índice lo que no exime la grandeza y rareza de su autor. El  padre granada debió de ser hombre contrastes. Predica la mansedumbre y la quietud pero por su vida y carácter debió de ser hombre violento e inquieto. A lo largo de toda su obra fustiga a los siete pecados capitales. La ira, la gula, la lujuria, la pereza, el odio, la impiedad. Sin embargo, por su amistad y platicas con ciertas  damas de alcurnia como doña Elvira de Mendoza a la que llega a aconsejar que no ame tanto a su marido es sospechoso de ciertas aberraciones carnales de los alumbrados que utilizaban el sacerdocio y sus atribuciones de cura de almas en el confesionario para ciertos descarríos de orden sexual. Esa noción se hace presente en el Audi Filia del beato Juan de Ávila hoy santo y que fue amigo y tutor del padre Granada. La unidad religiosa de 1492 es la causa determinante en primer lugar del triunfo del catolicismo en la península ibérica pero la conversión de judíos y de moriscos va a dejar una impronta místico ascética en el catolicismo tradicional de la España visigótica. En ese sentido el inquisidor Valdés que, como Cisneros, viene del episcopalismo de la edad media de lucha contra el Islam se va a enfrentar a esa gran leva de cristiandades nuevas que por sus orígenes tienen otra forma de entender las relaciones con la divinidad.

 

 Esta fragmentación de las dos Españas en lucha va a perdurar como un enigma histórico hasta nuestros días. No sabemos qué diría el padre Granada si viviera en la España de hoy, un país que rinde culto a la gula, el comamos y bebamos de Arguiñano, la lujuria y los placeres del cuerpo, la cólera de las guerras de Afganistán y del  terrorismo, la mentira de la política, la codicia de los banqueros, la violencia doméstica por doquier, los juicios temerarios que sustentan todos nuestro tinglado informativo- periodístico, la vanagloria de los magnates de la comunicación, el puterío de nuestros efebos y de nuestras Venus mediáticas. El padre Granada el pobre se volvería a la tumba tarumba, desolado. Porque ese mundo que tenemos entre manos es la antítesis de lo que él soñaba y contra el cual predicó. Quizás es que los españoles no hayamos sabido entender del todo bien ese cristianismo del que precisamente fuimos adalides en el mundo moderno.

 

 

12/07/2011

ESPAÑA MI NATURA

 

2024-11-07

EL ISLAM SIEMPRE FUE TOLERANTE CON EL CRISTIANISMO SALVO CIERTAS ÉPOCAS DE ENCONOS FUNDAMENTALISTAS POR AMBAS PARTES. LOS MUSULMANES NO NIEGAN A XTO NI A LA VIRGEN MARIA AL CONTRARIO QUE LOS ISRAELITAS. ESGTE INTERESANTE ARTICULO DE ORTODOXIA HOY NOS LO DEMUESTRA

 

Orthodoxy In the Arabian Peninsula. Part 2

St. Gregory of Omirits, St. Isaac the Syrian, St. Abd al-Masih

Part 1: Holy Great Martyr Arethas and Those With Him

St. Grigentios (Gregory) of OmiritsSt. Grigentios (Gregory) of OmiritsThe next saint to be discussed here came to the area of south Arabia directly on the heels of the persecution of Dunaan and the restoration of Christianity under King St. Elesbaan. However, by background he was a Westerner, a native of Milan, Italy. His name was Gregentios, or Gregory, now venerated as St. Gregory of Omiritis (ie, the Himyarite).1

It is recorded about St. Gregory that he was holy and worked miracles even from his youth. His future course of episcopal service in south Arabia was miraculously foretold to him while he was still a deacon in Milan (or Mediolanum as it was then called). A clairvoyant elder dwelling in some mountains nearby appeared to him in a vision and instructed him to proceed to Rome, where he was to pray in the church dedicated to Sts. Boniface and Aglaida. He was further told to proceed onward to Alexandria and from there to Najran in Arabia. St. Gregory received further Heavenly confirmation of his calling when Sts. Peter and Paul appeared to him in another vision and placed the omophorion of the bishop’s office on him.

St. Gregory dutifully did as instructed. He experienced further visions of the Apostles Peter and Paul while in Rome. He made his way to Alexandria. There he continued to serve as a deacon. In the meantime, the churches of Najran in Arabia had been restored and were in need of episcopal leadership. As the patriarch of Alexandria was praying for divine enlightenment about who to appoint to this important role, the Apostle St. Mark appeared to him in a vision. St. Mark instructed the patriarch to appoint Gregory, then still a deacon, to be Bishop of Najran. Later, during the service of ordination, St. Gregory shone with Uncreated Light and gave off a fragrance of myrrh.

As Bishop of Najran, St. Gregory set about energetically revitalizing the Christian community there. Further, he converted many pagans and Jews. Through the miracles accomplished by his prayers, he vanquished a Jewish rabbi in a public debate; the rabbi and all those of his party then willingly accepted Christian baptism. After thirty years of episcopal service, during which he converted a multitude of pagans and Jews to Christ, he reposed in peace in the year 552. His feast day is December 19/January 1.

St. Isaac of Nineveh (the Syrian)

St. Isaac of Nineveh (the Syrian)St. Isaac of Nineveh (the Syrian)St. Isaac of Nineveh is one of the most beloved and revered spiritual writers in the Church’s history. His Ascetical Homilies have been translated into numerous languages and reverently appreciated for centuries—a treasure trove of spiritual riches that have inspired and edified a multitude of readers the world over. Even down to our day, holy men of recent times like St. Paisios of Mt. Athos (†1994) have been effusive in their praise of St. Isaac. He is a teacher par excellence of prayer and compunction and the interior spiritual life.

It is unnecessary here to delve into a lengthy analysis of St. Isaac’s life and writings since abundant literature on these subjects already exists and is widely available. In this context it is germane to consider briefly that there are two broad traditions regarding the outline and geographical location of his life and activities, one of which situates him solidly in the Arabian Peninsula.

One version of St. Isaac’s life locates him in the 6th century and places him more or less entirely within Mesopotamia, around Nineveh (near modern Mosul, Iraq) and Khuzestan in present-day southwestern Iran. However, other traditions place him in the 7th century and give Qatar, on the Arabian Peninsula’s northeastern coast, as his place of birth. Specifically, his birthplace is referred to as Beth Qatraye, a region of northeastern Arabia roughly corresponding to present day Qatar and Bahrain. (The region to the south of Beth Qatraye was known as Beth Mazunaye). A Christian presence had existed in that part of Arabia from at least the 4th century. A brief précis of his life, as preserved in the Syriac accounts, should suffice here: St. Isaac would have been born in the early 7th century. He was drawn to monasticism from his youth (monasteries are known to have flourished in abundance in that area of Arabia at that time), and while still a young man he won local renown as a spiritual teacher. In the year 676 the Catholicos George, who was in Beth Qatraye for a synod at Dayrin, took St. Isaac with him back to Mesopotamia and had him ordained Bishop of Nineveh. Finding the burdens of the bishop’s office intolerable, after only five months St. Isaac resigned his episcopate and took up the life of a solitary hermit on Mt. Mathout in the Beth Huzaye region north of the Arabian Peninsula. Blindness forced him into retirement at the monastery of Rabban Shabur near Shustar in Khuzestan where he reposed.

If, indeed, the tradition placing St. Isaac in eastern Arabia is correct, then that connects one of the Orthodox Church’s most celebrated and beloved saints to the Arabian Peninsula. There is presently a Greek Orthodox church in Qatar’s capital city, Doha, that has St. Isaac as one of its heavenly patrons. St. Isaac of Nineveh is commemorated on January 28/February 10.

St. Abd al-Masih

St. Abd al-Masih, abbot of Mt. Sinai. Icon from Uncut Mountain SupplySt. Abd al-Masih, abbot of Mt. Sinai. Icon from Uncut Mountain SupplyThe principal events of St. Abd al-Masih’s life, including his service as abbot and the eventual martyrdom that resulted in his recognition as a saint, took place outside the Arabian Peninsula. However, he was originally from southern Arabia, so his inclusion here is warranted.

He was born Qays ibn Rabi’ ibn Yazid al-Ghassani in Najran, sometime around the 9th century. (This fact would indicate that the forced relocation of Najran’s Christians under Caliph Umar in the 7th century did not completely eliminate a Christian presence there). As evidenced by the name al-Ghassani, he was a descendant of the Ghassanid tribe of Christian Arabs which had ruled a kingdom in northern Arabia and the Levant until the 7th century. As a young man, Qays set out from Najran on a pilgrimage to Jerusalem. While en route he fell in with certain Muslims who were out raiding, with the end result that he joined in their depredations and adopted their religion. He joined their raids and assisted them in waging jihad. After many years of this life, he was in Syria one day when he overheard a priest reading from the Gospel. Moved to tears, and remorseful over his betrayal of his Christian faith, he renounced Islam and was received back into the Church. He placed his weapons before the altar, and he sold all his goods and distributed the money to the poor. Indeed, so profound was the depth of his repentance that he entered monastic life in the Lavra of St. Sabbas in Palestine. He took the monastic name Abd al-Masih, or Servant of the Messiah. After years of exemplary life there, he entered the monastic community at Mt. Sinai where he was made steward and, eventually, abbot, in which capacity he labored for seven years.

During this time, he had announced himself to the local Muslims in the very middle of their mosque in the city of Ramla as an apostate from their religion and had even told them exactly where he could be found. Apostasy from Islam, then as now, was punishable by death. But as his time for martyrdom had not yet come, he was miraculously rendered invisible to the party of Muslims that had come into the church to kill him. But some years later, again in the city of Ramla, he was recognized by one of his old raiding companions. A mob formed around him and he was bound and brought before the local governor, who urged him under grave threats to return to Islam. St. Abd al-Masih bravely and steadfastly refused to abandon Christ, and received the crown of martyrdom by beheading. His body was burned and cast down a deep well, but when local Christians later recovered it for veneration, they found that his skull was of a bright white color and his relics had been undamaged by the flames. Thus was his sanctity gloriously affirmed following his martyric death.

Present Situation and Conclusion

Greek Church of St. Isaac and St. George, Doha, QatarGreek Church of St. Isaac and St. George, Doha, Qatar    

The present situation for the Orthodox Church in the Arabian Peninsula would appear to be bleak. Religious freedom in Saudi Arabia, which covers the vast majority of the peninsula, is all but nonexistent, ranking at or near the bottom of all nations for religious freedom. Officially, it remains illegal to openly practice any faith other than Islam. Converts from Islam face potential execution. The situation in the other nations of the peninsula, while better, is hardly ideal. In almost all the nations of the peninsula, sharia, the corpus of historic Islamic legal regulations, forms the basis of national law. Wherever Islam holds sway, no non-Muslim group is ever truly safe. It would therefore seem like the Arabian Peninsula is and will likely remain barren soil for the growth of Orthodoxy. However, there are some signs of hope; and, of course, it is useful to remember that what seems impossible to men is easy for God, through Whom nothing is impossible. Therefore, it would be both foolish and a sign of faithlessness to despair of the situation.

A Christian presence of any sort is greatly in the minority throughout the Arabian Peninsula. Orthodoxy therefore finds itself a minority within the minority. There are, however, some Orthodox communities to be found, and we can pray that their numbers might multiply over time. There is, for example, the Greek Orthodox Church of St. Isaac and St. George (mentioned above) in Doha, Qatar. It dates its founding to 2004.

Since the UAE, from the perspective of religious freedom, is probably the most liberal part of the Arabian Peninsula, it is perhaps not surprising that a few Orthodox parishes call it home. There is a Greek Orthodox Archbishopric UAE-Abu Dhabi, with its cathedral, dedicated to St. Elias, located in the Al Mussafah area of Abu Dhabi. The St.Elias Cathedral was inaugurated in 2018 and accommodates about 1,300 worshippers. There is in addition an Orthodox church in Abu Dhabi dedicated to St. Nicholas as well as one in Dubai dedicated to the Annunciation. The initial organization of parishes in Dubai and Abu Dhabi goes back to 1980. Fr. Stephanos Neaimeh, a native of Beirut, Lebanon, has served parishioners in Abu Dhabi since 1989.

St. Philip the Apostle Russian Orthodox Church, Sharjah, UAESt. Philip the Apostle Russian Orthodox Church, Sharjah, UAE    

Of special interest is the Russian Orthodox St. Philip the Apostle Church in Sharjah, UAE. This was the first Russian Orthodox church to be built in the Arabian Peninsula. It opened in 2011 and has the distinction of being the largest church in the country. It is surmounted by magnificent gold crosses, making it unique in Arabia (where displaying crosses publicly has long been taboo) and serving as a bold Christian witness in the region.

Even in Saudi Arabia, seemingly the least favorable place of all for Orthodoxy to survive, there is a small presence of foreign nationals who are Orthodox Christians. Encouragingly, reports in recent years suggest that the nation’s dreaded religious police, the Mutaween, have stopped enforcing the official ban on Christian services.

In the final analysis, it will be through the courage, hardiness, and dedication of the Orthodox faithful on the Arabian Peninsula that Orthodoxy will survive and grow in that area. Above all, the prayers of the—rather numerous—Orthodox saints of the region will be most needed, as their Heavenly help, with God’s good providence, can accomplish what in human terms might seem overwhelmingly daunting. May it be blessed, and may God grant the increase, through the prayers of the saints of Arabia!

1 Various sources use the geographical names Omir, Homer, and Himyaritia, among other variants, interchangeably to refer to the Himyarite kingdom of south Arabia.

2024-11-06

TRUMP NO DURARÁ MUCHO. ANDA MAL DE LAS CAÑERÍAS EN LO MORAL UN PERFECTO MACARRA POCO FIABLE

 

TRUMP Cáncer de próstata

 

TRUMP PADECE DE LA PRÓSTATA SOY ADIVINO

Posted: 12 Jan 2020 05:23 AM PST

TRUMP IS A TRICK
The big trampa
tramposo
pimp maCARRA
AND ALSO A BIG LIAR
ILLITERATE
HE TWITS THE TATS
rompe los moldes
de la mentira
colérico rubio
y diabólico
la gran trampa
ardides aprendió del Padre de la Mentira
un putero de Manhattan
mafioso y asesino
El avión ucraniano en Irán
todo una jugada
interfirieron las comunicaciones del espacio aéreo
y engañaron
a las defensas antiaéreas persas
hechos consumados
plan de venganza
en alianza con el Sacamantecas judío Netanyajú
Trump es un asesino en. serie
que preside la Casa Blanca
detrás de él miles de sirios libaneses iraquies
sin patria, sin pan sin casa
quien hablará pues del holocausto
del Tit for tat y sus venganzas
Es un aliado de Satanás
pero Dios que castiga sin piedra ni palo
le ha mandado un cáncer de próstata
ya no se le empina
se sube por las paredes la Melania
ya tiene ella un amante de fijo
Es el castigo
para el peor de los macarras