COMILLAS PONTIFICIA OBTUSOS RECUERDOS
Regresé a la que fue mi alma mater años atrás al
seminario vacío comillense. El Stella Maris que preside una estatua de la Virgen
estrella de los mares se había convertido en un jardín. Entonces era un campo
de futbol pero a la izquierda el frontón bajo un enorme cobertizo donde jugaban
a pelota los vascos aparecía intacto y el seminario menor cuyos tránsitos y
aulas yo recorrí en obras. Se me acumularon pensamientos tristes. Yo lo pasé
mal en aquel sitio tan paradisiaco creado para los jesuitas por el marqués de
Comillas aquel negrero que se enriqueció con la guerra de Cuba y trajo para
España a los soldaditos enfermos en traje de dril que lucharon en la manigua
frente a los norteamericanos que nos arrebataron el último florón del
imperio. Bad omen… el prefecto
Eguillor un bilbaíno muy obtuso un vascop cabrón me maltrató de palabra y obra.
Yo creía haber arribado a un paraíso pero era el infierno lo que me aguardaba. Fue
en el curso 59-60. Llegué allí cantando en el correo de Santander que nos desembarcó
en Torrelavega y me despedí del lóbrego edificio llorando. Me echaron. Yo no
valía para obispo. Y según el padre MARTINO que nos daba literatura tampoco
sería un buen escritor. Se equivocaba el
buen reverendo. Y lo he sido. Así que al subir la Cardosa que es la cuesta de
acceso al sitio entre tamarindos floridos me sentí triunfal encendí mi cachimba
y dando pufadas de tabaco aromático incensé a los fantasmas del pasado. Aquel lugar
estaba muerto y yo seguía vivo gracias a Dios
viernes, 29 de noviembre de 2024