RUSIA MOLDE DE UN ENIGMA
Hace uso años escribí yo un texto con dicho título. Sigue inédito al ser yo consciente de la ferocidad, irreverencia y animosidad con que el tema es tratado por el ámbito anglo dominante pero Rusia sigue sorprendiendo y fascinando. Para mi Rusia siempre fue un fascinante Molde de un enigma.
En sus libros acerca de la Historia de los Boyardos Alexis Markoff nos dice que aquel inmenso país careció de edad media y no hubo reformas ni contrarreformas ni luterana ni calvinista ni anglicana.
Hubo sectas. Fue el cisma en el siglo XVII encabezado por el patriarca Nikon que pretendía regresar a la liturgia primigenia y a las primeras costumbres de los primitivos cristianos sirios sin alcohol ni tabaco, compartiendo bienes. En materia de fe todos los fundamentalismos son peligrosos y determinan esas guerras de religión que son las más crueles. Prohibían los Viejos Creyentes el alcohol, la prostitución y las corruptelas de la corte del primer Romanov.
Esta dinastía fue instaurada en 1613 por Miguel Feodorovich y en engrandecida por Pedro el Grande el gran monarca creador de la gran flota rusa y fundador de San Petersburgo. Los Viejos Creyentes formaban parte de una secta fundamentalista que fue vencida y arrinconada.
Muchos huyeron a Siberia o pasaron por Alaska a los Estados Unidos donde instauraron colonias, adoptaron la poligamia, rechazaban los inventos y comodidades de la vida moderna y su actitud era muy parecida a la de los Hamish de Pensilvania.
Los predicadores de dicha cofradía de los Staroi Vierushi eran todos monjes giróvagos evadidos de sus monasterios que se negaban a acatar la regla monástica de San Basilio. Mataron a sus archimandritas e idumeos. Cayeron en algunas aberraciones semejantes a la de los conversos españoles. Todo rodó hacia el abismo y degeneró después. Hubo una hermandad que predicaba el amor libre y decían que a Dios se llegaban mediante la danza y la orgía.
Bailaban sin parar como los derviches turcos hasta alcanzar el éxtasis. Otros al contrario, la de los Castrados, predicaba la castidad a toda costa, condenaban el trato torpe y jamás probaban el vodka. Para lograr lac perfección cuando tomaban la tonsura bárbaramente eran emasculados. El alma rusa es bipolar escindida en dos mitades. Una mira hacia oriente (vostoknik) y otra a occidente (zapadniek) Pedro el Grande pertenecía al último elenco.
Era un occidentalista. Lo primero que hizo fue desbarbar a los rusos, meter la tijera a sus inmensos caftanes que arrastraban hasta los pies, acabar con los boyardos y ridiculizar a los popes. Una vez en Moscú celebró una misa negra y fue calificado de anticristo por el patriarca Adrián.
Un cura ortodoxo es la antinomia de un cura católico. El clero bizantino siente aversión hacia la navaja de afeitar y lucen cabelleras merovingias y luengas barbas patriarcales en la creencia de que los hombres afeitados según san Juan Crisóstomo no pueden entrar en el paraíso. El todopoderoso zar perdió esa batalla en pro de la europeización de sus súbditos pero ganaría otras más importantes. Sustituyó el patriarcado por el Santo Sínodo.
La iglesia quedaría entonces sometida al poder del estado, sutil maniobra en un país de acendrada inclinación cristiana y amante de su tradición como Rusia. A la vez que modernizaba las ciudades, trazaba carreteras, canalizaba los ríos. Esas reformas costaron mucha sangre sin embargo, según escribe Markoff.
Tengo que hacer una advertencia: si yo hubiese vivido en aquellos tiempos como soy fumador en pipa desde hace muchos años los celosos defensores de la tradición me hubieran desnarigado o deslenguado. Porquec creían cque la hoja del tabaco crece en los huertos del diablo. Algo de esto ocurre ahora. Volvemos al fanatismo de los intransigentes. A los gordos fumadores nos quieren cortar la nariz y nos amenazan con padecer un cáncer de lengua. Toda vez que ellos ya lo tienen instalado en sus mamilas de sepulcros blanqueados y lengua de víboras
14/06/2022
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