Roger de Flor los almogávares
Tiempos de campanas de Huesca y
venganza catalana pues para libre Aragón, está el turco a las puertas y todos
hacen el rendibú a los del gran poder. Que nos envia masas de desarrapados sirios emigrantes a Europa al grito de Alá es grande. ¿Un devolución de visita? Un Pedro Ermitaño al revés? El predicador de las cruzadas movió a las masas con la consigna. Los muslimes que vienen profieren vivas al Profeta. En esas estamos.
A nuestros escolares se les oculta la
historia se nos difama pienso hoy en Roger de Flor, Roger de Lauria y sus almogávares,
que echaron al turco de Constantinopla. Una venganza catalana “por lo global”.
Nunca monté en globo, oiga.
Y esta es mi venganza castellana
porque Aragón y Cataluña fueron siempre de la mano, hasta en el nombre. Las dos fueron
tierra de castillos fueron tan españoles en sus reivindicaciones y castillos
que vencieron al Islam y ahora Pujol el corrupto y sus comparsas quieren
montarnos el chiringuito nada menos que un emirato en Barcelona dependiente del
califa de Istambol que en realidad paga pechas al sanedrín laico judaico de la
cuadrilla Erdogan Obama Merkel Holland etc a través de los podemitas que son
obra a imagen y semejanza y hechura de la hispanofobia.
Debe de andar por ahí Maraña los
del Mundo Inmundo ole Facundo de por medio . ¿Elecciones
para nada? Nueva ceremonia de la confusión papeletas y democracias. Me desternillo
deshojando estas margaritas trashojadas.
Roger de Flor era un loquinario, loco sublimes, aventurero, de la
laya de los hermanos Núñez de Balboa y Ponce de León que buscaba a orillas del
Missisipi y la Florida
las fuentes de la eterna juventud. Un aragonés tiene bemoles la cosa se hizo
con el imperio de Bizancio, anduvo a la greña con el Papa y se metió en las
camisas de once varas de Alemania.
Surgieron alianzas de Federico II Barbarroja
con los Hohenstaufen. Murió en Adrianopolis en 1304 defendiendo las Barras
Catalanas. Sólo tenía 42 años y el turco como siempre le acometió por detrás valiéndose
de las intrigas de los Tolomeos
Era lo que se dice un templario. Me
he metido en el cuerpo su biografía escrita por Muntaner estos días preliminares
a la fiesta de san Andrés el patrón de los cristianos de oriente.
Indagué su
presencia hoy olvidada e incluso repudiada por el nuevo catalanismo de cuño
hispanófobo dentro de los cronicones de Zurita en sus sobrios “Anales de la Corona de Aragón”. Nació en
Nápoles hijo del cetrero del emperador de Alemania madre italiana y padre alemán,
Rotger vom Blume
Corría el año 1250 y estamos en Nápoles.
El emperador Federico volvía victorioso de sus campañas de Tierra Santa. Se
había hecho coronar rey de Jerusalén. Envidioso de sus trofeos el papa Gregorio
IX lo excomulga
Roger el era hijo se crió en los
alrededores del puerto de Brindisi entre galeotes y cosarios que suministraban
víveres a los peregrinos y templarios de san Juan de Acre. Dice la crónica que
desde pequeño conoció la aventura de las naves que atracaban el millor port del mon que les cases son entro
dions de la mar y que trepaba por las jarcias como una mono “ e per la exarcia subia com si fos un
boigot”
Tentado desde pequeño por la magia de las furiosas de Anfititre,
Neptuno y Eolo, se alistaría en la Armada de otro Roger glorioso: Roger de
Lauria cuyos barcos dominaban el mar Tirreno, renunciando a sus hábitos de templario.
Es la vida aventurera de un soldado de
fortuna al servicio de España porque Aragón y Castilla fueron los dos vértices
de ese gran monte que se llama España. Tanto monta monta tanto.
Es una
verdadera tragedia y una iniquidad que las nuevas generaciones, que han
recibido una educación con legrado de memoria, expurgando los textos por odio a
la patria, no hayan oído hablar ni de Roger de Flor ni de Roger de Lauria ni de
aquellos almogávares que llegaron a los Santos Lugares, después del fracaso de
las Cruzadas, al grito de “Desperta ferro”, por San Jordi y por Espanna”.