WOJTYLA, DIOS LE PERDONE
Antonio
Parra
Yo creo en el Cristo que anduvo sobre las aguas, el
que resucitó a Lázaro, le dijo a Zaqueo baja de ese árbol y perdonó a la
pecadora. Me uno a la comunión de los santos, al perdón de los pecados y a la
resurrección de la carne, demasiado tarde para cambiar de religión a estas
alturas. Ahora bien, y que Dios me perdone, si lo que voy a decir, les parece
una burrada. En lo del ciclón Wojtyla me
cuesta más creer. Que Dios le perdone a él y a los que están detrás de su
figura diseñada a imagen y semejanza en buena parte de los enemigos de la Fe.
Las sandalias de este pescador, muy gastadas y cubiertas del polvo de la
travesía del desierto, se resisten a abandonar convertidas en cáligas
episcopales, símbolo de poder y de gloria, la silla gestatoria. Pater Sancte, sit transit gloria mundi. El que se encumbra será
abatido y el que se humilla ensalzado. Hay piezas que no casan en esta
historia. Soy refractario a comulgar con ruedas de molino. Juan Pablo II se
sale del módulo tradicional de lo que ha venido siendo la lista de sucesores de
San Pedro. Hay un intento desaforado por salvar los muebles y vendernos la idea
de las regalías del cesaropapismo en forma mediática. Deseo la pronta
recuperación en su enfermedad a este anciano polaco.
Pero de ahí a ese culto de idolatría que le rinden
los medios de comunicación de ámbito universal y aceptarlo como valedero creo
que media un largo camino. La propaganda le ha ensalzado hasta los cielos y
acaso no sea más que un obispo como los demás, con sus grandezas y sus miserias
y las exageraciones del cesarismo, y del culto a la personalidad. En torno a él las vaharadas del incienso
rayan lo inaudito. Yo no puedo unirme al coro de la adulación general y de las
comparsas mediáticas, precisamente por eso. Por el respeto que tengo al papado
y por el amor que he profesado a la Iglesia. Sus visitas al Gemelli vienen
acompañadas de un clamor sospechoso de apoteosis.
Polvo eres nos dicen todos los Miércoles de Ceniza y
después del Cónclave en la capilla sixtina avanza una procesión en la cual un
turiferario la encabeza portando una naveta llena de humo al tiempo que grita:
“Pater Sancte, sic transit gloria mundi” (Padre Santo, de esta forma pasa la
gloria del mundo. Los papas se acreditaban el título de siervos de los siervos.
Esta traza de humildad y de aceptación de las miserias de la condición humana
no aparece por ninguna parte y sí rasgos de culto a la personalidad combinados
con megalomanía. Toda esta paranoia oficial nos hace sentir a todos los
creyentes un poco ridúculos.
Si todos los
obispos se jubilan a los 75 años, el de Roma debería dar ejemplo. Papa
significa primus pater, un acrónimo. Él es uno de tantos aunque haya sido
designado por el dedo del Espíritu. Y su poder le viene dado de lo alto. Es la
potestad de las llaves que tanto escandaliza a las demás iglesias cristianas
quienes no entienden esa arrogancia romana que viene no precisamente de las
prédicas de los apostoles sino de mucho antes. De los flámines romanos. Corramos
sobre las viejas disputas históricas un tupido velo.
Hay muchos síntomas que hacen sospechar que una férrea
lucha por el poder se está entablando dentro de la curia y que el primus pater
reinante al descartar cualquier posibilidad de abdicación en realidad se aferra
a la silla gestatoria. Porque ama demasiado el poder. Es un hombre de poder y
de enigmas. El más significado fue su designación tras la súbita muerte de su
predecesor el Papa de la Sonrisa. Su personalidad parece haber diseñado por los
amantes de lo políticamente correcto: un hombre del pelo blanco, solemne en el
gesto, maneras integristas y servidor del Imperio. Un polaco venía de perlas a
ese propósito. Luego fue encargado de acabar con el comunismo. Un simón
soplando no en el desierto sino en las planicies heladas de Cracovia derribó el
muro de Berlín. De un hisopazo este obispo de Roma, el más político y acaso el
menos espiritual de cuantos alcanzaran la sede apostólica, terminó con la
guerra fría y nos metió en el cuerpo la guerra caliente, la inseguridad ante el
porvenir, la política de bloques. Pues cayeron las fronteras, se han perdido
las identidades nacionales y hay corrimientos de pueblos, migraciones
catrastóficas que pueden ser deletéreas para el sentido mismo de la
cristiandad.
El británico Bruce
Marshall, escritor de novelas de intriga y antiguo miembro del servicio
secreto inglés, en una de sus obras allá por el año 68, diez antes del conclave
que lo eligió, traza los perfiles de su semblanza. So pretexto de Dios en el
cielo, los poderes de la tierra. En el conclave puede que revuele por los
techos la paloma del Espíritu Santo pero también las presiones norteamericanas
a favor de Wojtyla fueron culminantes. Querían un papa a su medida y ahí lo
tienen. Ello explica todo lo demás.
Si bien Jesucristo fue discutido y atacado por
enfrentarse a los poderes fácticos hasta el punto de morir en una cruz con dos
malvados como un malvado siendo en realidad el Santo de los santos, el actual
papa se resiste a morir en un lecho hospitalario de muerte natural, todo este
loor de enemigo porque resulta que los que más abominan de los misterios de
nuestra Fe son los que más lo encomian. Dicen tal vez exageradamente que es el
mejor pontífice de la historia después de Pedro y una de las mayores personalidades
políticas de este siglo.
Será verdad no lo discuto, pero nunca se vieron los
templos tan vacíos, tanta desorientación que alcanza síntomas de desbandada en
la grey, tanto compromiso católico en entredicho. Europa se está
descristianizando a marchas aceleradas y el caos eclesial se manifiesta por una
desorientación en la catequética, la patrística, la moral, las relaciones
interpersonales, interconfesionales, y en otros muchos ámbitos.
Recapitulando, considero que uno de los males
mayores de la Iglesia en el momento es la megalocefalia. Tenemos una gran
cabeza en el Vaticano y unos miembros muy exiguos, enclenques y desfallecidos.
Karol se nos muestra como una especie de Rey Sol del papado que pregona a los
cuatro vientos: L´Eglisse c´est moi. Muchas giras por el mundo, mucho happening,
pero poca teología. Mucha solidaridad internacional, pero mengua la caridad. El
cuarto Creciente medra por todas las partes y mengua la Cruz mientras aumenta
el desaliento, la confusión y la falta de directrices entre los viejos
creyentes. La defección de las juventudes que tornan la espalda al evangelio es
pavorosa. Nadie quiere entrar por la puerta estrecha. Por supuesto, hay que
hacerse violencia a uno mismo. Creer en tres personas distintas y un Dios
verdadero, base del dogma trinitario, no es cosa sencilla. Amar al prójimo como
a ti mismo no va con nuestros postulados egoístas. Defender unos valores hasta
la efusión de la propia sangre no es algo que entusiasme a las multitudes.
Jesús dijo he venido no a traer paz sino la guerra,
expulsó con un látigo a los mercaderes del templo, pero éste ha pactado con los
poderes del siglo. Éste bendijo a los cruzados yanquis que fueron a pelear a
Irak al menos la primera, dato que recuerdo, pues yo estaba escuchando la Radio
Vaticana y en medio de la Plaza de san Pedro surgieron voces discrepantes. Una
manifestación acusaba al pontífice de antisemita. A partir de entonces fue el
año 92 hubo un gran vuelco de la política internacional.
Los ortodoxos no lo pueden ver. Se le acusa de ser el
responsable directo de la guerra y destrucción de Yugoslavia. Belgrado es
bombardeado por las fortalezas volantes que doña Margarita Allbright enviara la
misma noche de Pascua. Y en Roma ni media palabra. Por eso, el patriarca
ecumenico Alexis de Moscú se ha resistido a un tete-a-tete con él. Este trato
de desconsideración hacia los hermanos separados de Oriente (en Roma no se
oficia ya practicamente, en contra de lo que se solía en otros pontificados,
por el rito greco-eslavónico) se ha visto recompensada por un acercamiento al
Islam permitiendo la plegaria conjunto en iglesias y mezquitas y la venta o
cesión de templos cristianos para los cultos muslímicos. ¿Es con sus gestos
triunfales el vencedor o un enterrador de los valores católicos en el mundo?
Por lo que se refiere al atentado que sufriera en la
Plaza de San Pedro el año 81 algo suena muy extraño. Por ejemplo, no se
comprende que un “killer” fallase a tan corta distancia y a quemarropa. El arma
utilizada del 635 no era de las más contundentes. ¿Fue un verdadero atentado o
un aviso? Queda otro gran misterio, el de Fátima, los trece de mayo. Este ha
sido el papa del número del anosmié nefasto. Mi generación ha crecido un poco
atemorizada por cierto en torno a esos supuesto sigilos de Fátima. Es una
palabra con connotaciones apocalípticas, pero resulta que la Virgen habló de un
país que no existía en 1917: la URSS y emplea una serie de condicionales que no
cuadran al concepto de la divinidad. Si sois buenos chicos no os dejaré sin
merienda o algo así.
Ese, según la
teología más respetable, no es el lenguaje de Dios Padre. En todo este fenómeno
de las apariciones que también llevo estudiando bastantes años algo huele a
podrido y a impostura. Madre, ¿por qué
callas? Este silencio es parte del enigma Wojtyla. Dios le perdone y dios nos
perdone a todos. Estoy pensando ahora mismo en un bonito cuento que escribió
Clarín hace más de un siglo. Se llamaba La
rosa de oro en que estudiaba el extraño comportamiento de León XIII, un
papa italiano con mucho brío, mucho predicamento y mucha pose pero que también
tenía sus cosas porque errar es hombres.
Dios le haya perdonado. Dios nos perdone a todos.
Amen.
27/02/05