SEGOVIA Y LA DIVISIÓN AZUL
El
dia D de españoles y ruskis.
el monumento A los CAIDOS DE
LA BLAU EN SEGOVIA. NOMBRES ANÓNIMOS.
SHOLOXOV,
CASARIEGO. TOMÁS SALVADOR. LUCHARON POR SU PATRIA Y CON SU VIDA
HICIERON FUEGO
Una larga lista de nombres indistintos
escritos en la pared en los muros de una vieja iglesia del XVI,
convento agustino en ruinas,, a teja vana cuya bóveda se desplomó.
Se llamaban Pérez, Gutiérrez, Parra, Mardomingo, Jesús Revuelta,
Casimiro Matesanz. Sus rostros se ocultan al otro lado del
firmamento. Nadie los conocerá porque son nombres que lloran sobre
las piedras. Es el estadillo de los que cayeron en la División
Azul.
Más de cinco mil nombres, la mayoría segovianos porque
la lista de los mozos que se apuntaron voluntarios para ir a Rusia
fue la más numerosa. Nunca regresaron del mar de hielo y uno maldice
las guerras pero se admira ante el sacrificio de estas vidas
tronzadas en plena flor de juventud. Dieron su vida para que nosotros
nos salvemos. Rusia es un país mesiánico.
Hasta hace unos años
lucía un pebetero con la llama del santísimo en esta iglesia donde
no hay sagrario y los altares permanecen desnudos, desmantelados.
Algo que nos indica que tal vez la muerte no sea el final. Tiembla en
mi memoria el nombre de todos estos soldaditos.
En mi infancia
cuando íbamos al santuario de la Fuencisla en la nave lateral había
un icono de la Theotokos colocada allí en acción de gracias por un
divisionario que regresó con bien. Se lo había regalado una
“babuska” que tenía un hijo en el frente luchando del otro lado.
La muerte tal vez no sea final y tampoco tiene colores políticos.
Lucharon por su patria. Con su vida hicieron fuego.
El sitio
está emplazado en unos jardincillos aláteres a la vieja clínica
del 18 de julio, hoy creo que no se llama así oficialmente pero
todos los segovianos la siguen llamando de tal forma pues allí
vinieron al mundo en la década de los 50 y los 60 muchos niños, un
hermano mío entre ellos. Era la clínica del 18 de Julio. Fue el
primer hospital gratuito inaugurado por los falangistas de Girón. Es
un sitio muy romántico y melancólico con una vista a los hontanares
del Eresma, los huertos de San Lorenzo, los pináculos de la
Lastrilla, los almendros de la finca del Terminillo que era la quinta
de recreo del obispo. Es un impresionante mural con todos esos
nombres grabados en cada uno de los sillares. Siempre que hay que
respetar a los muertos. Tenerlos en la memoria.
Me congratulo de
que en mi ciudad este cenotafio haya sobrevivido los últimos lustros
de cambio pues ya se sabe los de la Blau no eran muertos bien quistos
ni políticamente correctos. En los muros de la cárcel vieja hoy
archivo se ha tenido el buen acuerdo de esculpir los nombres de los
fusilados por el bando nacional, los de los fieles a la republica.
Suum cuique , a cada uno lo suyo, pero que no nos quiten estos muertos.
Ellos
sucumbieron a una de las debacles más catastróficas que tuvo en
Europa en toda su historia. Los rusos perdieron 27 millones de
hombres, los alemanes cerca de diez (estamos hablando de
combatientes) y los españoles alrededor de seis mil. Fue el gran
drama de la II Guerra Mundial. Ha sido poco estudiado a pesar de que
hayan aparecido miles de libros abordado desde un punto de vista
propagandístico. He leído estos días una gran novela río – ni
hay personajes, el protagonista suele ser el soldado desconocido que
todas las guerras huelen a mierda, a fatiga, a zanja, se escucha el
grito de los heridos, el estampido de las explosiones etc., que se
llamaba LUCHARON POR SU PATRIA.
Y he escuchado a través de sus
páginas la música nefasta de los organillos de Stalin, de los que
me hablaba mi padre y sus compañeros divisionarios, he visto arder
las isbas y he visto el cielo encendido de esas auroras boreales que
pintaban de sangre el horizonte del Ostern Front. Es la historia de
la gran infantería rusa ( pixota), me he escondido en los agujeros
bajo la nieve de los pozos de tirador, he compartidlo el rancho y
arrebañando las perolas y gateé bajo las alambradas de los caballos
de Frisia con el heroico Ivan que se acercaba a un panzer alemán y
lo destruía por detrás con una lanzallamas.
El carro viraba
sobre sí mismo y por la torreta salía a encontrar la muerte
ardiendo sus cabellos rubitos a Fritz. Acaso Fritz era de la misma
quinta que Ivan el que lo había derribado. Ninguno de los dos sabía
por qué estaba allí en pleno frente del Este.
Las batallas
hasta que no cae Stalingrado eran de exterminio. No se hacían
prisioneros. Luchan por su patria. Defendían cada uno su idea de la
civilización. Poco se habla del heroico holocausto ruso y de las
barbaridades y sufrimientos sin cuento que significó la Operación
Barbarrosa. Escucho el ronroneo de los batallones motorizados en cada
moto viajaban dos soldados el uno al manillar y el otro en el
sidecar.
Veo las columnas infinitas de los regimientos ciclistas
y los de intendencia que viajaban en hipomóviles. Marchieren…
marchieren y me he hecho una composición lugar porque Sholoxov
ve la escena desde el anglo soviético, muy hábilmente obvia
cualquier ángulo peyorativo de los combates y hasta en una ocasión
poco antes de entrar en fuego ve como un artillero ruso hace el
ademán de persignarse pero se detiene en seco pues el comisario está
a pocos metros y entonces no era políticamente correcto hacer la
señal de la cruz pero todo indica que el pueblo rusos seguía a
pesar del estalinismo acérrimo a la fe ancestral de sus mayores: el
cristianismo ortodoxo.
Tomás Salvador en su División 250 y
Evaristo Casariego en “Con su vida hicieron fuego”, dos grandes
novelas españolas de la segunda guerra mundial lo ven desde el lado
alemán. Pero en todos estos tres libros reseñados y cuya lectura
recomiendo late el dolor y la grandeza de los que combatieron en
aquella guerra que fue una hecatombe de una forma real y nada
triunfalista. Estos nombres escritos en la pared de una iglesia
derrumbada de Segovia lo mismo que los personajes de Sholoxov lo
atestigua son la otra cara de la moneda a como vieron los ingleses y
los americanos el asunto por ejemplo en películas como el Día D. la
frivolidad con que Hollywood narra esas jornadas sangrientas me llena
de inquietud porque se manipula a ojos vista y se les priva a las
generaciones venideras del derecho a saber objetivamente qué fue lo
que pasó. Nunca más. Si vais a Segovia no dejéis de acudir a este
lugar. La verja está cerrada pero se pueden ver todavía los nombres
y si sois creyentes rezad una oración por aquellos caídos. Por
todos los caídos. Por los muertos de todas las guerras. Pakoi.
Descansen en paz.