ESTAD FIRMES Y
DERECHOS
En Arevalo había un mercadillo judío
los jueves que llamaban aliana en Arevalo o en Toledo no estoy seguro pues se
montaban los tenderetes cerca de la puerta del Reloj, cerca del tímpano de la
puerta catedralicia con sus leones rapantes águilas y centauros del imafrontis.
En el mainel interior había un pantocrátor sentado dando la paz. Las puertas
eran robustas de roble y ostentaban en sus jambas un poderoso ensamble de
clavazón y de herrajes. Aquel majestuoso ornato y las joyas del arte gótico
contrastaban con la vulgaridad del mundo alrededor; de las voces de los
vendedores, las carcajadas de las muy reverendas madres verduleras, el batir de
un almirez el pasar de una tapada cubierta de pies a cabeza con la almalafa de pudor.
Era un abigarrado espectáculo en contraste con el hieratismo del arte y de la
muerte con la casualidad inane de los afanes humanos que todos días tienen que
almorzar que nada quería saber de la historia del arte: ni de enjutas, ni de
buheras, cenefas, modillones, escocias y albanegas. Muchos no habían leído el
cartel del pregón:
Nobles discretos
varones
Que gobernáis a
Toledo
En aquestos escalones
Desechad las
aficiones
Codicias, amor y
miedo
Por los comunes
provechos
Dejad los
particulares
Pues vos fizo dios
pilares
De aquestos ricos
techos
Estad firmes y
derechos
En esta placa que creo que se
encuentra en la sala de juntas de la Ciudad
Imperial y también en Arévalo se plasma el espíritu
corporativo de los primeros ayuntamientos de España. Sangre municipal y espesa.
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