Entre pinto y Valdemoro
Llaman a la provincia Madrid la
bella desconocida porque hay pueblos que guardan secretos jardines. Dejando atrás
los montes del Pardo y los berrocales graníticos de Galapagar orillas de
Manzanares la tierra de Madrid se amansa y se hace otras. El Jarama Aulencia
Guadarrama, y Manzanares abordan otros modos y tierras calizas. La calera
sustituye a la cantera. Los llanos de Getafe avisan de aires manchegos en el
horizonte. A Pinto así le llamaban por un vino tintorro de fuerte graduación y
Valdemoro a menos de media legua por esconderse entre un valle y una cumbre el
cerro de su iglesia de traza tan castellana y que albergó enterramientos. En Pinto
había buenas posadas y en Valdemoro buenos figones para dar besos al jarro y
beberse toda la sangre del cordero pascual tan generosa.
Pegas un brinco y ya estás en
Pinto. Por eso se dice cuando hay una situación ambigua, ▬cosa frecuente por
estos tesos▬, andar entre Pinto y Valdemoro esto es que de remate aun no cuajó
la cosa.
¿Estoy en Pinto? ¿Estoy en
Valdemoro? Y un beodo una tarde de Jueves Santo que no hizo otra cosa que visitar al
Santísimo y recorrer las siete estaciones de otros tantos “monumentos” al final
del recorrido no sabía dónde se hallaba.
Estaba caminando sobre el filo de
la navaja. Voy a Valdemoro con frecuencia. Tiene el alma de guardia civil por
ser la patria del Duque de Ahumada y una iglesia renacentista de buenas
hechuras donde hasta hace poco voleaban la melena de una campana enorme.
En el presbiterio un cuadro de
Goya la comunión de san Felipe y otras muchas cosas importantes que ahora no me
da la gana descubrir por ser materia reservada. Desde la torre me hace señas heliográficas
el sol rutilante en la vaguada y paseo sus campos apoyados en un roten que me
legó mi padre que el pobre era muy andarín cuando iba de correría o marchaba
por campamentos y descampados a la búsqueda de malhechores y maquis.
Mi padre en el frente vio caer a
su lado a muchos camaradas y parece ser que a él las balas en los blocaos lo
respetaban.
Por eso estoy yo por aquí que
heredé su cachava. Anduvimos entre Pinto y Valdemoro pero, al final, gracias a
Dios, se aclaró la cosa.
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