2016-06-19

esta noche a las 20.30 HOMENAJE AL HIJO DE CELA EN EL CAFE GIJON Y PRESENTACION DE MI LIBRO


HOMENAJE AL HIJO DE CELA EN EL CAFE GIJÓN

 

Un día del verano de 1946 un escritor que vive en un piso a Madrid con derecho a cocina con la idea de tirarse al monte y a los caminos se levanta al amanecer, su mujer Charo, le hace el café, se lo toma de pie, se calza las botas de camino que le regaló un amigo sargento de infantería que era gallego como él, coge el morral donde lleva un cuaderno para estampar sus sueños y vivencias en un papel, va a la cuna donde un niño, su único hijo, que ha poco acaba de nacer, posa sobre carita un beso y se echa a la calle camino de la estación de Atocha cuando en Madrid suenan los chuzos de los serenos y "no han puesto áun las aceras".

Este es el arranque del "Viaje a la Alcarria". Cela va inaugurar un nuevo genero literario, el de la corografía. Empieza una peregrinación de la mano de la poesía y el vagabundaje. El niño a quien besó el maestro, antes de partir para tomar el mixto de Ariza, es este otro CJC ya talludito y en buena salud que tenéis aquí. Buen escritor que ha heredado la mirada escéptica, compasiva, y a la vez entusiasmada por las cosas de España y el buen hacer literario de papá, y que ha escrito la mejor biografía de su progenitor. Su libro "Cela mi padre" es un dechado de perfección memorialista sobre todo en el detalle que nos da a conocer de la importancia que tuvo Rosario Conde Picavea en la vida del escritor: fue la mujer fuerte siempre detrás, la sombra invisible, la que le pasaba a limpio sus novelas. Camilo escribía siempre a mano.

El arranque del Viaje a la Alcarria y sobre todo de La Colmena dos textos señeros para conocer la historia de España a mediados del siglo pasado tienen mucho que ver con el Café Gijón como templo de las musas y mampara de nuestros sueños. Algunos llegaron a la cúspide, otros picaflores se truncaron o quedamos simplemente como mediopensionistas del diario afán de las cuartillas negro sobre blanco.

Pero lo importante no es llegar sino caminar pues nuestra biología se reduce a esas tres C que explicaba Camilo en su jocunda rotundidad: comer, caminar y cagar— ¡ahí va!— y lo importante no es triunfar y ganar sino entrar en albur, competir.  A Camilo José Cela Conde le cupo la suerte de tener a Cela como padre biológico.

Nosotros lo tenemos como padre espiritual de nuestra generación. El genio de las musas era un hombre bondadoso y acogedor, deferente con el desvalido, clemente con los niños sin hogar como aquel pobre zagal que encuentra el autor en "Judíos moros y cristianos" llorando en la alameda de la Fuencisla. "¿Por qué lloras chaval? Porque madre se ha fugado con un cabo de Regulares y padre, está que bufa, nos echó de casa  a mí y a mis hermanos. Tú no te preocupes. Todo se arreglará."

Cela era un poeta puro que eligió la prosa como medio de interpretación de este saber literario y de esas rotundidades que llevaba en su alma. En cierto modo nos apadrinó a los de la generación del 68 que vinimos a atracar en este varadero de las mesas y del burladero del Gijón con frases de aliento y de comprensión. De ahí partió mi voluntad de dar a la estampa mi texto "Cela, el Café Gijón y yo". Quise poner mi frágil barquilla al pairo de la nave capitana del genio y conté mis experiencias literarias y algo de mi biografía en este libro, sirviéndome de pauta las entrevistas que le hice cuando era reportero y la lectura de sus libros.

Creo conocer la obra de nuestro mejor Premio Nobel bastante bien. No sé si naufragué en tal empeño porque en el mar aborrascado de la literatura, hoy sobre todo, muchos surcan las aguas en zozobra. Pero ahí está Camilo José Cela Trulock como paradigma señero y modelo de las generaciones que vendrán después. El que no se arriesga no pasa la mar y, como él nos decía él, para esta tarea nada fácil hay que tener mucho aguante y un buen culo y la capacidad de criar michelines cerca de la barriga. Trabajar y trabajar pulir diamante.

No me resisto a la tentación de citar un párrafo de uno de sus mejores libros de viajes aunque poco conocido (Cela fue el cantor de Andalucía) "Primer Viaje Andaluz":

"A las cuatro y media de la mañana el cielo de levante allá por donde se pega con más amor a la tierra empieza a clarecer. El vagabundo que ha visto ya muchas amanecidas sabe que el día canta como una piedra de honda que volase sin voz sobre nuestras cabezas, aun escondido tras la negra noche, ante de enseñarse. La noche habla. ¡Lleva toda la noche hablando!, su lenguaje de mil tímidas voces diferentes: el grillo negro y el buey que respira, la rana verde y el pájaro que tiembla, la rosada lombriz y la ramita que cruje, el pez que salta y el viento que vuela, la piedra que cae, el esqueje que brota, el perro que aúlla, el niño que no puede dormir, el mozo que a lo lejos canta con su vozarrón"

Querido Camilo José Cela Conde, seas bienvenido a este Madrid que es tuyo y a este café donde abrevamos cuando éramos mozos, y te digo lo que te dije siempre:

—Honra merece el que a los suyos se parece

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