Donde estará el gallego y su
cuadrilla donde estaría aquel hombre de las alforjillas peregrinando a la
ermita un día de octubre cuando empezaban a soplar los cierzos invernales de la
pedriza triste romería, todo se acaba. Venía el otoño y el Guadarrama lucía ya
algunas testas nevadas. Siempre llovía por las fiestas del santo patrón o
soplaba el nordeste. Eran la sombra de la llama que ardió consumiose y no queda
nada.
—Venga que nos vamos
—Aquí san frutos pegó la cuchillada y los moros que venían detrás cayeron
al foso el que venga atrás que arree medias lunas, cimitarras, cascos de
caballos despanzurrados, mulas de la intendencia y acemileros todos, caían al
foso, imagen costumbrista del matamoros Santiago cierra a España. Hala, la
rehala a las calderas de pedro botero.
Reza llora huye oye y calla mientras el silencio del yermo te
embalsama tú aguarda espera y calla, hizo suyo el consejo del santo varón y se
emparedó en los yermos del pensamiento buscando los consuelos del cuervo de san
Antón la gallina pon que le traía un panecillo en el pico cada mañana que de
menos nos hizo dios
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Huía se había pasado la
existencia huyendo de sí mismo al socaire de las teclas de su ordenador en su
hura encriptada pintando las paredes de su alcoba del tizne de la rebelión.
Luchando contra la sierpe qué mal olían los pedos de la odalisca venga que nos
vamos rodeado de sus libros que servían de parapeto y ay dolor tendría que
tirarlos, nadie querría libros ni estimaba los consuelos del alma. Empapelado
el escritorio de viejas fotos los siete santos intercesores la mirada de Helen
amor imposible y sobre todo y ante todo estaba allí san Frutos con su cayada
espantando recuerdos con el báculo. No era su garrota complacencia de serviles.
El de cuenca y su alátere le invitó a tomarse una copa le regaló una botella de
vino envenenado que tuvo que hubo de escupir en su cuchitril tan malo estaba y
el mientras tanto orondo subido al pedestal de su columna. El de la casa de los
Martínez le olía los pedos y le reía las gracias. Eran los trincones los que
siempre formaban parte de la mafia. Los metió dentro de su cubilete Emilio
Romero el que bien barajaba un verdadero prócer del cubilete. Póker de ases y
los esparció a todos ellos por las redacciones. Despertó de aquel sueño
desconsolado y pensó que no tenía amigos estaba solo en pleno frente de
batalla. Pero hoy es la Virgen
de Agosto y la diosa benigna desde el cielo con clemencia lo miraba. Era una
fecha clave. En la Asunción
la gran fiesta del año todo cambiaba, era devoto de Nuestra Señora. Apiádate,
Virgen María, que tu fiesta sea algo más que toros embolados corriendo por las
plazas y mozos corneados en los encierro. Son muy burros esos de Peñafiel. A un
herido les iban tapando las vergüenzas son un sombrero camino de la enfermería.
Atroces fiestas saturnales y paganas de un pueblo fiero al que no le dan
cancha. Estos son los nietos de aquellos
caballeros prevenidos en frontera que contra el moro peleaban. Ahora como se
aburren en sus burladeros sacan la navaja y se matan unos a otros o se mueren
entre las astas de un eral berrendo, Ten misericordia, señora, de nuestra
España y di a los del último banco que se salgan. Yo ya me he salido. Estas son
mis pertenencias aquí está mi mundo en mi oratorio que es fumadero de opio y
burladero del oprobio a los canallas. Aquella cena de Baltasar en la costa Fleming
y aquel gangster disfrazado de periodista llegaron para quedarse los del crimen
de Cuenca. San Frutos bendito padre celestial líbranos de todo mal y de tanto
gilipollas haciendo el burro por la red, de los malos pensamientos simiente del mal, los
malos trances, y del cáncer laríngeo. De vez en cuando ponía el villancico que
le hacían derramar tiernas lágrimas de infancia cuando él lo cantaba en el coro
al violón de Lorenzana al siervo bueno y fiel que rogando sin cesar consigue
bienes eternos de la infinita bondad… Taratito rirorró ra…. Bendigan todos y alaben
su virtud angelical. Rezo el trisagio de san Atanasio entre las paredes de ni
escondrijo.
La humilde fotografía había sido
recortada de una edición del Adelantado de Segovia el periódico donde él
publicó sus primeros versos a la sombra de un director magnifico periodista, Cano
de Rueda. Río Eresma. Río Eresma nadie a estar contigo baja. Había pasado mucho
tiempo y se le secaron las lágrimas y él estaba en su hura en aquel refugio antiaéreo
la casamata de la batalla de Brunete donde peleó su padre en nombre de España.
Buena paliza les dimos a los del batallón Lincoln pero desde entonces no se les
había pasado la rabia con dineros habían comprado la verdad con sus mentiras.
Fenecía la luz y pasaban raudos los días y las noches. En lo alto del castillo
de Villafranca un ángel se asomaba por las almenas entonaba el oficio de difuntos
las estrofas del dies irae retumbando campo a través por los que murieron y al
conjuro de la trompeta se erguían los cuerpos de los que caídos en la batalla
fue una tarde de tormenta y en lo alto del cielo apareció entre nubes y arco
iris el apóstol con su espada.
Tú vas de oyente por la vida
escucha las oraciones lejanas. Gospodi pomilui nas. La perla de la verdad se escondía
dentro de la crisálida. Vino un presbítero con el hisopo un capellán del
regimiento de zapadores y rocío con el hisopo las tierras ensangrentadas. Mucha
fantasía la tuya, Verumtamen, que el ángel de España te proteja.
El gran hermano, claro está,
estaba siempre a la mira disfrazando en la envoltura de legalidad sus consignas
y conjuras de odio y de revancha. He aquí que todo son enjuagues y buenas
palabras. El príncipe de la mentira tiene muchas tretas y artilugios en la
bocamanga. Póker de ases y de asesinos. Que venga Pol Pit salga del pozo de
camándulas y les descubra la maula. Seguro que les gana a todos aun haciendo
trampas.
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