VILLAMIL (III) ASTURIAS LLEVA LA MAR EN EL ALMA
Tarde de invierno hoy vísperas
de san Nicolás. Bufa la mar de Artedo en la hondonada. Las olas golpean las
restingas. Estallan espuma los recifes y yo viajo con mi imaginación hacia
Serantes a treinta leguas de acá para visitar la casa solariega de los Villaamil.
Un edicto del rey
Alfonso X el Sabio nombraba al Fidalgo Bartolomé Yañez Villaamil almirante de
la escuadra de la escuadra de la mar oceana y alcaide de Castropol.
Ya ha llovido desde
aquella carta puebla pero la mar sigue ahí misteriosa y cimbreante con sus
hechizos de mujer. Esa mar que llevan los astures en el alma y que les incitó a
conocer mundo.
La casa solariega de Serantes
está emplazada sobre un otero y luce en su divisa el mote de la casta Villaamil
avante y está cruz delante.
Fue navegante
observador lector empedernido y matemático acérrimo. Nuestro ejército y nuestra
marina a la cual algunos difaman –injusticia histórica─ dio a la patria todo un
plantel de científicos.
Ahí están los artilleros de la Academia de
Segovia, los pontoneros de la de Ingenieros de Guadalajara, o marinos como Isaac Peral y
Monturiol que descubrieron el submarino y el batiscafo. Así como el marino Malaespina
con sus investigaciones botánicas en las que se inspira Humboldt.
La envidia y la estulticia que es un verdadero
deporte nacional; fue determinante que de tales descubrimientos se beneficiaron
naciones extranjeras.
No les hicieron caso. Somos
muy papanatas. Fernando Villaamil y Cancio se honra de otro gran descubrimiento
para la marina de guerra el destructor (destroyer) que patentizó en Inglaterra.
España no supo poner
estos nuevos buques de guerra por falta de presupuesto.
En el último tercio
del siglo XIX los gobiernos duraban menos de un mes. En ese vaivén del politiqueo
nuestros parlamentarios se olvidaban del bien común puesta la miura en lucrar
sus intereses.
El marino asturiano quería convertir nuestra
escuadra envejecida y compuesta de madera flotante en una flota aguerrida y
acorazada. No pudo ser pero él siguió trajinando. Varios viajes a Inglaterra.
El almirantazgo británico
le ofreció un puesto de oficial de cubierta en la Navy. Lo rechaza y regresa a
su querido Serantes.
Se quejaba su esposa
la bella cubana mulata de piel canela con la que contrajo matrimonio en Cuba de
sus prolongadas ausencias:
─Hija no casaste con
un boticario.─ respondía el navegante.
Toda la vida con la
casa a cuestas como buen militar: Madrid, Cartagena. Gijón, Ferrol.
Abordo era un militar
serio que comía solo en su camarote pero en tierra todo cambiaba dice su biógrafo
Francisco Camba todo cambiaba. Le prestaban las romerías y bailar con alguna
que otra moza una muñeira. Salía relucir la chispa del humor ovetense.
Ayudaba a los pobre de
Seijo cuando los marineros acusan el zarpazo del hambre a causa de los temporales
y la falta de pesca y a los mozos les reclutaba para su tripulación.
En la dotación nunca
faltaba un cabo gaitero. Creía que la marina de guerra era una escuela de
hombres de bien para convivir en camaradería y amistad entre las regiones
fomentando la solidaridad y el conocimiento de los jóvenes de distintas
procedencias que entran en quintas.
Hoy son muchos los
hombres ya maduros que recuerdan que los mejores días de su vida fueron los meses
bajo lar armas. Esa fue siempre el espíritu del ejército español. Ya sé que
muchos despotrican contra la “puta mili” pero yo pienso que no dicen la verdad.
Uno de los mayores errores
de J.M Aznar fue la supresión del servicio militar. Tuvo que ser un político de
derechas el que acabase con la conscripción donde nuestros mozos de reemplazo aprendieron
valores y un oficio que les permitiría al ser licenciados encontrar trabajo y subsistir.
Lamentablemente el
ukase dictatorial del líder pepero es una de las causas de que andemos al copo
unos contra otros que haya cundido el separatismo y el desconocimiento mutuo.
Si resucitara don Fernando
el hidalgo de Serantes, el marino ideal, la volvería a implantar con un grito
pixuetu:
─Avanti toa
─Firmes Ar. AMURA
VELA.
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