LEO a Sebastian Brunner, un clérigo austriaco al que denominan padre del antisemitismo- Fue un teologo y escritor de más de cien libros. Su obra se centra en la época del emperador Francisco José al que acusa de rendirse ante el poder sionista.
No soy antijudío porque rezo todos los días los salmos del Rey David y el Libro de Job para mi consuelo, pero la obra de este abate del siglo XIX ofrece preguntas inquietantes que tienen que ver con el mundo actual sujeto a una ristra de transformaciones tecno-psicológicas: digitalización, globalización, cristiano fobia, control de los medios de comunicación, las universidades, las editoriales, la medicina, la judicatura o la supresión del pasado. Bajo el pontificado de Pio IX y de León XIII la Iglesia católica se rindió a los poderes prácticos. El bajo clero seguía con el pueblo pero la jerarquía y el Vaticano despliegan una política claudicante de pactos y consensos a manos del Kulturkampf. Eran los tiempos del cardenal Rampola el enviado de Roma.
Hoy la iglesia española los obispos conferenciantes vuelven a revivir aquellos tiempos del pasado en el tiempo del josefismo. ¿Están vendiendo el Evangelio por un plato de lentejas? En la cátedra de Pedro se sienta un jesuita y en Constantinopla oficia de un patriarca que es adlatere del NOM bajo cuyas instrucciones se incoa un pavorosa cisma dentro del ecumenismo autocéfalo bizantino.
El imperio austrohúngaro cayó a causa de las discrepancias autonómicas. Austria dejó de ser el mundo feliz proyectado bajo el cetro de los Habsburgo. Se desmembró. Hungría siguió su camino al igual que las bukovinas serbios y croatas y parte de Ucrania.
Los dacios rumanos y las minorías germánicas de los Cárpatos también lograron independencia. Brunner un abate listo y sabio lo denunció en sus libros acusando a los obispos de dejar a la grey sobre los dientes del lobo. La cobardía de la Santa Sede quedaría al descubierto en su política de hacer encaje de bolillos.
Observo que el nazismo pudo ser una fatal consecuencia de este estado de cosas. Que llevaría a la humanidad a la hecatombe de la segunda guerra mundial. los alemanes no fueron los únicos malos y responsables aunque la jugada gracias a los poderosos medios de comunicación de los "narigudos" sea perfecta a la hora de echar balones fuera y culpar a otros de tanta sangre derramada.
Baste recordar que el Führer era austriaco educado en el catolicismo y en su juventud respiró estas ideas propaladas por este sacerdote austrohungaro. Ni quito ni pongo rey pero todas estas cosas invitan a la reflexión.
Ahora en España van ganando los judíos y siguiendo el camino de la Felix Austria se desmiembra. Una estema que acabará con la nación con más solera de Europa. Para la mano que mece la cuna los Borbones constituyen un enemigo menos temible que los Habsburgo herederos de Carlomagno y del Sacro Imperio germánico en una palabra los promotores de la catolicidad. Lo que más me indigna es la dejación del episcopado hispano.
Tiraron el báculo. No hay cayado ni perro pastor como en los tiempos napoleónicos cuando el Papa Pio VI por conservar la sede perdió la "fede" (un dicho italiano). En el Vaticano el pontífice reinante lanza el grito e sálvese quien pueda.
Nos hallamos en una encrucijada histórica
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