ZELENSKI Y LA EPÍSTOLA
AD ROMANOS
En esas estamos. Hace calor
en Madrid y yo mañana cumplo 78 años ya es una edad y encargué a la parienta
compre un botijo para este verano. Salí asqueado de la feria del libro. Los mismos
perros idénticos collares.
El mismo exhibicionismo
de las nenas que quieren ser escritoras: La Rosa Montero, la hija del Yale, Pérez
Reverte el espadachín. Libros que son más de vicio que de provecho. Ellas como
ya dije quieren ser Virginia Wolf. Por mimetismo la literatura se ha convertido
en el cuarto de atrás feminoide A room of my own.
Espero que las imitadoras
no acaben tirándose a las gélidas aguas del Rio Ouse que pasa por York con ínfulas
bravas. Todos los días matan a una.
Un uxoricidio a la hora
del desayuno. La muerte de pobres mujeres forma parte de nuestra versión
cotidiana. Y minutos de silencio
consistoriales como muestra de repulsa. Un maldito carpe diem. Luego lágrimas
de cocodrilo.
Asqueado cojo la candanga y me largo al
Bierzo. Hay mucha hierba en la pomarada, los manzanos a punto de granar. Los cerezos
ya dieron su cargazón, pero no es tiempo de cerezas como decía mi admirada
Teresa Roig una catalana a la cual mucho quise yo.
Hay guerra en Ucrania y
por las noches vienen como una pesadilla los rostros de los soldaditos muertos
ucranianos y rusos.
Mi indignación por esta
guerra se equiparó con el desconsuelo.
Nadie quiere ver lo que
está pasando. Yo sí.
Desvelado abro de madrugada en la epístola a
los Romanos la carta de san Pablo donde se acusa al nacionalismo judío de esa
cerrazón antievangélica. Y en esas estamos.
La guerra de Ucrania es una vindicativa de
esos postulados. Flavio Josefo podría titular la actualidad con la apostilla “De
bello judaico”. narra la historia de la lucha y derrota de Israel frente al
imperio romano.
Dice el apóstol cargando
contra los globales del Sanedrín de Soros duros de oreja y tozuda cerviz: “¿es
que Dios ha rechazado a su pueblo. No por cierto que yo soy israelita del
linaje de Abrahán de la tribu de Benjamin”; acto seguido denuncia la persecución
de que es objeto por parte de los seguidores de Baal (los mundialistas que se
resisten a aceptar la Ley de Gracia en este caso) y promueven la persecución
contra el Crucificado al que acusan de impostor y falsario.
Sin embargo, el apóstol hace
una observación: el Nuevo Testamento es un injerto de rama de olivo del Antiguo
Testamento. El judaísmo vivió en simbiosis con el cristianismo durante veintiún
siglos. Talado el tronco del añoso crecal, ambas religiones perecerán.
San Pablo no lo cree así. El mal sucumbirá a
manos del bien. “Trabajemos pues juntos por la paz y por la mutua
edificación de nuestra fe” advierte en esta carta a los Romanos. Sólo se
equivoca en un tiempo.
Pablo de Tarso creía que la segunda venida del
Redentor estaba al caer cosa que no sucedió o no ha sucedido todavía. O es que
a lo mejor no supo computar el tiempo de la cronología divina que es diferente a la de los hombres. San Pablo no tenía en la muñeca el peluco celestial del autor de la
creación.
En cualquier caso, yo recomendaría a Waldemar
Zelenski que recapitulara sobre la destrucción y muerte que está causando a su pueblo, que reconsiderara las enseñanzas de la primera epístola y recapacite
lo que está significando su llamado a occidente envíe armas para matar rusos
juntamente con la persecución a los seguidores del patriarca Onofre.
He aquí un hebreo adoptando
el garfio el potro el ecúleo y la parrilla de las persecuciones de Nerón. Esta es
la pura realidad. En cuanto a las agresiones a Rusia nadie es imparcial y se
abstiene de denunciar la macabra efusión de sangre.
El sanguinario Biden
quiere que rusos y ucranianos se maten entrambos mientras Alemania y Francia se
lavan las manos.
El apóstol de los
gentiles no se mordió la lengua y en esta carta se muestra clarividente. Pese a
las perversiones de algunos judío Israel se salvará, nos dice
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