CANCIÓN DE AMOR DELICUESCENTE
Books too many
Fueronse hacia otra parte los mensajeros.
Los nidos de cigüeña están vacíos
Aun sopla sin embargo el aire en las veletas.
Tú lo sabes bien vate cantor del tiempo.
Alguien escucha tu voz todavía.
Ganar Madrid fue cuestión difícil.
El canto de la urraca repite el eco
No pasarán pero tanto pasaron que hasta el mar llegaron.
De aquello permanece el resquemor.
El odio incólume al perdón y al tiempo.
Pero bella es la vida cuando atardece mayo
Y yo peregrino de los libros
Voy tu nombre repitiendo
Como un salmo
La páginas del pensil no devuelven el eco.
Encuentro eso sí hojas disecadas de tus besos
Entre las páginas marchitas.
Un pelo disecado.
Un apunte.
Un gesto
Musa virgen
Loable y noble
Incandescente luz
Que pinta los ocasos
Sobre el arco inaccesible
Del excelso rosicler
De versos y de cartas y de promesas junto al mar
Llené el ánfora de mis días.
Y tú no vienes.
Dime por qué razón
Poco sabrán del denuedo
Con que por ti luché
Con que brío porté tus estandartes
Era un sueño baldío el amor
Prolongándome a mi mismo.
Yes. Books too many.
Too many ideas.
Libros tan baratos que llenan mi cajón
Venero de silencios y de gritos
Donde manaba tu poesía.
Oh fuente, infierno y ángel.
Genio indomeñable.
Aun no está dicha la última palabra
Sobran rumbos infinitos
Y las sendas se multiplican
Por la rosa de los vientos.
No está dicha la última palabra.
Yo no me rindo
Parece que veo tu semblante
Rielando ya en los espejos infinitos.
ANTONIO PARRA
15 de mayo de 1998 [copiado diez años más tarde]
2008-06-23
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