24 DE MAYO MARIA
AUXILIADORA
A lo largo de mi ya dilatada existencia encontré protección y amparo bajo el manto de la Virgen a la cual aprendí a orar desde niño invocando su intercesión. Cada noche rezaba el “Acordaos oh Madre de Dios excelsa que jamás se ha oído decir que ninguno de los que hayan acudido a Vos haya sido rechazado. Aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, animado por dicha confianza a vos acudo Virgen de las vírgenes. no rechaces mis humildes súplicas. antes bien inclinad hacia ellas vuestros oídos y dignaos, Madre de Dios, inclinad hacia ellas vuestros oídos de quien busca amparo y protección” (San Bernardo de Claraval)
Y el “Sub tuum presídium
confugimus Sancta Dei Genitrix ne despicias in necessitatibus
supplicationes nostras sed a periculis cunctis libera nos Semper, Virgo gloriosa
et benedicta”. Oración de la noche cisterciense
La gloriosa no desoyó y me salvó de muchos peligros, como en cierta ocasión vez en Londres que un ucraniano celoso refugiado judío, quiso matarme tirando
contra mí el dardo de una navaja o en aquella noche, desesperado porque no me dejaron ver a mi hija, en la cual estuve a punto
de arrojarme al Támesis.
Pero sobre todo, me hizo
el regalo de don Bosco. Las madres salesianas de Majadahonda educaron a mis cuatro
hijos haciéndoles cristianos de provecho.
Recuerdo que íbamos mi
mujer yo a la misa conventual los domingos y al final al cantar la Salve
siempre acudían a mis ojos las lagrimas de un pecador.
Protección que sentí
cuando fui expulsado de mi trabajo por la Administración laica pepera y
socialista al negarme a quitar una estampa de María Auxiliadora que colgaba en
mi despacho. Se trata de un misterio que nunca sabré explicar pero que me llena
de esperanza y consuelo en estos tiempos de tribulación y crisis cuanto todo
aquello en que creíamos y soñábamos está en el aire.
María es la Madre de
la Iglesia enigma inefable que no se comprende con la razón. Sólo con el
corazón.
Del cielo quizás venga
esta tendencia mía a remar contra corriente so color de vivir marginado y en
precario.
A decir las verdades, pues como dijo san Pablo
no luchamos contra el espíritu ni la carne sino contra los funestos espíritus
que vagan por el aire. Ahora más que nunca.
En la fiesta de hoy le
pido a Nuestra Señora una gracia especial que no puedo revelar, pero hágase la
voluntad de Dios.
“Sancta Maria sucurre
miseros, fove miseros, ora pro populo, intercede pro clero, adjuva flébiles, interveni pro devoto femíneo sexu.
Sentiant tuum juvamen quicumque celebran tuam festivitatem. Amen” Es una de mis plegarias favoritas porque alude a la protección de los miserables, de las mujeres y del clero.
Mirad a la estrella invocad a María. Nos recomienda San Bernardo el gran cantor de la Virgen María. No desesperéis. Poned en Ella vuestra confianza tanto en la salud como en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza. En la paz y en la guerra,
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