THE WINTERS TALES SHAKESPEARE ESCRIBIRIA PARA LA TV SI VIVIERA HOY
Bellos días de septiembre, las noches son frescas y
yo me hago un rebujo rememorando mis tiempos de profesor de literatura inglesa.
Si viviera hoy sus obras serían como esas series turcas que ven las mujeres de
los cinco continentes. Conocía bien el alma femenina con sus gustos, sus
pasiones, su sexualidad, un grado de conocimiento al cual pocos llegan, quizás
Tolstoi y los rusos. Mi tesis de licenciatura resaltaba este carácter de
modernidad periodista del Cisne de Avon comparándolo con el teatro clásico
español. Todo él, excepto Tirso de Molina, fue machista. Y a su vez católico y
sentimental. Sin embargo en las obras de Shakespeare observamos un cierto grado
de paganía. Da de lado a la cuestión religiosa y busca los temas de sus obras en
la Italia renacentista o en la mitología griega. Winters Tale o Cuento en
Invierno por la profusión y elegancia de sus frases nos hace pensar en aquellas
reuniones en las casas del invierno donde alrededor de la lumbre se contaban
historias y que en Castilla llamaban filandones o hilandones porque se pegaba
la hebra. Fue una de las ultimas comedias que escribió y en ellas se nota el
descuido de un literato que escribía de corrido y no corregía nunca. No se
preocupaba de poner sus producciones negro sobre blanco. Lo cual que a posteriori
surgen muchas versiones a tenor con las transcripciones de este teatro
representado en una taberna la más grande de Londres que llamaban el Globo. Decimos
que la trama tiene la hechura de los novelones o seriales modernos porque se
basa en las intriga amorosa en los celos, los cuernos, los vaivenes de la flechas
de Cupido que se disparan, hieren, matan y producen un estigma placentero, lo
mejor del mundo. Salen a escena personajes como Perdita, Mirands, Florisel,
Hermiona y dos reinos el de Bohemia y el de Sicilia cuyos monarcas primero se
hacen el amor más tarde la guerra. ¡Ah los dioses¡ son todos mentirosos. Hay santos
diabólicos, amigos traidores, jueces injustos, políticos corruptos aquejados de
parataxis un desorden del sentido del tacto que se vuelven locos al contacto
con el oro.
Pero Shakespeare
a diferencia de Calderón, Lope o Alarcón no es un moralista. Sigue las pautas
de la naturaleza que carece de ética. Tampoco tiene ética la razón ni el
sistema de las tres unidades de Moliere.
Fue una de las últimas obras que puso en escena este
malabarista del idioma inglés, un retablo del conocimiento y del pensamiento en
el tiempo isabelino. Tiempo de cambio, convulsiones religiosas, pathos. Yo leo.
Me miro al ombligo. Contemplo mis desgracias, miro a los retablos de la Red y
me saludan las nuevas diosas del amor que me saludan con su acento colombiano
meloso como una caricia. No sufras más, padrecito. Señor, pase de mi este cáliz,
hagamos un corte de manga a las desgracias y contratiempos. And always
Shakespeare. It is my lichgate porch. Como aquella tarde hace sesenta años que
me perdí haciendo autostop camino de Evesham y no tenía donde ir. Me senté
frente a una casa y vi que por una televisión en blanco y negro estaban proyectando
El Rey Lear. ¡que casualidades! Era el omen. El pronóstico del destino. Me refugié
bajo el tejadicho del porche en frente de la casa del párroco que tenía
encendida la televisión
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