2024-09-10

 THE WINTERS TALES     SHAKESPEARE ESCRIBIRIA PARA LA TV SI VIVIERA HOY

 

Bellos días de septiembre, las noches son frescas y yo me hago un rebujo rememorando mis tiempos de profesor de literatura inglesa. Si viviera hoy sus obras serían como esas series turcas que ven las mujeres de los cinco continentes. Conocía bien el alma femenina con sus gustos, sus pasiones, su sexualidad, un grado de conocimiento al cual pocos llegan, quizás Tolstoi y los rusos. Mi tesis de licenciatura resaltaba este carácter de modernidad periodista del Cisne de Avon comparándolo con el teatro clásico español. Todo él, excepto Tirso de Molina, fue machista. Y a su vez católico y sentimental. Sin embargo en las obras de Shakespeare observamos un cierto grado de paganía. Da de lado a la cuestión religiosa y busca los temas de sus obras en la Italia renacentista o en la mitología griega. Winters Tale o Cuento en Invierno por la profusión y elegancia de sus frases nos hace pensar en aquellas reuniones en las casas del invierno donde alrededor de la lumbre se contaban historias y que en Castilla llamaban filandones o hilandones porque se pegaba la hebra. Fue una de las ultimas comedias que escribió y en ellas se nota el descuido de un literato que escribía de corrido y no corregía nunca. No se preocupaba de poner sus producciones negro sobre blanco. Lo cual que a posteriori surgen muchas versiones a tenor con las transcripciones de este teatro representado en una taberna la más grande de Londres que llamaban el Globo. Decimos que la trama tiene la hechura de los novelones o seriales modernos porque se basa en las intriga amorosa en los celos, los cuernos, los vaivenes de la flechas de Cupido que se disparan, hieren, matan y producen un estigma placentero, lo mejor del mundo. Salen a escena personajes como Perdita, Mirands, Florisel, Hermiona y dos reinos el de Bohemia y el de Sicilia cuyos monarcas primero se hacen el amor más tarde la guerra. ¡Ah los dioses¡ son todos mentirosos. Hay santos diabólicos, amigos traidores, jueces injustos, políticos corruptos aquejados de parataxis un desorden del sentido del tacto que se vuelven locos al contacto con el oro.

 Pero Shakespeare a diferencia de Calderón, Lope o Alarcón no es un moralista. Sigue las pautas de la naturaleza que carece de ética. Tampoco tiene ética la razón ni el sistema de las tres unidades de Moliere.

Fue una de las últimas obras que puso en escena este malabarista del idioma inglés, un retablo del conocimiento y del pensamiento en el tiempo isabelino. Tiempo de cambio, convulsiones religiosas, pathos. Yo leo. Me miro al ombligo. Contemplo mis desgracias, miro a los retablos de la Red y me saludan las nuevas diosas del amor que me saludan con su acento colombiano meloso como una caricia. No sufras más, padrecito. Señor, pase de mi este cáliz, hagamos un corte de manga a las desgracias y contratiempos. And always Shakespeare. It is my lichgate porch. Como aquella tarde hace sesenta años que me perdí haciendo autostop camino de Evesham y no tenía donde ir. Me senté frente a una casa y vi que por una televisión en blanco y negro estaban proyectando El Rey Lear. ¡que casualidades! Era el omen. El pronóstico del destino. Me refugié bajo el tejadicho del porche en frente de la casa del párroco que tenía encendida la televisión

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