LA PALABRA QUIJOTE ES
CATALANA y (II)
QUIXOT era la pieza
que los guerreros aragoneses y valencianos se ponían en la rodilla como
defensa. En castellano lo llamaban grebas. Cubrían el peto, el espaldar, coraza
y manoplas.
Era la guarnición de
los caballeros prevenidos en frontera para luchar contra el moro y a veces
contra el cristiano puesto que nuestra reconquista fue tumultuaria y sin una
coherencia ni unidad de ahí que durara ocho siglos y que diera alas a las órdenes
militares y a las novelas de caballerías que eran los thrillers las películas de
suspense y de hazañas bélicas del medievo.
Se ha dicho que Cervantes
escribió su famoso libre para ridiculizarlas pero esto es una verdad a medias
porque en don Quijote bosquejó el
paradigmas de los caballeros andantes: leales, justos, valientes y enamorados platónicamente de su dsms dama señora de sus
pensamientos. Dulcinea es lejana, dulce, inaccesible, etérea pero sin sexo.
Y ahí está la maula
cuando descubre a una mujer fría feucha, algo puta y desabrida en Maritornes. Más
rotunda sería la caída. Más fuerte el desengaño.
Mira que pelear por eso. Y ahí vienen los
descalabros, nuestro caballero andante en su contienda contra los gigantes que
no eran sino molinos de viento lamenta su descalabro.
Sancho el protege no por amor sino por
interés. Otro atavismo típico de lo hispano y por último está la frase de “Con
iglesia hemos topado, Sancho”.
En todos esos puntos
está la clave. El quid de la cuestión.
Cervantes también era
un caballero andante, pero metió la única mano que le quedaba en el cajón y
acabó de palanganero de una casa de putas de Valladolid escuchando los berridos
eróticos del joder de las pupilas.
Sin embargo en el
expurgo de libros que ante el cura y su sobrina en la biblioteca del hidalgo
que se pasaba las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio se
libran Tirant lo Blanc, la mejor novela
de caballerías en valenciano y el Amadís
de Gaula en castellano.
Fue escrita por Joanot
Martorell para narrar las aventuras de un caballero bretón en la corte de
Londres que parte a Jerusalén.
Su lectura hogaño es
trabajosa surgen desafíos a primera sangre (muerte), vilezas y hechos
disparatados que ocurren en palenques tan distantes como Jerusalén,
Constantinopla, Rodas o Barcelona.
Pero era el espíritu del
siglo XV el ideal caballeresco el cual se
mezcla con andanzas en busca del grial y peregrinaciones a Jerusalén pero
dentro de las ciudades las rivalidades entre los nobles promulgaban sentencias
de muerte y luchas internecinas de las familias rivales en los palacios encastillados.
Así fue, sin embargo,
como se forjó occidente.
domingo, 16 de marzo
de 2025
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