PARLAR DE APOCALIPSIS
No hablemos de apocalipsis porque
no sabemos ni el día ni la hora aunque hubo un tiempo en que yo caí en esa
tentación cuando en 1975 vi venirse el mundo abajo en una labor de zapa que se alargó
hasta 1989. Enfermedades, persecución, desdichas de todo tipo, desamor. Me amarré
a los rosarios (la devoción a Nuestra Señora la tengo por carisma) y al alcohol.
Iba y venía al Escorial en bicicleta. Decían que allí se aparecía la Virgen
pero yo creo que que se aparecía el Engañador. Todo un timo bien pergeñado. Sin
embargo, en la pradera río abajo del monasterio encontré a Aderita una pobre
mujer de León que rezando por mí me salvó. Fue una forma de huida. Los retortijones
del escapismo. En tiempos de tribulación dice san Pagnufio el eremita no hagas
mudanza y yo hice muchas mudanzas. Intenté publicar libros. Las editoriales los
tachaba n y me llamaban colaboracionista. En el café Gijón pandilla de picaros
se reían de mí. Yo bebía pero era una manera de quitarme de encima a los
comisarios. Aprendí que en tiempos de Stalin los que bebían o se hacían pasar
por locos no eran conducidos al gulag. Así me libré de las garras del
inquisidor. He vivido entre inquisidores y forajidos. El gran Totem de la
Transición Demócrata a los que todos a una los súbditos debían adorar. Y yo
incauta y y temerariamente le hacía un corte de manga. ¿Quién me salvó de la
boca del león? El abuso del alcohol cuarteó mi salud y fue uno de los orígenes de
mi cáncer de próstata del cual fui operado justamente el día de san Pedro del
23 por una cirujana joven y guapa y la doctora Zapata mi oncóloga que fueron
para mí una bendición de Dios. Ahora después de la intensa medicación funciono
como un reloj. Nunca estuve mejor. No hablemos por tanto de Apocalipsis. Ya veo
a Satanás el diablo de la política y del periodismo falaz huir con el rabo
entre las piernas al Averno de donde no debiera salir jamás. El arcángel san
Miguel que le corte los huevos y la Mujer calzada de luna y de sol aplaste su cabeza. Sepan cuantos: Xto está en
la historia. Confiemos en Dios. Par mí ha pasado el tiempo de desabrimiento. A la
vejez viruelas que diría el otro.
jueves, 3 de julio de 2025
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