2017-01-11
2017-01-10
UNAMUNO SU
MEJOR LIBRO RECUERDOS DE NIÑEZ Y MOCEDAD
Arriba mi Bilbao que el porvenir es tuyo así
termina este opúsculo a mi juicio el mejor libro de Unamuno—29-IX-1864/
31-XII-1936— donde salen a relucir la fortaleza y la ternura virtudes
características del alma vasca. Humor también. El máximo representante de la
generación del 98 peor novelista que pensador bucea en sus recuerdos y
entusiasma a sus lectores con la narrativa de las experiencias que fueron
experiencias infantiles de no pocos españoles hasta hace poco: las fiestas del
calendario cristiano y sus correspondientes procesiones y actos litúrgicos, las
peleas de chicos, los veraneos, la escuela y las clases sociales colegios de
pago y los de balde callealteros y
barrioajeros, (como en el Santander de Pereda o el Avilés de Palacio Valdés) la
crueldad de aquellos niños medio salvajes. no extraña pues que el sabio
profesor salmantino lamente en alguno de sus libros haber nacido en un país de
rencores. Le duele España pero su recordación de aquel Bilbao de fdines del
siglo XIX le enternece. Es la villa vizcaitarra soterrado tesoro de las Españas
a veces mal entendido porque glosando a Tirso “vizcaíno es el hierro corto en
palabras y en hechos largo”.
Describe en clave de humor el bombardeo
—llevado a cabo por la artillería carlista de Zumalacarregui el dia de
inocentes de 1874 el cerco duraría hasta el día de santo Matía al año siguiente— “nos dieron vacación…
algunas mujeres lloraban y ponían velas al Santísimo.
“En
los recónditos senos de mi conciencia
aparece el bombardeo como edad heroica y remotísima y los carlistas como vagas
reminiscencias de fósiles, mamutes y mastodontes”. Era don Miguel de familia
liberal y se remeje no poco en la ironía hacia los soldados del pretendiente
“que yo no vi ninguno” y trae a colación los juegos y charadas infantiles, los
cantos de rueda como aquella comba resucitada por Joaquín Díaz en sus
reviviscencias del romancero
Allí
arribita del río contra raya de Navarra
Ay si contra raya
de Navarra
Vivía una santa
doncella ay si
Que Catalina se
llamaba
Ay sí
Que Catalina se
llamaba
Su padre era un
perro moro
Ay si
Su madre una
renegada
Ay sí
Su madre una
renegada
Todos los días de
fiesta ay sí
Su padre la
castigaba ay sí
Siempre la
castigaba
Mandó hacer una
rueda ay sí
De cuchillos y
navajas
Ay si de cuchillos
y navajas
Ay sí de cuchillos
y navajas”
Unamuno cree que la oralidad apacienta los
caminos de la infancia y son estas canciones y juegos los que determinan el
nacimiento de la fuente sagrada que brota de los hontanares de la poesía
lírica. Mambrú se fue a la guerra no es otro que el duque de Malborough y
matarile una versión de la canción popular francesa j´´ ai un beau chateau. Se
detectan las inclinaciones filológicas de aquel niño bilbaíno que cuenta cómo
la clase estallaba en risas cuando alguien soltaba un pedo. Ay que se me
escapó.
Lo coprológico es uno de los factores cómicos
que caracterizan la niñez. Quien se ha peído que huele a tocino quien se ha
cagao que huele a bacalao tú por tú que has sido tú. ¿Quién se fue de bastos?
Yo no. Don Floriano ha sido este niño. Silencio. No, no, ya está seco.
Rememora las primosoras lecturas del
“Juanito” principal libro de texto de aquellas generaciones. Los diálogos que
inserta son encantadores, no exentos algunos de ellos de las concordancias
vizcaínos. Tú roncas. ¿Roncas yo? ‘¡Si te doy uno…! anda chápale a ese, mójale
la oreja, pégale un puñetazo en los hocicos. Conversas que a mí tambien me
recuerdan mi infancia en Segovia que no fue muy diferente a la del escritor que
nació al pie de las Siete Calles. Te ha podido, Guille. Y hago mía esta
sentencia: “recuerdo un amigo mio de colegio que cuando uno le sacudía contaba
los golpes y él habría de darle uno más para quedar encima. Llegaban los parragorris o mascaras de Carnaval y
sdobre los pasos aparecían las calvas cabezas de los apóstoles barbudos y la
sañuda mirada de los sayones, el chistolari iba delante de la procesión y
cerrando carrera los músicos de la banda municipal muy orondo el que tocaba el
bombo y casi famélico el que hacía sonar los platillos del tintinábulo. Tachin
tachán.
Saltan a la prosa personajes como Antón el de
los Cantares que era amigo de la familia o del bardo Iparraguirre, arlote o
versolari o el propio Zuloaga conocido de su padre quien hablaba del Greco con
cierto desdén. El pintor de Eibar decía que en su cuadro de la Trinidad le puso
al Padre Eterno la mitra del revés. años adelante, dicho recelo no sería óbice
para que Domenicos Theoteocpulos
influyera en la trayectoria mistico realista de Zuloaga, el vasco que vio el
alma castellana en los paisajes de Segovia.
La castidad del autor de “Sentimiento Trágico
de la Vida” —fue un hombre de una sola mujer jamás se fue de picos pardos no
bebía ni fumaba— tiene una explicación:
haber sido muy devoto miembro de las Congregaciones Marianas… “el día
más solemne para los congregantes era el de San Luis Gonzaga. El párroco de
Santiago señor Ibarbuengoitia nos llamó ovejas no sé cuantas veces y nos habló
de “pastos espirituales, sencillas y antiguas metáforas que debió haber tomado
de un libro viejo”. Cuenta por último sus paseos al borde la ría del Nervión,
se entusiasma ante el paisaje de la ciudad vista desde el miradero de Archanda.
¡Aivá! Su primer encuentro con la muerte. Un
compañero de pupitre un tal Castañeda murió en la flor de la edad diz que por
fumar y porque “no paraba de darle al vicio solitario”.
El entierro de Castañeda le impresionó a don
Miguel de tal forma al colegial que de siempre aborreció el tabaco, y la
fornicación le pareció algo abominable.
Se distinguen los vascongados los vascongados
distinguen por la vergonzosidad, dice. Ellos son capaces descubrir y conquistar
un continente, de jugarse la vida en cualquier peligro, pero delante de una
mujer o hablando en publico les veréis aturullarse… el aldeano vasco como habla
mal castellano teme que se burlen de él los que le oyen y por eso se vuelve
taciturno. Este encogimiento tambien se percibe cuando habla su propia lengua
por lo cual debe ser alguna otra razón más secreta que lo explique, y no
conviene echarle la culpa a los castellanos de su reserva.
Cuenta los agobios y baticores con el latín y
sus tediosas tardes de estudio al pie del Raimundo de Miguel tortura de
generaciones de españoles. El diccionario más famoso de la lengua del Lacio era
un calepino arduo, premioso, y sin “santos” en cuyas páginas nos quemábamos los
ojos, lidiando con el hipérbaton de las catilinarias. Aprendimos en él cosas
que entonces considerábamos inútiles pero que a lo largo de los días nos hemos
dado cuenta de que sirvieron para mucho. Al menos para moldearnos el alma, y lo
que se nos representaba entonces banal emprio, a la larga brindó provechoso
usufructo.
lLUIS VIVES ENRIQUE VIII Y CATALINA DE ARAGON (capítulo no publicdo de mi libro "el lzarillo fue escrito por Andrés Laguna)
VIVES RECOPILACIÓN
No creo que Vives marchara al exilio por
temor represiones inquisitoriales sino por negocios. Enigmática figura que
canta a Valldaura en sus libros al tiempo que lanza andanadas contra el amor
cortés tan de moda en su tiempo. Acaso fuera un disciplinario combate la
tiranía de la guerra elogia la templanza en la mesa mientras describe sus
banquetes domestico comida opípara manjares suculentos le gustaba la cerveza y
la gota fuera tal vez ocasión de la gota que le acortara la vida ┼ a los
cuarenta y ocho años despotrica contra los teólogos gladiadores de lo divino
pero en sus colaciones escrituras esboza fórmulas que hoy día son de provecho
pues aconseja escribir corto triturado y bien dicho “No tomes la pluma cuando
te sientas agitado por el odio, la ira, el miedo o la ambición. Ajusta las
cuentas en sucesivas cartas al papa Adriano VI, al rey de Inglaterra Enrique
VIII y al mismísimo Felipe II. Sus instrucciones a la mujer cristiana en que
manda la sumisión al esposo hoy no tendrían cabida aunque bien pudieran ser un
antídoto contra la violencia domestica que se desparrama por el mundo. Yo creo
que vivía en una nube. O era un tanto arrogante o no practica lo que predica.
Tal vez fuera un poco arrogante. De su pasión por Jesucristo y su amor a la
iglesia romana no caben dudas, no embargante que disemina por todos sus
escritos proverbios adagios con reminiscencias talmúdicas y en ello delata
seguramente su origen converso.
A ratos, se muestra oscurantista, y fustiga
la concupiscencia del saber: “el escritor
ha de escribir meditar y enmendar mucho y ha de publicar muy poco, piense que
su escritura permanece para siempre” destilemos, por tanto, nuestras prosas
y que nuestros libros adquieran el título de quintaesencias. Otro vicio vitando
del intelectual es el orgullo del filosofo que da en pensar que los demás son
bestias o que “el infierno está en los otros” (Sartre( ( Los jurisconsultos
enredan a los pequeños con ambages leguleyos les mandan al patíbulo o les
arrebatan su fortuna. Pleitos tengas y los ganes. Evita el orgullo y la
presunción pues la sabiduría del más docto entre los letrados es nada en
comparación con lo que ignora & tan embotados tenemos el ingenio que ni
centramos el corte de las cosas”. A veces los labradores los zapateros
remendones y los hombres de las clases inferiores muestran sentimientos más
elevados que muchos intelectuales. Humildad, amigos, humildad y decoro. Vives
entra a saco con la insipiencia de la erudición. Muchos politólogos y
tertulieros de hoy o toda esa canalla que pulula por las redes sociales de
seguro que no leyó a Luis Vives. Pues todo en la vida rebosa ignorancia y
error. Sólo sé que no sé nada.
▬¿Lo entendiste?
▬No
▬Seguro que eres un burro.
▬Y tú más.
Predica el valenciano el sentido común y
desautoriza a aquellos que piensan que las ideas elevadas no pueden exponerse
en lengua vulgar, un varapalo al latín. Precisamente es el idioma que él utiliza.
He ahí otra de sus contradicciones. Es un error acceder a los caprichos del
niño acostumbrándole a la blandura y a ka glotonería. Serán esclavos de los
vicios. Toda una regla de oro para esta civilización consumista, que las niñas
sean preparadas para el matrimonio aprendiendo a coser hilar y bordar para
saber atender a los menesteres de la casa con modestia pudor cortesía y
honestidad persuadiéndoles en la guarda de la castidad que es el tesoro de toda
la mujer. Esto suena a chino en el ambiente orgiástico de depravación y
promiscuidad de nuestras juventudes. A los más aptos reténgaselos en la
escuela. La escuela ha de ser seminario para la formación de sacerdotes. Los
demás que aprendan un oficio de acuerdo con sus diversas inclinaciones.
Otra de sus obsesiones son los libros de
caballería y novelas pastoriles contra los que endosa dictámenes retrógrados
con apóstrofos rancios “las mujeres han de apartarse de semejantes libros como
la víbora y el escorpión”. Es aquí donde surge la furia del converso y el
talante inquisidor. So hubiese sido cura hubiera echado de la iglesia a las
mujeres en manga corta y a las minifaldas las hubiera corrido a gorrazos.
Lamento tener que desdecirme de la dulzura con que presenté a este valenciano
en el capitulo que dediqué a los humanistas de la reforma en mi tratado sobre
la autoría- vives anatematiza la depravación clerical pero de una manera menos
cómoda y sin la jocundidad que esgrime el doctor Laguna aunque el valenciano
filosofe con más ganas que el segoviano. “La verdadera fortaleza no consiste en
matar abatir destruir; eso es propiedad de las bestias. La verdadera fortaleza
esta en reprimir los vicios, sobreponerse a los azares de la fortuna y en no
temer sino a la quiebra de nuestra probidad… los placeres del alma y los del
cuerpo son incompatibles; si nos damos a los corporales no sentimos los
espirituales y viceversa”. Con respecto al amor diferencia al amor divino del
concupiscente. Este genera envidias, recelos y afán de `posesión carnal. No es
verdadero amor sino reclamo de los instintos disfrazado de la belleza terrenal
que es efímera y cambiante. Con este
axioma se carga toda la literatura galante de su siglo. Mal llamado el siglo de
Amor. Cree en la inmortalidad del alma y sostiene que la religión le ayuda al
hombre a encontrar la perfección, algo que desconocen los gentiles. Lo explica
en sus Comentarios a los Salmos Penitenciales en los cuales desdeña las
enseñanzas de los filósofos paganos ▬ Aristóteles Cicerón Séneca, Plutarco ▬
para proponer como modelos a los profetas y santos del Viejo Testamento.
Exhorta a abrazar la vida cristiana como purgación del alma para amar y
comprender a su Creador. “Sin Cristo todo hombre es un cúmulo de vanidades”.
Aspira a un cristianismo autentico bajo la piedra de toque de la caridad pero
sin anatemas excomuniones y mutuas acusaciones de herejía y reproches
(barruntaba la que se venía encima las
luchas teológicas de su siglo que abrieron la puerta de grandes guerras y
mortandades en el Viejo Mundo) Y tanto sabes como lo que obres. Del castigo de
Dios nadie podrá huir ni escaparse en un caballo al galope. Resulta
desconcertante y dilacerante en sus c comentarios al Salmista al anunciar que
le está llegando el castigo al guindo que se dice cristiano sólo de nombre.
Idea talmúdica. Vives respira por la herida y muestra al converso que llevaba
en su interior. Huid de los vicios que os persiguen. Es un heraldo de la
reforma. ¿Te duele la injuria? Quizá te traicione tu amor propio pero no te
preocupes Dios será tu vengador. Él te vengará mejor sin riesgo para ti y donde
más le duele al enemigo pero no pidas venganza contra nadie no sea que caiga
contra. Al leer tal frase siento que todo el montaje del Holocausto como obra
del demonio se viene abajo. ¿Acaso tu crees que no hiciste nada malo para no
merecer castigo? Pongámonos pues en manos de Dios. ¿Aborrecido? Si por tu culpa
enmiéndate su no ponte en sus manos. Él no te abandonará. Es amigo fiel. Sábete
que sobre los poderosos está Cristo. (Del liborio Preparación del alma para la
oración) la gracia fluye al alma por la tolva de la humildad y el acatamiento
de la divina presencia. Vives se muestra dentro de sus inefables
contradicciones y paradojas un místico de primera categoría. En política se
decanta por la republica a dirigida al bien común. El gobierno del pueblo y
para el pueblo pero advierte que es peligroso enfrentarse a la multitud bestia
de cien cabezas aunque nunca haya de asentirse a sus opiniones, a mal rey malos
súbditos y entre los malos poco ha de durar la concordia. Las tiranías pronto
se desmoronan. Estos avisos los esparce en sus cartas al Papa al rey de
Inglaterra a Felipe II aun príncipe al archiduque de Sajonia y al obispo de
Lincoln. Se muestra preocupado ante Adriano VI por el desorden que reina en
Europa.
Brocárdicos responder al denuesto con
denuesto es como querer limpiar el lodo con barro, no seas tan delicado que una
palabreja te traspase. Ir con amenazas es cosa de mujerzuelas y no buenas.
Reírse de si lo bueno es maldad de lo malo crueldad de lo mediano necedad. La
ira que te amenaza aplácala con lágrimas y penitencia suplicas de perdón ante
Dios y los hombres. No es torpeza impetrar perdón torpeza es tener a dios y al
hombre por enemigo. Dios trajo el amor la concordia y la paz y el diablo
meritísimo artífice los bandos las facciones las querellas riñas contiendas y
guerras. Dios que quiere salvarnos inspira benevolencia el diablo que quiere
perdernos enemistades y animo de dilatar fronteras y someter a los rivales con
encarnizada saña. No haya paz para los impíos exclama el salmista oráculo
divino. “Misión vuestra es santísimo padre Adriano con arreglo a los preceptos
de nuestra fe como cuyo interprete gobiernas el orbe decirles a los príncipes
cristianos que esta guerra entre hermanos y lo que es mas grave entre
bautizados en el mismo bautismo es una guerra inicua criminal e impía que se
opone a las enseñanzas de san Pablo sobre el cuerpo místico de Xto. Ni el de
Sajonia ni Francisco I ni Enrique VIII le hicieron al papa holandés y consejero
de Carlos V mucho caso. Este papa tenia un pasado era el responsable de que
hubieran estallado en castilla las guerras de las germanías y de las
comunidades. No podían faltar en un converso las alusiones a la pureza de
sangre un prejuicio que infatuaba a la sociedad castellana, la inglesa, la
francesa y por supuesto la alemana. “La verdadera y sólida nobleza nace de la
virtud. A decir verdad todos estamos formados de los mismos elementos y Dios es
padre de todos. Desmonta con su tesis los prejuicios de la teología de la
predestinación y un dios solo para los elegidos o que solo los nacidos de la
estirpe de David o los descendientes de Mahoma entrarán en el paraíso. Desde
las torres de Brujas el filosofo español se asomaba al antemural de las
fratricidas guerras religiosas algo que ha vuelto ahora y sentía vértigo, el
honor es consecuencia de la virtud y no de los genes de la misma forma que la
soberbia es madre de la envidia la maledicencia, la calumnia que muerde a escondidas y de la ira.
Discípulos de Cristo versus los de Plutón pero he aquí un rico mercader era una
de las familias más adineradas de su tiempo predicando a favor de los pobres la
mesa bien abastada y regalada defendiendo al desnudo, haz lo que yo digo no
hagas lo que yo hago. Son paradojas manifestaciones de la sabiduría que una
cosa es predicar y otra dar trigo. Y ello le da pie a Vives influido por las
enseñanzas de su amigo Erasmo a criticar a las ordenes mendicantes que viven de las limosnas del sufrido pueblo y fomentan
la vagancia la pobreza y la sopa boba de los conventos, aspira a una religión
desmantelada de sus adornos y ese
cristianismo de base que tanto tentó a los incautos y que fue pretexto de no
pocas venganzas y sacrilegios, parece desoír las palabras del Salvador siempre
tendréis pobres entre vosotros pero a mi no me tendréis, no os preocupéis que
comeréis y o que beberéis no llevar consigo alforjas ni saco. Este carisma
convirtió al cristianismo platónico en una religión mistérica que no busca la
utopía ni la revolución social sino la salivación y la paz de las conciencias.
Lo exotérico y lo esotérico en el cristianismo juegan a tres bandas es
necesario aceptar los tres rigores no se puede entender un catolicismo a palo seco.
Son las aberraciones bíblicas la trampa donde cayeron Lutero Calvino y Wosley.
Ideales tan sublimes luego cuesta tarea ponerlos en ejecución. Seamos humildes,
hablaba de una comunidad que este converso jamás permitió en su casa. En punto
a mujeres nada de afeites ni amoríos la pata quebrada y en casa ese es el
mensaje de su opúsculo instrucción de la mujer cristiana. Le honra, sin
embargo, haber salido en defensa de Catalina de Aragón arriscando su vida
contra la voluntad de su tutor en Oxford el rey Enrique VIII le escribe varias
cartas a las cuales no contesta afeándole discretamente su conducta para con su
mujer natural la hija de los reyes católicos a la cual había dado libelo de
repudio-. Su actitud fue mucho más tibia
que la de Moro al respecto. Porque temiendo las represalias del soberano que le
destituyó de su cátedra de Oxford y le manda arresto domiciliario en su
domicilio en Londres, temiendo ser conducido a la Torre, hue a Flandes. El 13
de enero de 1531 escribe al monarca británico exhortando a que se piense dos
veces la idea de otro matrimonio. Enrique VIII pone orejas de mercader a la
demanda y entierra a Catalina en el castillo de Peterborough. Enrique VIII pide
a Luis Vives que acuda a Londres para actuar como testigo en la defensa del juicio
contra Catalina y cuyo abogado defensor sería el legado del Papa el cardenal
Campeggio. La negativa de Vives a regresar a Inglaterra irrita a don Enrique y
enoja a doña Catalina que en una casa le acusa de cobarde y de traidor. La hija
de los reyes católicos se queda sin
amigos y muere pobre y triste. El humanista valenciano tambien da a la reina
cantonada. Es un personaje contradictoria. Unas cosas son las palabras y otras
los hechos. No tengo más remedios que reseñar los puntos oscuros de su biografía.
RECAUDO DE ESCRIBIR
Tengo recado de escribir. la
escritura me transfigura. Dicen que el novelista no ha de meterse en
metafísicas impartir doctrina contar la realidad pero en la novela cabe todo
¿no? la brisa de helado enero silba entre mis orejas. Eolo y sus furias me
animan a encontrar la perfección. En las ramas del árbol desnudo graznaban
sagaces y prudentes los grajos y cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del
carajo y así la campana así el badajo. Los rusos dicen que así es el pope, asi
son las letanías. Vuelvo al "Vortrag" perdí el camino de la perfección.
abro mi portátil pues mi oficio es contar historias. Tengo recado de escribir y
escribir he otro día más para describir la realidad que segun los alemanes
posee muchos vielfalt muchas fases
encuentros y desencuentros
SOY ARTILLERO JURÉ BANDERA
Me siento españo, me duele España como me duele el mundo. Cargo con los pecados del mundo como san Cristabalón. Estoy al pie del cañón. La Virgen de la Fuencisla es mi capitana general. Con tan augusto mando ganaremos cualquier guerra. Bajo su manto me protejo
2017-01-09
UN ACCITANO DE GUADIX Y UN CUENTO QUE RETRATA EL SIGLO
XIX
Pedro Antonio de Alarcón El Clavo
Una de las situaciones pintorescas en las que sueña Pedro Antonio de Alarcón en sus nostálgicos y sentimentales cuentos en los que el lector añora Granada( Madrid la calle Atocha y Valdemoro donde residió) es subirse a una diligencia y encontrarse en la rotonda con la mujer de sus sueños. Donde menos se espera salta una aventura pero el humorismo sardónico nos deja con la miel en los labios porque la ínclita- el granadino las preferiría rubias y corpulentas, pecheras, entradas en carnes, algo donde agarrar- resulta una damita muy pudibunda, treinta años, bonitos dientes, hoyuelos en las mejilla, escote alto y un libro en la mano, quizás una novela “cuyo héroe podría parecerse a mí (pues no pide usted nada, don Pedro Antonio), elegante damisela y sola- o viaja en busca de su marido, es una puta o una asesina.
El novelista sabe jugar con las situaciones delirantes y atrapando el interés del lector le lleva al huerto pero no hay tal huerto sino una situación bufa. Nuestros antepasados del siglo XIX trataban de ligar en los carruajes de posta. Antes del primer relevo donde estaba la posada del encuarte ya había declarado sus amores. En lo alto del pescante el postillón chascaba la tralla. Se tardaban dos días y medio desde Gijón a Madrid parada en la venta la Tuerta en León, Ataquines, media hora. El viaje a Granada era más peligroso por el aliciente de los bandidos al acecho por Sierra Morena. Estos escritores románticos poco se preocupan del paisaje, tampoco demasiado del paisanaje. El mayoral látigo en ristre para aguantar el frío y las tropelías del camino al bajar Despeñaperros (aquel carretero madre… quede amores me habló etc.), pasado Torrejón, el automedonte se había metido entre pecho y espalda una azumbre de aguardiente y reforzado su lenguaje con un repertorio de delirantes cagamentos. Juras más que un carretero. Para cojurar el aburrimiento o el miedo el cochero se echaba cuatro cantes. Coplas y más coplas. Veredas y más veredas.
-¿Vas de recua?
-Sí a Sanlucar por ver al Duque.
Las mulas eran todas aragonesas más resistentes pero zainas y cabezonas que tú no veas. El camino pedía aventura, reclamaba sobresaltos y daba alguna coz, un golpe inesperado. Los niños del siglo XIX no querían ser pilotos ni bomberos, querían ser delanteros de diligencia y guiar un convoy de mulillas trotonas haciendo sonar los cascabeles de sus colleras. A par de la calesa y sobre una yegua cordobesa a modo de vigilante solía cabalgar un mozo de espuela con un trabuco o una escopeta a la grupa, y que le iba advirtiendo al que guiaba de las incidencias y vericuetos del camino y si el carruaje cargaba trasero o delantero. Manolo tensa las riendas. Pese a las prevenciones las diligencias hacían molino porque se rompía una ballesta o se desbocaba alguno de los jumentos de la recua. Tenía que venir el herrero del pueblo más próximo. Era la desesperación pero Menéndez y Pelayo en el itinerario que va entre la Puerta del Sol y Puerto Chico solía leerse diez libros mientras se fumaba una caja de puros.
Si a la señora se le antojaba hacer pipi, ningún problema: con alzarse las enaguas y empotrar las nalgas en un sillico oculto bajo el asiento y a soltar el chorro o lo otro por la bacinilla coprónica, pues no tenía que hacer cola en los lavabos, así se hacía el avío del cagar y mear sina apearse; todo marchaba sobre ruedas. En estos viajes se trababan amistades que duraban de por vida, se contaban historias difíciles de olvidar y algunos incluso encontraban con la mujer de sus sueños. Don Pedro Antonio por lo que parece no pero otros galanes tenían más suerte. En las diligencias se moría la gente, nacían niños y se hacía el amor.
Comodidades e inconveniencias del romanticismo. En las fondas esperaban los chinches, el candil de sebo y alguna Trotaconventos a la que se podía hacer un favor por unos pocos patacones o un maravedí, porque entonces al no haber puticlubs el alterne buscaba sus sitios estratégicos en las ventas como las de Bembibre a pelo o al ajo arriero que en un recodo cuatro bandidos salieron, reza la canción, pues a Bembibre iremos todos como buenos compañeros. Había mesones y ventas que eran famosas en toda España desde el siglo XVI. Allí nació la novela picaresca y el romanticismo. Bécquer era también un apasionado de una diligencia a Soria que cruzaba media meseta.
La vida acaso tuviera otro sabor más fuerte que ahora. Pero los olores eran parecidos. Olor a tierra mojada, olor a mujer y olor a tinta fresca del papel recién salido de la imprenta- Alarcón quiso ser cura, luego militar pero acabó en periodista. Le aguardaba la probe menesterosa existencia de casi todos los escritores en su profético quehacer desagradecido. De muchos de sus contemporáneos ya nadie se acuerda pero sobre los sueños de estos artistas pergeñados en papel escribe la posterioridad. Ninguna riqueza mayor que la del espíritu. La vida de un poeta suele repetirse en unos y otros. No trasciende su labor ni son reconocidos en su trabajo aunque haya pocos menesteres en el mundo que proporcionen tantas satisfacciones interiores y aporten, inherente. Una grandeza interior que sólo conocen unos pocos. Tanta dignidad de hombre no cabe en estos seres olvidados a solas en su habitación amanuenses, pendolistas, cazadores de historias y de sueños, cálamo en ristre.
Ya Stalin los llamaba ingenieros del alma. En la antigua URSS era un gremio que gozó de ciertas perspectivas de futuros al igual que en los tiempos del franquismo (nunca se publicó tanto ni tan bueno en España como el periodo 1938-1975.) Entonces podría haber censura previa. Ahora hemos vuelto a las horcas caudinas de la Inquisición globalizada y universalista. Puedes publicar un libro pero no distribuirlo, nadie lo comentará en los medios si contiene apostillas al Régimen. Los medios de comunicación, las editoriales perroneras se hallan en manos de los enemigos de Cristo.
Así buenos novelistas y poetas quedan preteridos, fuera del juego, sometidos a una conspiración de silencio. Es la ley del silencio Estos que se proclaman demócratas [“nosotros somos demócratas… demócratas sí pero para vosotros mismos con la ley del embudo en la mano*] no dejan pasar una. Imponen el trágala del pensamiento único, políticamente correcto. Oye no te pases. Y te exhiben la argucia de las leyes de la oferta y la demanda que ellos controlan: el marketing.
Han capado el ingenio, mandaron al ostracismo a los escritores de inspiración y talento que son suplantados por la morralla informativa y los lameculos del Régimen, prácticos del auto bombo, estómagos agradecidos. Los elegidos de la musa están mucho peor que sus antepasados que eran gente de rumbo aunque por poco dinero y solían vivir en la plaza. Sus sucesores llevan vida de forzados en las ergástulas del anonimato. Es lo peor que le puede ocurrir a un literato: que le digan tú no existes. Dijo Larra escribir en España es llorar. Hoy a las plañideras les ahogan el grito con un sistema de cencerros tapados. Espronceda, Mesonero Romanos, Zorrilla, Bécquer, el propio Alarcón murieron en la indigencia pero gozaron de mucha fama y lograron publicar. Hoy no lo conseguirían y con decir que el Nobel se lo dieron a Vargas Llosa ya está todo dicho.
Pedro Antonio de Alarcón en su existencia terrenal pegó bastantes tumbos y rebotes. De anarquista empedernido se proclamó fiel vasallo de los borbones y anticlerical furibundo acabó besando la mano a todos los obispos y arzobispos. ¿Por mor de los garbanzos? Toda su obra rezuma melancolía, la tristeza y resignación de un ex seminarista que hubo de renunciar al sacerdocio porque murió la señora que le pagaba la beca. La perversa educación sentimental, los evidentes traumas sexuales del escritor destellan a lo largo de su obra. Ponía a todas las mujeres en un pedestal, idealizaba el amor porque lo iniciaron en la utopía pero a la vuelta de la esquina aguardaba el desengaño. De aquellas veneras emocionales estas romerías, estos fracasos y ridículos. Le van a pegar las mujeres muchas tortas. Estos románticos eran todos un poco salidos pero al final resultan unos pardillos. No se puede andar de esa manera por el mundo so pena de que el mihura del destino te sacuda no pocos revolcones y bajonazos.
En “Las cartas de un testigo de la guerra de África”, “El sombrero de tres picos” o “El Escándalo” entreverada con una cierta ingenuidad no exenta de ironía resplandece la maestría noveladora de este accitano- era de Guadix el pueblo más viejo de España en la hermosa Penibética y cerca de la carena de Peña Nevada al igual que don Pedro Aparicio que fue mi maestro de periodismo- se advierte junto la fecundidad y variedad de los argumentos el saber llevar el plot.
“El Clavo”, una historia corta, o una “esdacha” de rancio sabor ruso es todo un thriller digno de Edgar Alan Poe, cuento algo macabro: una calavera encontrada en un cementerio sevillano que tenía clavada una punta en el hueso coronal. Del hilo al ovillo y por un clavo se perdió una herradura y por una herradura se perdió un caballo y por un caballo se perdió la guerra. Resulta que la mujer que encuentra en el trayecto Málaga Granada el enamoradizo narrador, una tal Gabriela Zahara del Valle era la culpable de aquella calavera y aquel clavo que ríen la danza macabra de la muerte en un osario. Había dado muerte inducida por el amante a su esposo. Resulta que el que la cortejaba era el propio juez de instrucción que, sin saberlo, y tras ciertas pesquisas periciales en una visita al camposanto de autos, la condena a muerte. La rea confiesa su culpabilidad al tiempo que su amor por el hombre que la juzgaba. A mediados del siglo XIX con el romanticismo en su apogeo tales situaciones tan inverosímiles hoy dificilmente podían darse. Gabriela sube al patíbulo y al letrado que dictó sentencia lo destinan a la Audiencia de la Habana. A la sazón el feminismo no había asomado la oreja. Quiso la fatalidad que aquel crimen que fue descubierto por un procedimiento de rutina ocurriera en 1843 en la persona de Alfonso Gutiérrez del Romeral y parece basado en un hecho real. Tras cornudo apaleado. El juez que entendió la causa y dictó sentencia decía llamarse Tomás Zarco. He aquí una novela corta de acción trepidante. La misoginia de don Pedro Antonio sale a relucir. No se fiaba demasiado de las damiselas de las que se declaraba rendido amador en los trayectos del coche de postas., fue infeliz en su matrimonio. Se le murió un hijo adolescente. Este alpujarreño fue para muchos de nosotros uno de los escritores preferidos de nuestra adolescencia. Sus libros era una invitación a recorrer mundos fantásticos. Te hacían soñar. Hoy yacen en el olvido. Fueron bestsellers en su época; Alarcón fue el escritor más vendido con Fernán Caballero. Algún día volverá a ser reconocido cuando pase esta mala racha de críticos modorros, faltos de gusto y cursis anglosajones. Que han sustituido a los petimetres a la violeta afrancesados de hace dos siglos y a Paris por London. Hoy mandan en este corral con tufos de gallinero los anglos. Parece mentira que una literatura tan hermosa como la española, tan rica, tan human, sea desdeñada por los que se empeñan en pensar y en escribir en inglés y lo hacen mal porque ni galgos ni perdigueros. Sea desconocida por las nuevas generaciones, una artimaña del sionismo. Dios sabrá si son mastines o son podencos. “El Clavo” en resumidas cuentas es una pequeña obra maestra
Una de las situaciones pintorescas en las que sueña Pedro Antonio de Alarcón en sus nostálgicos y sentimentales cuentos en los que el lector añora Granada( Madrid la calle Atocha y Valdemoro donde residió) es subirse a una diligencia y encontrarse en la rotonda con la mujer de sus sueños. Donde menos se espera salta una aventura pero el humorismo sardónico nos deja con la miel en los labios porque la ínclita- el granadino las preferiría rubias y corpulentas, pecheras, entradas en carnes, algo donde agarrar- resulta una damita muy pudibunda, treinta años, bonitos dientes, hoyuelos en las mejilla, escote alto y un libro en la mano, quizás una novela “cuyo héroe podría parecerse a mí (pues no pide usted nada, don Pedro Antonio), elegante damisela y sola- o viaja en busca de su marido, es una puta o una asesina.
El novelista sabe jugar con las situaciones delirantes y atrapando el interés del lector le lleva al huerto pero no hay tal huerto sino una situación bufa. Nuestros antepasados del siglo XIX trataban de ligar en los carruajes de posta. Antes del primer relevo donde estaba la posada del encuarte ya había declarado sus amores. En lo alto del pescante el postillón chascaba la tralla. Se tardaban dos días y medio desde Gijón a Madrid parada en la venta la Tuerta en León, Ataquines, media hora. El viaje a Granada era más peligroso por el aliciente de los bandidos al acecho por Sierra Morena. Estos escritores románticos poco se preocupan del paisaje, tampoco demasiado del paisanaje. El mayoral látigo en ristre para aguantar el frío y las tropelías del camino al bajar Despeñaperros (aquel carretero madre… quede amores me habló etc.), pasado Torrejón, el automedonte se había metido entre pecho y espalda una azumbre de aguardiente y reforzado su lenguaje con un repertorio de delirantes cagamentos. Juras más que un carretero. Para cojurar el aburrimiento o el miedo el cochero se echaba cuatro cantes. Coplas y más coplas. Veredas y más veredas.
-¿Vas de recua?
-Sí a Sanlucar por ver al Duque.
Las mulas eran todas aragonesas más resistentes pero zainas y cabezonas que tú no veas. El camino pedía aventura, reclamaba sobresaltos y daba alguna coz, un golpe inesperado. Los niños del siglo XIX no querían ser pilotos ni bomberos, querían ser delanteros de diligencia y guiar un convoy de mulillas trotonas haciendo sonar los cascabeles de sus colleras. A par de la calesa y sobre una yegua cordobesa a modo de vigilante solía cabalgar un mozo de espuela con un trabuco o una escopeta a la grupa, y que le iba advirtiendo al que guiaba de las incidencias y vericuetos del camino y si el carruaje cargaba trasero o delantero. Manolo tensa las riendas. Pese a las prevenciones las diligencias hacían molino porque se rompía una ballesta o se desbocaba alguno de los jumentos de la recua. Tenía que venir el herrero del pueblo más próximo. Era la desesperación pero Menéndez y Pelayo en el itinerario que va entre la Puerta del Sol y Puerto Chico solía leerse diez libros mientras se fumaba una caja de puros.
Si a la señora se le antojaba hacer pipi, ningún problema: con alzarse las enaguas y empotrar las nalgas en un sillico oculto bajo el asiento y a soltar el chorro o lo otro por la bacinilla coprónica, pues no tenía que hacer cola en los lavabos, así se hacía el avío del cagar y mear sina apearse; todo marchaba sobre ruedas. En estos viajes se trababan amistades que duraban de por vida, se contaban historias difíciles de olvidar y algunos incluso encontraban con la mujer de sus sueños. Don Pedro Antonio por lo que parece no pero otros galanes tenían más suerte. En las diligencias se moría la gente, nacían niños y se hacía el amor.
Comodidades e inconveniencias del romanticismo. En las fondas esperaban los chinches, el candil de sebo y alguna Trotaconventos a la que se podía hacer un favor por unos pocos patacones o un maravedí, porque entonces al no haber puticlubs el alterne buscaba sus sitios estratégicos en las ventas como las de Bembibre a pelo o al ajo arriero que en un recodo cuatro bandidos salieron, reza la canción, pues a Bembibre iremos todos como buenos compañeros. Había mesones y ventas que eran famosas en toda España desde el siglo XVI. Allí nació la novela picaresca y el romanticismo. Bécquer era también un apasionado de una diligencia a Soria que cruzaba media meseta.
La vida acaso tuviera otro sabor más fuerte que ahora. Pero los olores eran parecidos. Olor a tierra mojada, olor a mujer y olor a tinta fresca del papel recién salido de la imprenta- Alarcón quiso ser cura, luego militar pero acabó en periodista. Le aguardaba la probe menesterosa existencia de casi todos los escritores en su profético quehacer desagradecido. De muchos de sus contemporáneos ya nadie se acuerda pero sobre los sueños de estos artistas pergeñados en papel escribe la posterioridad. Ninguna riqueza mayor que la del espíritu. La vida de un poeta suele repetirse en unos y otros. No trasciende su labor ni son reconocidos en su trabajo aunque haya pocos menesteres en el mundo que proporcionen tantas satisfacciones interiores y aporten, inherente. Una grandeza interior que sólo conocen unos pocos. Tanta dignidad de hombre no cabe en estos seres olvidados a solas en su habitación amanuenses, pendolistas, cazadores de historias y de sueños, cálamo en ristre.
Ya Stalin los llamaba ingenieros del alma. En la antigua URSS era un gremio que gozó de ciertas perspectivas de futuros al igual que en los tiempos del franquismo (nunca se publicó tanto ni tan bueno en España como el periodo 1938-1975.) Entonces podría haber censura previa. Ahora hemos vuelto a las horcas caudinas de la Inquisición globalizada y universalista. Puedes publicar un libro pero no distribuirlo, nadie lo comentará en los medios si contiene apostillas al Régimen. Los medios de comunicación, las editoriales perroneras se hallan en manos de los enemigos de Cristo.
Así buenos novelistas y poetas quedan preteridos, fuera del juego, sometidos a una conspiración de silencio. Es la ley del silencio Estos que se proclaman demócratas [“nosotros somos demócratas… demócratas sí pero para vosotros mismos con la ley del embudo en la mano*] no dejan pasar una. Imponen el trágala del pensamiento único, políticamente correcto. Oye no te pases. Y te exhiben la argucia de las leyes de la oferta y la demanda que ellos controlan: el marketing.
Han capado el ingenio, mandaron al ostracismo a los escritores de inspiración y talento que son suplantados por la morralla informativa y los lameculos del Régimen, prácticos del auto bombo, estómagos agradecidos. Los elegidos de la musa están mucho peor que sus antepasados que eran gente de rumbo aunque por poco dinero y solían vivir en la plaza. Sus sucesores llevan vida de forzados en las ergástulas del anonimato. Es lo peor que le puede ocurrir a un literato: que le digan tú no existes. Dijo Larra escribir en España es llorar. Hoy a las plañideras les ahogan el grito con un sistema de cencerros tapados. Espronceda, Mesonero Romanos, Zorrilla, Bécquer, el propio Alarcón murieron en la indigencia pero gozaron de mucha fama y lograron publicar. Hoy no lo conseguirían y con decir que el Nobel se lo dieron a Vargas Llosa ya está todo dicho.
Pedro Antonio de Alarcón en su existencia terrenal pegó bastantes tumbos y rebotes. De anarquista empedernido se proclamó fiel vasallo de los borbones y anticlerical furibundo acabó besando la mano a todos los obispos y arzobispos. ¿Por mor de los garbanzos? Toda su obra rezuma melancolía, la tristeza y resignación de un ex seminarista que hubo de renunciar al sacerdocio porque murió la señora que le pagaba la beca. La perversa educación sentimental, los evidentes traumas sexuales del escritor destellan a lo largo de su obra. Ponía a todas las mujeres en un pedestal, idealizaba el amor porque lo iniciaron en la utopía pero a la vuelta de la esquina aguardaba el desengaño. De aquellas veneras emocionales estas romerías, estos fracasos y ridículos. Le van a pegar las mujeres muchas tortas. Estos románticos eran todos un poco salidos pero al final resultan unos pardillos. No se puede andar de esa manera por el mundo so pena de que el mihura del destino te sacuda no pocos revolcones y bajonazos.
En “Las cartas de un testigo de la guerra de África”, “El sombrero de tres picos” o “El Escándalo” entreverada con una cierta ingenuidad no exenta de ironía resplandece la maestría noveladora de este accitano- era de Guadix el pueblo más viejo de España en la hermosa Penibética y cerca de la carena de Peña Nevada al igual que don Pedro Aparicio que fue mi maestro de periodismo- se advierte junto la fecundidad y variedad de los argumentos el saber llevar el plot.
“El Clavo”, una historia corta, o una “esdacha” de rancio sabor ruso es todo un thriller digno de Edgar Alan Poe, cuento algo macabro: una calavera encontrada en un cementerio sevillano que tenía clavada una punta en el hueso coronal. Del hilo al ovillo y por un clavo se perdió una herradura y por una herradura se perdió un caballo y por un caballo se perdió la guerra. Resulta que la mujer que encuentra en el trayecto Málaga Granada el enamoradizo narrador, una tal Gabriela Zahara del Valle era la culpable de aquella calavera y aquel clavo que ríen la danza macabra de la muerte en un osario. Había dado muerte inducida por el amante a su esposo. Resulta que el que la cortejaba era el propio juez de instrucción que, sin saberlo, y tras ciertas pesquisas periciales en una visita al camposanto de autos, la condena a muerte. La rea confiesa su culpabilidad al tiempo que su amor por el hombre que la juzgaba. A mediados del siglo XIX con el romanticismo en su apogeo tales situaciones tan inverosímiles hoy dificilmente podían darse. Gabriela sube al patíbulo y al letrado que dictó sentencia lo destinan a la Audiencia de la Habana. A la sazón el feminismo no había asomado la oreja. Quiso la fatalidad que aquel crimen que fue descubierto por un procedimiento de rutina ocurriera en 1843 en la persona de Alfonso Gutiérrez del Romeral y parece basado en un hecho real. Tras cornudo apaleado. El juez que entendió la causa y dictó sentencia decía llamarse Tomás Zarco. He aquí una novela corta de acción trepidante. La misoginia de don Pedro Antonio sale a relucir. No se fiaba demasiado de las damiselas de las que se declaraba rendido amador en los trayectos del coche de postas., fue infeliz en su matrimonio. Se le murió un hijo adolescente. Este alpujarreño fue para muchos de nosotros uno de los escritores preferidos de nuestra adolescencia. Sus libros era una invitación a recorrer mundos fantásticos. Te hacían soñar. Hoy yacen en el olvido. Fueron bestsellers en su época; Alarcón fue el escritor más vendido con Fernán Caballero. Algún día volverá a ser reconocido cuando pase esta mala racha de críticos modorros, faltos de gusto y cursis anglosajones. Que han sustituido a los petimetres a la violeta afrancesados de hace dos siglos y a Paris por London. Hoy mandan en este corral con tufos de gallinero los anglos. Parece mentira que una literatura tan hermosa como la española, tan rica, tan human, sea desdeñada por los que se empeñan en pensar y en escribir en inglés y lo hacen mal porque ni galgos ni perdigueros. Sea desconocida por las nuevas generaciones, una artimaña del sionismo. Dios sabrá si son mastines o son podencos. “El Clavo” en resumidas cuentas es una pequeña obra maestra
ara comenzar el día yo la rezo desde que era seminarista
Jam lucis orto sidere
deum praecemur supplices
ut in diurnis actibus
nos serbet
a nocentibus
linguam refrenans
ne vantates hauriant
linguam refrenans temperet
ne litis horror insonet
visum fovendo contegat
ne vanitatis hauriat
nos servet a nocentibus
sint pura corda intima
absistat et vecordia
carnis terat superbiam
potus cibique parcitas
ut cum dies abcesserit
noctemque lux reduxerit
mundi per abstinentiam
lpsi canamus gloriam
Deo patri sit gloriam
et filio qui a mortuos surrexit
ac paraclito. amen
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