2022-11-09
ARÉVALO Y ALMA
Uno vuelve siempre a Arévalo, villa castellana que nunca
tuvo obispo. Pero por estas calles tranquilas correteó la Reina Niña la gran
Isabel de Castilla. Arévalo y alma. Busco la huella de los versos de mi amigo
Elías. En la plaza del Arrabal aura de ciudad tranquila. El cojo de Mamblas ya
no está. Era mi amigo el falangista al que hirieron en la pierna en Brunete
nada más llegar. Dios guarde su alma. Decía que había que quemar todos los
libros pues vaya. Eso no lo hacían sólo los nazis. Almenaras de libros también
ahora, dicen que hay libertad. Yesca de un brasero espiritual. Hoy la quema de
libros y de ideas se está haciendo de forma solapada y sutil. Comunistas de
guante blanco que han sustituido el control de los medios de producción con el
de los medios de comunicación. Tanto noticia, como novela, o libro será lo que
tú quieres que sea, patrón. Y todo gira en torno al monotema que no solamente
es una obsesión sino una nueva religión. Por eso me llego hasta Arévalo flor de
Castilla (el que Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener) Y
Olmedo y Medina. Arco de Alcocer, la vieja alcaicería, arco de los puestos,
fielato de los vendedores ambulantes, hoy mucho gitano. Soledades de la calleja
que va a dar a la iglesia de San Juan. No me acerqué a la iglesia mozárabe.
Corren tiempos laicos pero en Santo Domingo la Virgen de las Angustias me
recibe, tiene iglesia abierta y no sé si escuchará mis plegarias. De esta
imagen era muy devota la Reina Niña y fueron arevalenses soldados los que colocaron
en las almenas un avemaría. La Virgen de las angustias ganó Granada para la
catolicidad y allí la veneran igual. La llaman la “Abuela” porque esta Virgen
traspasada de dolores y de los siete cuchillos tiene cara de abuela sufrida que
vio la muerte de su Hijo y de tantos hijos. Soledad de María. Soledades
nuestras que tratamos de exorcizar con el buen vinillo y el tostón de la
Pinilla. Arzones de los caballeros media lunas perdidas colgadas en la iglesia
como exvotos, caños y fuentes de san Geroteo, el alma castellana. Quien en
Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener. El alma de Castilla como
el mejor trigo siempre en las Morañas. Pero los nuevos comunistas son laicos
aunque digan que van a misa no creen en nada. El dinero manda en las ideas.
¿Alma de Castilla donde te has desvanecido? Busco y no te encuentro.
LA RECTORAL DE SOTO Y
EL SEÑOR CURA DE HARBIN
El sol dora sus muros
después de la lluvia del último día de junio. Puertas cerradas. Es una de
aquellas casas de curato con una gran cuadra, buenas hechuras, con capacidad
suficiente para albergar a un convento, pero dicen que, antes, fue hospital de
peregrinos, bajo la advocación de San Roque, el que nos trajo el Mal Francés a
lo largo de la ruta jacobea. Ya se sabe: pústulas, algunas llagas en la piel,
que empezaban con una tumefacción rosa, y luego los miembros se descoyuntaban
poco a poco, venía la artritis y la ceguera y los romeros cantaban:
- El perro de san Roque no tiene rabo, porque se lo ha
comido Ramón Pintado.
Ramón Pintado debió
de ser un caballero de la corte del Rey que Rabio y bajó desde la dulce Francia
cantando madrigales acompañándose de la zampoña. Luego la que pasa: los
mesones, la ventera, las mozas de partido. Ser peregrino a Compostela era mucho
pretexto para andar a correrla por esos caminos. Por Segovia cantan esto mismo
a golpes de jota:
-Arrimate, niña, que soy san Roque, que si viene la peste
que no te toque.
Son coplas de peregrino, que alaban al santo del mal gálico
Hay una obra clave
escrita por un inglés: Chaucer en sus cuentos de Cantorbery que nos cuenta lisa
y llanamente lo que pasa. La mujer de Bath era una ninfómana que nunca se
saturaba y caminaba escoltada por una cáfila de moscones. Juntos iban a venerar
la tumba de Santo Tomás. Después otros emprendían el camino de Roma o de
Jerusalén cuando se cegó la ruta hacia la Ciudad Santa cambiaron rumbo hacia el
Oeste. Romeros a roma, palmeros a Jerusalén y peregrinos a Sant Yago.
Compostela era el objetivo. El Calixtino nos habla de la cruda realidad del
romeral. Recomendando a los caminantes que se abstuviesen de viajar por el las
vascongadas porque allá los lugareños estaban en estado semisalvaje. Fornicaban
con sus yeguas y con sus burras y algunos hasta le hacían el agujero a una
gallina. En este lazareto situado en uno de los valles más amenos de Asturias,
el de las lejanas Luiñas – buenos pueblos pero no tan buena gente- veo la
sombra del señor cura de Harbin, el protagonista de aquel cuento tan hermoso
que leí en mi infancia, autor Armando Palacio Valdés. Se trataba de un
arcipreste bastante sencillo e ignorante. La parroquia se reía de él todo lo
que les daba la gana y le tomaban el pelo a causa de un jamelgo que tenía que
era muy viejo y lleno de mataduras:
-Señor cura, ya es hora de que vaya pensando en cambiar la
montura.
Y tanta tabarra le
dieron con el tema, que un buen día optó el clérigo por ir a la feria del Boñar
a vender su jumento. Lo dio en seis reales a unos gitanos. Volvió triste porque
aquel caballo había sido el amigo de su vida, casi el único que tenía, y no se
encontraba sin él. Así que al año siguiente decidió volver al Boñar por san
Andrés y compró otro caballo más joven negro zaino de buena alzada y fino de
cabos. Fiado de su buena apariencia pagó por él veinte duras y regresó al
pueblo tan contento. Pero a veces las apariencias engañan y nada es lo que
parece. Cuando iban acercándose al lugar el arcipreste notó que su rocín inició
un leve trote y se encaminó sin necesidad de rienda ni espuela hacia la cuadra.
El buen cura empezó a sospechar y notó como una mancha en el borrén. Con la
almohaza empezó a limpiarle y a medida que calcaba el cepillo por los ijares la
mancha se agrandaba y el color negro zaino se tornaba entrecano. Alarma. Había
comprado el mismo caballo que fue a vender al Boñar el año antes. Enterados los
de la aldea no cesaban de cachondearse y decía con sorna:
-Velay, al potro del señor cura.
En la feria del Boñar
le habían dado gato por liebre a nuestro bendito vicario que aceptó el engaño
con melancolía. Amo y caballo murieron, de viejos, a los pocos meses casi al
mismo tiempo. Cuando paso por la rectoral de Soto de Luiña, yo me acuerdo del
pobre cura que vivió en este enorme caserón de casi treinta habitaciones para
él solo. La historia de los curas fracasados, pero bondadosos y humanos, me
conmueve mucho más que las de los papas poderosos, cardenales, prelados obispos
y arzobispos en la cresta de la ola, o la de muchos que pasaron por santos. Ya
lo dice el refrán: de dinero y santidad la metá de la metá
Tablares y ceguas
Hablen otros del gobierno el
mundo y sus monarquías. Las cortes eran ayer jaula de grillos. Yo cultivo mi
huerto, aliño los tablares, echo el cucho; me estoy refiriendo la máxima astur
de mucho puede Dios, mucho puede el cucho, pero más puede el cucho. A dios
rogando y con el mazo dándoles a algunos entre los morros. ¿Cómo abonar esta
tierra negra tan española democráticamente en barbecho? Con la que está cayendo
y nosotros mirándonos al ombligo Aforrémonos a la besana que no se tuerza la reja
ni haga extraños la mancera. Guirigays griteríos y voceras y luego los padres
de la patria se lo llevan crudo. Vino la cegua y con sus ampulosos vestidos
fantasmales aburre a la parroquia. Todo ya está muy visto pero me gusta Sánchez,
tiene un aire de Gary Cooper, solo ante el peligro. Rajoy es un gallego a la
deriva. Parlemos de economía. Su tancredismo me enerva pero le dejo la vez a Felipillo Colodra alias “Portales y Carrozas”
(kolodiets) que se explique al respecto y lo hará mejor que yo que para eso fue
del KGB y ahora escribe en un periódico de
EL TRABUCO DE LUIS CANDELAS
ESPADISTAS Y ZORONGOS
La política hoy por hoy es
un saladero de pícaros de los que abrevaban antaño en cabe las gradas de San
Felipe muy cerca de donde ahora rugen los leones de piedra de la carrera de San
Jerónimo. Son nuestra fuerza de choque parlamentaria devengando dineros. Y
danos y danos hasta que no te conozcamos. ¿Vuelven los tiempos del “Deseado” (¿guerras
carlistas, proclamas, vicalvaradas, logias a tope y el pueblo ignaro y
cretinizado gimiendo bajo el yugo de Olozaga, Espartero, Serrano y el general
bonito? ¡Ah,… cuando Fernando VII usaba paletó ¡
Lo que sí es cierto es que
han vuelto los espadistas, los secuaces de Luis Candelas al pairo de una
dinastía que tuvo gafe para la Patria. Cunde el bandolerismo político
Ataron de nuevo a la
palestra los cofrades de la ganzúa y el berbiquí. Muy apersonados por la mañana
y por la noche se ponen el antifaz. El trabuco de Luis Candelas se esconde tras
la almibarada sonrisa de la chica de la tele que da el “parte” meteorológico.
Avanza el virus. Tantos contagios. Tantos fallecidos. Es la melopea de los bustos
parlantes. Oclocracia a todos los azimuts. ¿Oclocracia o falocracia? Tú no eres
quien para decirme a mí a quien he de votar en los próximos comicios. Tenemos a
Luis Candelas para rato. Se propagan los diálogos de besugos en las tertulias.
Apunta el unicornio debajo del mandil. El bandolero más popular que dio la
ciudad de Madrid, un “gato” legitimo de Lavapiés, estuvo protegido por la
masonería. Tenía comprados a los jueces y era difícil que, tras sus golpes
espectaculares, la policía le echara el guante. El esbardo de la gran osa y del
Madroño, terror de los maridos, encandilaba a las gachís casadas, viudas y
solteras… lo mismo le daba.
“Debajo de la capa de Luis Candelas mi corazón amante vuela que vuela.
Todo Madrid te está buscando para prenderte y yo te busco para quererte”, cantaba
Concha Piquer.
La plebe quiere mentiras, se
alimenta de truculencias y busca esparcimientos baratos, panem et circenses o lo que dijo san Jerónimo vulgus vult decipi
(al populacho que no le digan las verdades, cuando pintan bastos en tiempos de
peste y de guerra la Constitución de Cádiz dividió a los españoles en dos
bandos).
Hay algunos que dirimen la
magna cuestión: quien ostentará el titulo de la princesa del pueblo: ¿Belén
Esteban o la ministra Irene –muévete despacito querida Irene que ya me viene − la cual funge como “cuya” del Coletas? Interesan
cuestiones sobre todo de la pospierna y de la entrepierna en el Avapiés.
Cinglan amenazas los vientos de la corte. Pero ya no llega el “Deseado”. Se
fugó con una rubia que no era ni maja ni chispera y había que hacerle el amor
en alemán o en inglés. Su tatarabuelo tenía inclinaciones más castizas. Saltó
el tálamo regio la Lola la Naranjera mientras Goya se zumbaba a doña María
Teresa Álvarez de Toledo y Silva duquesa de Alba y maja desnuda cuando el
Avapiés no era un aduar de norteafricanos. El Rubio nos homologó con Europa
pero somos mucho menos castizos y hemos perdido españolidad.
A Fernando le llamaban el
Napias y a éste el Rey Pasmado. Lo mismo da que entre bribones y borbones anda
el juego. Truenos que atruenan contra los tronos. Adios mis pavos. Siguiendo la
comparanza los émulos de Luis Candelas ya no asaltan diligencias. Dieron el
salto a la política y se fugan al Mar de la China con los dineros del Colegio
de Huérfanos, van para Andorra con sacas de billetes, o trasfieren a Suiza sus
grandes emolumentos fruto del estelionato, el peculado y la coacción. El pobre
Luis Candelas vuela que vuela.
Al bandolero lo colgaron en
la picota de la puerta Toledo. Era un bandido generoso, un pardillo al lado de
estos buitres leonados y el cervantino Ginés de Pasamonte, una hermana de la
caridad, le quitaba a los ricos la saboneta (“peluco”) de bolsillo o el anillo
de piedras preciosas a la marquesa para dárselo a los pobres. Pero yo no estoy
hoy para paranomasias ni paralelismos. Me pongo a cantar por lo bajini la vieja
copla que fue el numero uno en el hit parade de 1823
Ya viene ronda arriba
Ya viene andando
La calesa del Rey Fernando
O bien me planto en jarras
los pies en escuadra y canto una copla de la guerra de la independencia
Virgen de Atocha
Dame un trabuco
Para matar franceses y
mamelucos
Marqués de la Romana
Por Dios te
pido que eches a los franchutes
De Ciudad Rodrigo
Marques de la Romana
Por Dios te ruego
Que eches a los franceses
A sangre y fuego
Todos aquellos regios
escopeteros y bravos soldados, guerrilleros patriotas, han desaparecido del
mapa. Pero han quedado los jueces para meternos en chirona. Hoy puedes ir a la
cárcel por pensar distinto bajo la impugnación de conspiranoico. Entonces te
ahorcaban. Algo debemos de haber mejorado, pero el símil opera parecido.
Contamos con soldados de la UME, no para pegar tiros sino para poner inyecciones,
tenemos unos curas solidarios a los que les interesa, como a la masonería
Escocesa, sólo el hic et nunc del
bienestar material y no el más allá, y un monarca que se bajó al moro tras
pendonear con una corista.
Olfato no les falta.
El apéndice nasal, en su
poderosa tarea de olfacción, conhorta al periodista y al político y es el
aliento del espadista antes de dar el golpe. Ponle una vela a san Dimas, amparo
de ladrones, tú, que allanaste mi morada, te llevaste mis joyas y mi honra.
Nada de tiquismiquis. No hay moral.
España es una selva. Su
filosofía es la del bosquimano.
Ahí están los hombres y las
mujeres del bosque haciendo aspavientos, sumidos en la cultura de la queja
cuando aquí lo que convendría es la acción directa. Con la pandemia les vino
Dios a ver a estos émulos de Luis Candelas, que nos desgobiernan. Sálvese quien
pueda. La bolsa o la vida. ¡Cuidadito, españoles, que os apañan la cartera
todos esos compadres matuteros del periodismo oficioso y oficiante!
Anduvimos ojerosos enfermos
de literatura, y ahora adolecemos de democracia y de Coramvobis y coramvirus. Estamos
cara al sol y con el culo al aire.
Ojerosos y ociosos y en
cuadrilla anduvimos por la existencia, zurupetos, hampones, chisperos dando
vueltas a la fuente de Mariblanca. Nuestro sino es la conspiración.
Ha resucitado don Luis
Candelas; su capa barre las calles de Madrid vuela que vuela. Aquel bandido
generoso al que amaban todas las manolas murió de garrote vil en la picota del
Puente Toledo una mañana de primavera de 1837. Sus últimas palabras fueron un brindis
al sol. Dicen que dijo:
—Sed felices
CINCO SIGLOS DEL DIOSCÓRIDES
La farmacopea y la botánica tienen en el
Segoviense a uno de sus epígonos. Esta obra de un sabio griego fue publicada
por primera en parís en 1516. Dos años más tarde en 1518 y casi al mismo tiempo
que la biblia políglota se imprime versión latina en Alcalá bajo la dirección
de Nebrija que estaba encargado de la cátedra de botánica junto con la de
retórica bajo el título de lexicón de medicamentos, pero el primero que lleva a
cabo una versión castellana del celebre tratado fue Andrés Laguna trasladándolo
del griego y abordando materias ya contempladas por Galeno, Plinio, Lineo y
Aristóteles. Y otras hierbas. Todas las hierbas. Salpicón de electuarios,
fórmulas mágicas, venenos y contravenenos, polvos mágicos como el cuerno de rinoceronte
que todavía buscan y cazan en partes del África para afianzar la genética. El
axioma es que a todo mal físico sigue un remedio en el reino vegetal, mineral o
animal. En el herbolario existe la propiedad de un antídoto. La ciencia estriba
en conocer su cualidad operativa y aplicarla al enfermo.
Se trata principio rudimentario de la
medicina cuando todavía no era inventada la física ni la química y mucho menos
los rayos X.
Escrito en un castellano claro y elegante
con mucha chispa y ese interés que atrapa, el cual recuerda por su elocuencia
al Lazarillo al Viaje Turco o al Crotalón, nada farragoso y castizo que se lee
con interés a cinco siglos de haber salido a la luz el Dioscorides, consta de
un prologo o epístola nuncupatoria que maravilló a los toscos prácticos en
medicina de aquel entonces y que aporta observaciones interesantes como por
ejemplo cuando dice que el veneno de las víboras solo mata por inoculación pero
es inocuo por vía oral… un gato que come almendras amargas revienta al poco, y lo
mismo le ocurre al raposo… la cicuta mata al hombre pero hace revivir al
estornino y otras muchas cosas peculiares que pueden resultar algo gracioso o
sonar a superchería al hombre moderno pero
reveladoras de la gran pasión de este hombre por las plantas oficinales,
sus experimentos, cocciones, alambiques y recetas.
El Dioscórides de Laguna se publicó en
Amberes en la imprenta de Juan Latio en septiembre de 1555, utilizando como
pauta de referencia los postulados complutenses de Antonio de Nebrija y otros
galenos famosos de su tiempo en su mayor parte de origen hebreo. Papas reyes y
emperadores cuando enferman piden ser atendidos por facultativos judíos. Laguna,
aunque de origen converso se sentía profundamente católico. Ende más, a causa
de sus convicciones cristianas tuvo un enfrentamiento con su maestro, el
portugués Amato, un físico que impartía lecciones de Anatomía en Salamanca.
Maestre Amato desde le púlpito hizo una defensa apasionada de
No
puede decirse del Dioscorides en sus tratamientos, diagnósticos quirúrgicos bestiales
(a su autor le disgustaba la cirugía y prefería ser tenido por médico de
cabecera) —cuando los cirujanos cortaban piernas y brazos a lo vivo— posean más
vigencia que la curiosidad y la rareza, pero las apuntaciones tomadas del
natural de su autor resultan interesantes. Y son base de aportación a
¿Quién dijo que nunca hubo ciencia española?
El fuerte de Laguna es la farmacopea.
Toda su vida se la pasó, estando ya en Paris ya en Londres en Metz o en Flandes
o los alrededores de las ciudades por él visitadas cosechando plantas
curativas. Conocía las propiedades de cada una. De chico iba a por moras a
Tejadilla, que es un barbecho a las afueras de Segovia, lo cuenta en
Su obra la empezó en Roma en 1554 y la
completó en Amberes al año siguiente dedicándosela al príncipe de Asturias, Felipe
II, fecha de su publicación, nos dice su biógrafo Teofilo Hernando
Los flagelos de aquella sociedad al final
de la edad media y a las puertas del Renacimiento eran el hambre, la guerra y
la peste bubónica que empezaba por una hinchazón en la ingle, fiebres altas, y…
al hoyo a los pocos días.
Luego vendría la sífilis que Laguna no
considera mal francés sino una importación ultramarina. “La portaban unas
mujeres de acarreo, indias, que trajo en su barco Colón”.
Prescribe como tratamiento antiluético el
palo santo, la quinina y el mercurio y los baños de vapor. Al hospital de Antón
Martín regentado por los frailes de san Juan de Dios lo llamaban el hospital de
la sabana blanca.
Se arrollaba el cuerpo de los pacientes en
un lienzo recalentado con vapor y se les hacía sudar. Las lues no remitían con
facilidad porque “¡la buba es muy tenaz y refractaria!" Así lo expresa en
un verso Cristóbal de Castillejo ex cisterciense y soldado del emperador al que
le pegó las purgaciones su novia vienesa:
“Mira que estoy encerrado
En una estufa metido
De amores arrepentido
De los tuyos confiado”
El autor de
Como afrodisíacos Laguna recomienda el
bedelio, la hierbabuena, los mejillones, los huevos, la hiel de diversos
animales, del gallo, en todo caso; el
cuerno de rinoceronte que despierta la virtud genital y es bueno para los
holgazanes y desganados en punto al sexo. La eselaria o diente de león con
sus propiedades oclusivas serviría para componer virginidades perdidas (esta
oración la tachó la censura) en tiempo de Laguna la ciencia y la religión no
podían evadirse del fantasma de la fantasía y de la superstición. Muchos
autores del siglo de Oro se burlan de los galenos “compadres de la sepultura
abierta” les refiere Quevedo y Góngora: “buena orina buen color y cuatro higas
al doctor”. La ruda es compañera de viaje de hechiceras y alcahuetas. Pero
Laguna que también fue sacerdote y filosofo de lo que se ufana es de haber
llegado en la vida a ser un buen médico de
orina y pulso.
Su libro causó impacto y se registran
muchas ediciones en toda Europa; era el libro de cabecera de los galenos y los
boticarios.
Felipe II debió de ser un gran lector del
Dioscorides porque fue un rey ecológico que lleno España de parques naturales
(Escorial Valsaín Aranjuez, el Pardo) también conocía las hierbas oficinales el
ínclito Rey Prudente.
PUCHERAZO EN LAS ELECCIONES MID TERM?
LA PRENSA DE MOSCÚ INFORMA QUE BIDEN NO SOLTARÁ LA PRESA LAS URNAS FUERON
MANIPULADAS EN CONTRA DE TRUMP EN WASHINGTON MANDAN LOS SATANISTAS BIDEL PELOSI HARRIS Y LA PLANA MAYOR DEL PENTAGONO DIRIGIDA POR JUDÍOS
COMO HEROE DE RUSIA EN LA CATEDRAL DE CRISTO SALVADOR SE DESPICIÓ AL CAPELLÁN CASTRENSE MUERTO CUANDO ADMINISTRABA LOS SACRAMENTOS A UN MORIBUNDO
El arcipreste Mikhail Vasilyev se despidió de la Catedral de Cristo Salvador
Murió en una zona de operaciones militares especiales. El día anterior, por decreto del jefe de estado, el clérigo recibió póstumamente el título de Héroe de Rusia por el coraje y el heroísmo mostrados en el cumplimiento del deber cívico. Mikhail Vasiliev era el rector del metochion patriarcal en la sede de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, lo llamaban el "sacerdote de aterrizaje".