Hopo del zorro
Ignis aureus, urens aer, focus ardens. Pira. Flamma. Quemar el hombre viejo. Única tarde del año en que penetra un rayo de sol por el portante de mi tabuco donde escribo, donde sueño, donde espero. Luz de penetrales místicos tamizada de ausencias.
Noche de San Juan. Borracheras a todo meter, fornicio en la noche de junio. Fodio viene de fodio que quiere decir cavar y de foedere que significa oler mal como la muerte. Cruzo ajeno los campos de batalla del amor recordando el verso de Góngora “batallas de amor mares de pluma”. Rezo vísperas en mi misal romano. La liturgia honra al sol: Júpiter omnipotente el de los muchos brazos es representado por Cristo. El cristianismo es un culto heliolatra pero los hijos de Moisés y de Mahoma son selenitas, religiones lunáticas. Ilógicas, descabaladas. Brillo blanco de la luna que atrae a los espectros. Adoran al diablo que engaña a los cristianos con fiestorros. El mundo en su manos se ha vuelto tristorro cachazudo y chabano. Los medios de comunicación del burlesco Berlusconi, ese siciliano con pinta de mafioso, más maquillaje que una máscara, se trocaron en medios de provocación. Noticia es lo que a nosotros nos sale de los cojones. Sueltan una carajada. En los chous rosa Maritere se suelta la melena y muestra una teta a la audiencia mientras su chucker out el calvo con mas tatuaje que un marinero de la Navy y hablando con voz de drogado se arrasca sus respectivos. Va diciendo por ahí que hemos ganado. Bacanal. La vida es una tómbola. Bonita manera de adorar al sol invicto en su apogeo equinoccial aguardando la otra bacanal del hipogeo decembrino. El espectáculo y la orgía y perdían las bragas, la camisa y hasta el oremus adorando a Baco y Venus cuando cayó el sol por el oeste como el hopo ensangrentado de un zorro. Al poco los borrachos roncaban sobre la arena y un moro se daba ración de vista y deslizándose hasta donde una inglesa y un negro copulaban con furia les robó la chaqueta y el bolso.
Pero esto señores es Benidorm un cementerio de elefantes y un palladium de los dioses ígneos. Me apenaba la humanidad. Siempre lo mismo. Una vieja walkiria bailaba el vals de las flores. Cuando era joven me hubiera tirado a la pista de cabeza. Hoy la danza me aburre, dejo que la vieja ronque en la mesa de al lado y salgo disparado hacia la iglesia y me arrodillo ante un cristo de una iglesia moderna. Lloro mis culpas. Os pido perdón.
El hopo de la vieja raposa se ha convertido en piel de zapa. Escucho las campanas de la noche mágica de san Juan cuando salíamos a “moces” a buscar la flor del agua, a coger el trébol y regresábamos con el primer lucero sin habernos comido una rosca apestando a sidra y a ginebra, cuando no con un verdugón porque el pretendiente de una que quería bailar con nosotros nos dio un garrotazos. Siempre había una sebe para hacer un pis o echar la pota. La aurora hoy es más limpia que por aquellos días al regresar a la aldea tras la romería subiendo por caleyas intransitadas toda la noche. De eso hace ya mucho tiempo. Hoy tranquilidad y antes de la media noche estamos en la cama. Toujours cherchez la femme, esto es hacer el tonto. En lo alto de un bardal el gallo de la quintana del Roxu lanzaba su tercer quiquiriquí, ya había echado tres polvos y nosotros sin conocer la gracia de dios.
-¿Bailas, moza?
-Ahora precisamente no. Más tarde.
Bonita forma de darte calabazas, pero no sabíamos que aquella mujer que subía caminando por la superficie del lago ocultando una guadaña bajo la capa era la muerte. Todo se quedó a medio hacer. El huevo estaba con toda la fárfara ¿Y tú peregrina adonde ibas esta noche tan encopetada pisando brasas? Al amanecer escuchamos el tañido de una campana en el fondo del mar. Con voces de sonochada unos rondadores musitaban la vieja salmodia:
“señor san Juan que viva la danza y las que en ella están. Que ya en la foguera no hay de quemar, señor san Juan.
Entonces el ruiseñor tocó en su cornetín de ordenes la levantada. La aurora subía por el valle. En el cuartel del mundo se izaba bandera. Toda la malicia, a formar