2011-06-17

OXFORD THE SWEET SMELL OF BOOKS LIKE HONEY

Oxford huele a libros




Oxenford el valle de los huellos y tanto libro tanta espira del neogótico y bicicletas en los portillos, y en el jardín dones y donjuanes que palabra don es dominus y fui allí a encontrar al señor de los anillos, estaba de viaja, los magistri maximi o catedráticos arrebujados desayunaban porridge en los refectorios, el birrete de los togados tiene forma de libro colocado plano sobre el gorro como la palia o hijuela de los curas que iban a decir misa antiguamente. Un complutense encuentra en Oxford ciertas mermas, mucho boato, mucho remo, el esnobismo del inglés que mira al mundo por encima del hombro. Donde esté Alcalá ya digo que se quiten Cambridge y Oxford pero el oxoniano es un ser insufrible en nuestros días. Políticos columnistas médicos cirujanos abogados algún traficante de drogas, obispos, canónigos anglicanos, militares y algún que otro asesino tienen abiertas las puertas del mundo con un título de alguno de estos colleges. Era el otoño del año 72, dieron las siete en el reloj de Carfax, anochecía. Yo acababa de empezar mi propia conquista de Inglaterra. Andrés Segovia nombrado doctor honoris causa, despaché mi primera crónica y pude hablar con Madariaga un tipo pequeño con cara de mala leche con un gran vozarrón. Un tonto en siete idiomas y dicen que gallego hispanófobo pero en España siempre vistió mucho eso de que vives en Oxford. Sobre la cabeza llevaba el chambergo de los humanistas del XVI, me pareció chusco y pedante, su mujer una suiza inglesa le tiraba de la manga porque no quería que su marido hablase con la prensa de Franco. Sus libros siempre me parecieron malos y abominables. Un tonto en siete idiomas ya digo pero percibí en Oxford the keenest odour of books, entré en colmados de viejo pero las librerías de lance inglesas no son tan castizas como las españoles. La literatura inglesa no es ni tan genial ni sorprendente como la castellana pero sí más monocorde y correcta. Sin embargo saben vender los tíos porque para un inglés no es el té que ingieres sino como pones los dedos cómo te llevas la taza a los labios y dices oh dear. Así te endilgan su mercancía, sus tempos, sus soap operas, sus ritos. No sex please we are british, no fucks, no shits, no swearing in these premises. Dogs and strawberrypickers not allowed. Y no beben vino, sus cogorzas son de ginebra y de ale la bebida negra. Books always. Books that I browse for enjoyment. The forgottens labours of half remembered classics. That is what I am an scholar. Pero las fuerzas del mercado han acabado con todos nosotros. Se van a morir los ratones de bibliotecas. Sin embargo, siempre habrá libros para cambiar el mundo. That is the lore of the honeybee. La sabiduría de la abeja volando de flor en flor. Que lejana está aquella atardecida en la vieja ciudad inglesa al escuchar las campanas sonando horas en el carillón. Carfax se parece al papamoscas de Burgos