TONGO
EN EL PREMIO PLANETA
Antonio Parra
Dijo la pijota al puerco cierrate en
mezquita no vayas a las preces. Ahora que es Ramadán y se escuchan las lilailas
a todas por las emisoras árabes del satélite vengan acaso bien estas
reflexiones. Me da envidia tanto fervor frente a la rutina y disipación y la desgana
del cura de mi parroquia pero no se puede esperar otra cosa de esos obispillos
por nombre Cañizares y Blaquez y que no se llaman no Gil de Albornoz o don Diego Ximenez de Rada o Francisco de Cisneros
que templan gaitas y andan por los cerros de Úbeda, muy lejos de su grey, tanto
como lo están del pueblo los políticos.
El que no añasca desparrama dijo nuestro Señor
Jesucristo. Sana envidia y miedo me embargan ante el espectáculo de esas
mezquitas abarrotadas y nuestras iglesias vacuas y vacantes, son cosas que
pasan. La maldición de don Opas se hace presente y llora la princesa Florinda
en su cava y aquí cada mochuelo a su olivo y Chacun a son gîte que traducido del gabacho quiere decir yo voy a
lo mío. Cada mochuelo a su olivo y haciendo de su capa un sayo.
Tenemos al enemigo en las eras como aquel que
dice y bajo los soportales de la plaza el personal se da de puñadas y de
navajazos, se sospecha, se intriga, se conspira, se inquina en la gran jugada
de todos contra todos. Es la maldición del último rey godo sobre nosotros. Aquí
nadie se cierra en mezquita ni va a las preces ni extiende la alcatifa para
prosternarse y poner el bullarengue en pompa mirando para la Meca. Alá es
grande. Salam malikum, malikum salam,
dicen los moros. Será la segunda gran invasión pero el personal yo voy a lo mío
sigue discutiendo si serán galgos o serán podencos. Esto es el epítome de la
insensibilidad dentro del aro del más atroz de los egoísmos. Se me caen los
palos del sombrajo.
La
salada sardina hirió muy malamente a la gruesa gallina. A estas horas ya
estarán en Mondoñedo con el engorde de capones que se servirán la cena de
Nochebuena en la mesa del señor obispo. España es diferente como apunta muy
bien mi colega y sin embargo amigo Pepe Meléndez. Sí, sí pero al freír será el
reír.
Ya sé que Zenones y Zoilos como de
costumbre me van a azuzar los mastines y voy a correr el gallo por
Carnestolendas y haré malabarismos a las puertas del Gran Consorcio. Nada por
aquí, nada por allá. Hocus pocus.
Ya siento el aliento del dogo a las
nalgas que sí descalificaciones que si insultos oiga usted no puede empezar un
incipit con permítame el sufrido lector que le robe su valioso tiempo etc
hombre váyase usted a tomar vientos a la farola; así no se escribía ni en el
siglo diecinueve que esto no es un chat el que venga atrás que arree; se me da
un ardite de flemones y filomenos a su pesar ladran mucho pues cabalgamos pero conozco el rostro
del que se emboza y al que no le guste lo que digo me la trae floja y no
estamos en ello para bailar rigodones ni chaconas –esos que se dicen
ceremonioso son los peores me lo dice mi experiencia de tabernas y figones del
agua mansa libérenos dios- sino para meter el bisturí. Don Árbol piropea a doña
Carmen por su articulito.
Escribir se ha convertido en una
necesidad física para mí, un paliativo a nuestras soledades pues ya los
veníamos advirtiendo desde hace treinta años y los de la derechota nos pusieron
la coroza y no nos subieron al asnillo a cabalgar cara atrás para endespués
quemarnos, por la misericordia de Dios. Y si no lo consiguieron fue porque la
Inquisición fue abolida en 1833 oiga. No
está el alcacer para zampoñas ni el verde para pitos ni el manto de la
Magdalena para tafetanes. Si duro es el invierno ruso, más recia es mi raza que
diría aquel general carabanchelero en una arenga a los de la Blau. Grande era
aquel general que todo lo tuvo grande hasta el apellido. Siempre me acuerdo de
él cuando paso por aquel hospital de Moncloa que antes llamaban del
Generalísimo y que es hoy posada de todas las ratas y de todos los gatos de
Madrid. Odian su memoria los malditos y esta es la razón que a mí que canto la
verdad me hace abominable.
Yo soy un español total: soldado injerto en
letrado vita militia est que mira a
los ojos furentes del basilisco muy
audaz y que como Velarde quiere matar al endriago. I had a dream. En literatura prima lo verdadero y sólo vale lo
original la pluma que sale del alma y habla con voz propia. De manera que
prefiero lo auténtico: Cervantes por debajo de Quevedo, A Jovellanos por encima
de Feijoo. Alejandro Casona del que nadie hoy apenas habla un grandísimo poeta
y dramaturgo está muy por encima de García Lorca del que tanto se habló y no es más que un
señuelo político por ejemplo pero que a los buenos catadores de textos sus
versos y su teatro nos parece que no pasan de discretos a pesar de las perras
que pueda coger al oír esto su adulador burócrata oficial, un tal Gibson (con
el de Fuentevaqueros ha hecho ese irlandés pobretón en España mucho dinero) a
su costa pero unos llevan la fama y otros cardan la lana y, aunque de gustibus non disputandum est, en
literatura mucho de lo que pasa por oro es oropel. Han aparecido tesis
doctorales hasta sobre los calzoncillos que llevaba el autor del Romancero Gitano el día en que lo
fusilaron. Juegan con las cartas marcadas.
Antes bastaba con escribir bien. Lucir ese
espasmo de genio como una centella súbita en medio del camino que ilumina un
escrito que merezca la pena; hoy ser maricón o tribadita es una carta credencial para el ingreso en el Parnaso.
Vanidad de vanidades. Kai panta mataiotá.
Y todo vanidad. Era el veredicto de san Juan Crisóstomo sobre lo efímero del
mundo.
El lameculismo siempre me puso de los nervios
y en este país abundan soplones y pelotas que no veas. En número incomparable
proliferan los tornadizos. Antoñito, calla la boca. Si hay algo grande en
España es su lengua y su literatura que a algunos sufridores nos permite hacer
un corte de manga a esos sabuesos de la circunspección y del recato. La cosa
comenzó - ¿quieren hacer de nosotros un
cabrito a la estaca?-con aquel mártir aragonés que se cachondeaba de sus
verdugos pidiendo que le dieran la media vuelta a la parrilla porque ya se le
habían quemado las posaderas, dame la vuelta verdugo que se me ha de torrar
ahora el cogote y la polla, pero a algunos siguen teniendo por lo que veo quemadas
las entendederas y continuó con las coplas de Mingo Repulgo bien folgabas rey
entre los setos con tus mancebos – Enrique IV otro que tal debió de ser marica-
y sigue con las chocarrerías del arcipreste yo
vi en Roma do es la santidad que todos al dinero facían humildad y por tal
seguidilla de escarnio contra el papa le metieron en chirona cinco años a la
sombra pero ni en la mazmorra se calló el bueno de Juan Ruiz que debía de ser
fino.
Señoría ¿por qué nos quita de las
buenas para que nos vayamos con las malas?, le dijo al cardenal Albornoz; esto,
allá por los tiempos del cisma de Occidente cuando Benedicto XIII también en
sus trece moraba en Aviñón a propósito de la problemática sobre el celibato y
el de que los párrocos hubiesen moza. Vale, que me den la media vuelta que me
torraron ya de un costado y el que los curas hubiesen moza o no poco importa.
Lo mío es la mofa. Porque al amigo el culo al enemigo por el culo y al
indiferente que se le aplique la legislación vigente.
En esta profesión a los que llevamos el duende
o el maleficio del olor de las imprentas siempre nos darán de cuchilladas y uno camina por la vida con jabeques y costurones en el alma por
ahora sólo intelectuales pero cualquiera sabe si un energúmeno cuando menos te
lo espera te pega un tiro o te regala una cuchillada. Pasa nada. Hay que andar
siempre a la mira y esgrimir la espada. Hecho caso omiso de las grandes
trifulcas literarias del XVII Alarcón-Quevedo-Cervantes érase un hombre a una nariz pegado y arcediano todo esquinas amén de
bujarrón (decía de don Luis don Francisco), poeta entre dos platos (piropo quevediano a Alarcón), y eres como un par de huevos fritos, los
globos blancos de la mujer del gallo (contestación de Góngora a
Quevedo) y pasando por alto las burlas y
desplantes de ese maestro del insulto que era Valle Inclán y al que otro colega
le rebanó de un tajo la mano siniestra talmente que don Ramón fue de por vida
manco, manco de Lepanto, y es el cuento
de nunca acabar si nos metemos de hoz y
coz en el panorama literario de nuestros días. En concreto este verano con las diatribas
entre el hijo de Julián Marías y Trapiello que menos bonito se dijeron de
todo o la de Umbral y Pérez Reverte aquí
van estas flores.
Dijo la pijota al puerco mejor dicho
dijo El Reverte al Umbral: ..
Umbral tiene la bajonería de salpicar con su hábito de recordar a sus amantes
cuyos maridos están muertos o en la cárcel toda su literatura. Su bello estilo.
A todo esto añade su proverbial cobardía física lo que le impidió sostener con
hechos los que desliza bajo el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro
día. Cuando nos responda si tiene huevos”.
Bueno bonito bueno. Aquí tenemos a un alatriste en plan matasiete. Puso una pica en Flandes refrotando el libro
de Quatrefages pero en eso no vamos a entrar ahora. La azacaneada writers community hispana que a mí me
parece todo menos científica porque aquí de lo que se trata es de hacer
escritores a dedo según la veleidad de los caciques literarios como Lara y su
famoso premio Planeta que al bueno de Pombo sacó la polla que dicen los
chilenos porque esto siempre fue una lotería lo de los premios literarios le
tocó el premio gordo premiado con muchísimos millones de pesetas pero esta
ficha que logró del bombo es un tongo como tantas cosas en la vida española últimamente
donde todo está atado y bien atado y convenido y reconvenido con antelación para
decepción e ira de los pobres escritores noveles que siguen creyendo en los
reyes magos.
Pese a esas trampas canallas de los concursos
nosotros no nos hemos apartado del
oficio qué más quisieran ellos y seguimos escribiendo. A cada uno el tiempo lo
pondrá en su sitio pero la salida de tono de ese bravonel de los tercios viejos – y el que ese fulano
sea el que venda más libros en España es un indicio de por donde andan de
malparadas las letras castellanas- con más facha que enjundia es un síntoma del
malestar creciente porque el marketing ha
entrado a saco en el templo de las musas profanando la jurisdicción sagrada del
arte de escribir.
Aquí cualquier mendrugo se convierte en
bestseller. Hasta los gatos gastan zapatos y como no tengas un arrimo mediático
– ¿les cuento los plagios de Ana Rosa?- estás perdido. Los signos de los
tiempos son los del Usurpador. Los del Interpuesto. El príncipe de la mentira
manda en el rebaño y todos a balar o agachando cabeza como un buey duendo. Porque a lo positivo:
¿Quiénes son mis parientes? Mis muelas y mis dientes. Todo es un montaje, un
compra-vende un correveidile. Tongo. Tongo ni quito ni pongo.
El editor Lara ha sido un poco como el demolition man de la literatura en castellano. Creo que no
sale muy bien parado de una de las grandes novelas que se escribieron en España
en los sesenta – la quiso secuestrar- bajo
la firma de un peso pesado de nuestra novelística. Me refiero a Zunzunegui que
en el Premio una narración atroz
donde recuentan las desventuras de un pobre abogado de provincias que sueña con
los laureles del Olimpo. En sus páginas el cohecho la corrupción, la mordida,
el engaño y la calidad moral del “Pizquitas”
–José Manuel Lara RIP en la vida real porque hasta imita su acento y fala en
andalusí y lo retrata de cuerpo entero y de su etopeya sale el ínclito mal
parado: Manuel Lara era un mafioso mala persona- tienen su asiento.
Sin embargo los contubernios las
mordidas y el lucrarse del sudor de los otros a este cordobés arribista que
dijo haber hecho la guerra civil con los legionarios de Franco le hacen rico después de haber
comprado una editorial de medio pelo al falangista Félix Ros. Sus manejos y
gatuperios le van a convertir en enterrador y enredador de la vida literaria
española. Y en esas sigue su descendiente y heredero y si no les gusta agua y
ajo y que lean ese libro descatalogado de Zunzunegui donde se formulan
acusaciones muy gordas contra la prepotente editorial de Barcelona, una cuadra
con escritores a sueldo como si los
novelistas y los poetas fueran caballos– el más peligroso y el más pelotillero
Sánchez Dragó un mamachicho de los programas pseudo literarios de la tele donde
únicamente lleva a sus amiguetes-. Ahora la lotería le ha tocado al bueno de
Pombo al que yo veo pasear las manos a
la espalda la nariz acaballada los pelos como escarpias sotabarba rala y aires
de intelectual de la rive gauche algo
más delgado que hace diez años y los andares de jesuita como veía pasear – y
por los andares éste no falla debe de haber sido de la Compañía- por las rampas
de la Cardosa comillense a los
maestrillos en la gran acera cabe el Intercambiador de Moncloa escoltado cada
día por un efebo diferente.
Es una verdadera tristeza pero resulta que en
estas calendas para escribir y publicar hay que
abjurar de tu patria y de tu religión renunciar a la familia, ser de la
acera de enfrente y militar bajo las banderas arco iris de Zerolo. O ser
tribadita o bollera o darle caña al mono. Eso nunca vive dios como tampoco
montar en globo. Maricón no. El flamante
Planeta ¿de qué mansarda nos habrá salido?
Sus libros huelen un poco a gatizo pues conocida es la afición de este
santanderino con el que me topé en
Londres en los chupicaldos que daba Fraga en la embajada pasando más hambre que
el alcalde de Cork pues conocida es su inclinación por la raza felina, vive en
compañía de un gato por nombre Fortunato.
No es más que un mesnadero de Botín, mesnadero
en su mansarda. Pero eso; le ha tocado el bombo y aquí el que más chifle
capador. Aunque no me desanima este afán de tener los todopoderosos de la banca
y la edición a su recaudo escribidotes lacayos políticamente correctos que le
rían los pedos al sistema. Ya se lo dirán de misas. Con su pan se lo coman y
con su gallofa literaria, yo prefiero otros bocados más exquisitos. Sigo en el machito emborronando papel. Nulla dies sine linea. Ya le dicho a mi
Helen la hija inglesa a la que hice
albacea de mis papeles y de mis libros
que cuando me muera tire de gaveta pues yo siempre fui un escritor para el
cajón. You take them all, my sweet,
que ahí hay mucha enjundia encerrada y de esas carpetas puede salir mucho
testimonio. Confieso que he vivido. Y en español total.
Mar gruesa de otoño caliente pero
llegaron las lluvias y el Manzanares en alfaida,
viento de bolina navegando en zozobra y yo me siento en el carel de mi barca
lontananza de recuerdos y me viene a la memoria la ilusión y la aplicación con
la que yo escribí en treinta noches del otoño del 70, copié a carboncillo una
novela corta “Silvino Lainez”,
cuando yo era un teacher en la
localidad inglesa de Edenthorpe. Y la
envié a un concurso de Madrid que promulgaba una sociedad teósofa en realidad
era una inmobiliaria que se llamaba Ramiro Calle. ¡Qué desilusión cuando
regresé de Londres a recoger el original
en una calle del distrito de Salamanca las navidades del 71! No me tocó ni la
pedrea.
Yo no soy marinero por ti seré. El que salió
en el bombo aquella vez fue un colega de cuyo nombre no quiero acordarme. El
libro premiado lo compré o me lo mandaron y se me cayó de las manos. Pensé éste
solo sabe hacer palotes escriba en portugués en catalán limusín o en aquitano. No
marré en el juicio aunque mareé un poco la perdiz. El triunfador ahora pinta
angelotes. El arte de Apeles tiene poco que ver con el Terpsícore. Y se lo diré a sus jodíos morros aunque se
cabree. El hecho de que te premien o no me es indiferente. Uno ha nacido y vive
en escritor.
Es para lo que está en este mundo aunque claro
está escribir en la corte de Doña
Ficticia mucho peor que en la de Isabel II –Larra dixit- donde era llorar hoy
es gemir a moco tendido y berrear y crujir de dientes toda una gehenna bajo la
mampara de cristal. Poco importa, ¡qué más da!, de nimis non curat praetor y lo que sea sonará. La mentira va por
arriba mientras por abajo el torrente de la verdad circula por veneros
soterraños. Nunca fue más cierto el aforismo de que el buen paño en el arca se
vende. ¿Y qué dijo la pijota al cerdo? Quítate de ahí que me manchas. Ya lo
saben. Pues aplíquense el cuento. ¡Tongo, tongo pero a Pombo le salió el bombo!
O sacó la polla. Ya me dirás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario