2017-03-09

SUIZA LAVA MÁS BLANCO

Se conjuga el verbo latino de la tercera conjugación corripio corripis corrupere corrupui corruptum. Es un verbo irregular y sólo nos interesa el participio.  Las Corrupciones fue una novela maravillosa del ex seminarista leonés Jesús Torbado, quien ya alertaba sobre los curas indeseables y la tortura mental a la cual fuimos sometidos los mozos de mi generación, y no sé que bará sido dél.
  De ese sintagma nos ha llegado el participio corruptum y de tanto repetirlo ya huele mal pero, al parecer, algunos políticos deben de padecer de anosmia adolecen de impotencia olfativa y aquí tenemos a los Puchol con las sacas de dinero camino de Andorra, los Bono los Barcenas, los Borbones, allegan maletines al país helvético. Este pequeño país mediterraneo o sin salida al mar sólo el Rin que sale por Lucerna donde se celebró el concilio de Constanza la primera corrupción eclesial hasta tal punto que tiene elevado un monumento a la Prostitución para conmemorar el asueto de los padres conciliares sin ponerse de acuerdo sobre a quien designar papa, acudiendo a los burdeles de la localidad, no tiene mar, sólo montañas y turismo, terreno escabroso, pobre, pero es uno de los pueblos más ricos de la humanidad.
Se dice que los suizos no duermen con un orinal bajo la cama, tienen un rifle de ancho calibre a la cabecera. El busilis de la cuestión está en el Secreto Bancario que les permite vivir de las rentas y mantener al ejercito más preparado del mundo. Suiza es potencia nuclear.
Los cresos ricachones (los Nabab, digamoslo como en la biblia)  de todo el mundo guardan allá sus riquezas: dictadores, sátrapas, jeques árabes e incluso Lenin salió de Berna en un tren blindado con el oro de Moscú y, gracias a esas divisas, pudo organizar la revolución rusa de la que se cumplen ahora cien años. 
Uno de los mejores clientes de la banca suiza es el pequeño estado Vaticano por la importancia de sus cuentas corrientes, los dineros de San Pedro. 
Yo digo esto sin merma de mi fe en Jesucristo que nació pobre y murió ajusticiado con dos bandidos pero el talante vaticanista tiene que ver poco con estas pejigueras del cepillo de San Pedro.
¡Ay Helvecia tú eres el imbornal de los dineros contantes y sonantes, el desagüe donde van a parar las corrupcionesde nuestras corruptas vidas: esquilmo,sacomanos, desfalcos de la venta de armas, remanentes de la droga, y el dinero que paga las revoluciones. Eres un  inmenso campo de Haceldama. Donde Judas se ahorcó. Corripio corripis corrupere... estamos hartos de marear la perdiz en cada telediario escuchando las mismas monsergas, paseillo de capitostes ante los juzgados. Suiza, debieras comprarte un perico de oro para las micciones nocturnas de tus ricachos que padecen de la prostata y ya ni se les empina

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