Mientras Cudillero viva y mane la fuenti el cantu baxará san Pedro a la
ribera con todos los santos. (Canto litúrgico
del pueblo asturiano de Cudeiru) pero el discurso es largo para contar las
novedades alternancias e intercadencias de todo un año desde el pasado san
pedro al actual.
Yo como el arcipreste gusto de mujer
chica, parva ración y breve sermón, pero
el sermón de este marinero encaramado
en el puente de su barca proa al viento del futuro no se me hizo largo. Su
discurso es mucho más alegre el que nos largan los políticos.
Oigo el “rapapolvo” de la
amuravela recitado por un marinero (pañuelo de hierbas moni azul y chapela) en
que se cantan con humor y alegría, sin la acrimonia odio y revanchismo, tan de
nuestros días todo cuanto ha ocurrido en España y en esta villa.
Sólo ese pixueto desparpajo que
he encontrado en algunas villas marineras de levante y sobre todo en el
Cantábrico. Es suave lengua que recuerda las cantigas del romancero. El bable
es léxico aldeano y marinero y entonación. Por eso no lo saben hablar ni los políticos
ni los catedráticos.
Los coruñeses lo llaman ferrete.
Hay que amurar la vela esto es izar
bandera.
Cudillero es un lugar de fuerte
tradición católica donde arraigó el cristianismo no exento de ciertas
imbricaciones paganas que le vienen de la tradición celta.
El pixueto es uno de los
dialectos más cantarines del bable astur que es un poco la madre del idioma
castellano. Por aquí hay muchos rubios casi tanto como en Irlanda y a los caízos (callealteros para diferenciarlos de los
ribereños) les dicen descendientes de los vikingos.
En este nido de gaviota he venido
a recalar y a dejar tal vez mis huesos Dios quiera que se demore esa hora.
Escucho con devoción el sermón jocoso acompañado de mis nietas detrás de una
fila de santos y de Laureanín el
sacristán que porta la cruz alzada.
El predicador larga su espich
subido al puente de la Barca
de san Pedro que no es hoy ninguna barca sin pescador porque el anfiteatro anda
este mediodía petado de gente.
Yo recito el verso entrañable del
querido Cefas que negó a Cristo por miedo a los judíos del litostrotos y luego
lloró lagrimas amargas de arrepentimiento. Flevit
amare.
Está sentado en la silla
gestatoria dirigiendo una mirada de protección a los pixuetos con su tiara, su capa pluvial porque hoy llueve en
Asturias, y sus cáligas o zapatillas
blancas que hay que ir a besar porque al papa se le besa el pie no la
mano.
Algunos como el Cid campeador no
lo hicieron. El orgullo castellano no se casa con nadie pero aquí son cantábricos
menos adustos y un poco más condescendientes; no hay bodegas y hacen espichas,
son muy cantarines y alegres como el colibrí y los malvices que se asoman por
los tejados de las casas colgantes.
San Pedro baja al agua de la ribera
con una reciella de bienaventurados a
lavarse los pies. Glorioso patrón también de mi pueblo.
La iglesia de mi pueblo
reconstruida en el siglo XVIII es hermana gemela de la de Cudillero. Fuentesoto
y Cudeiru anduvieron misteriosamente enmarañados en mi vida. Mientras Cudillero
viva y mane agua de la fuenti el Cantu
bajará san Pedro a la ribera acompañado de todos sus santos.
Las brisas de la mar algo crespa
se llevaron al cielo nuestras plegarias. En cuanto terminó el acto llovía a
cantaros y así hasta otro año. Hoy es día de lo folixia sin embargo. Una fiesta
entrañable para honrar a Cefas que quiere decir piedra esto es caput Ecclesiae
el santo que porta las llaves del paraíso. Con san Pedro comenzó todo.
Ahora anda el rudo marinero
galileo encargado de las puertas del cielo sobre las que no prevalecerán las
del infierno. Él observa quien entra y quién sale. Dentro no son ni deben de
estar los que están ni los que son.
Por más que en Cudillero pueblo bonito donde
los haya no tenga demasiadas cosas que ver. Hoy estaba la mar bella para honrar
al patrón glorioso que lo protege. Y subo la varga hacia Oreanda mi aldea entonando
aquel verso de los embarcados en las naos del Emperador:
Si la mar fuera de niche
Y las olas de canela
Yo me morirías entero
Por servir a mi bandera
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