2020-04-30


BIENES RELICTOS

Este año no ponen los mozos el "mayo" aquel pino verde que los más ágiles escalaban trepando la cucaña. Fiestas de la cruz. Me quedo sentado en la antojana bajo la corredoria para despedir abril de este bisiesto malhadado. Bienes relictos. Cuantos recuerdos. Demasiadas consejas al amor de la lumbre del llar. Mis antepasados que ahora son espectros, gente buena que vivió en la casona durante tres siglos. La curuxia canta en la enramada. Anochece. Hay mar bella la playa como un plato. ¿Habrán regresado las lanchas? El atardecer tiene la serenidad de esta cachimba de brezo inglés. Sube el humo gratificador de mi pipa es mi mejor amiga casi lo único que tengo esta pipa Dunhill que me acompaña desde mis años de Londres doy pufadas que son palos de ciego mientras me evado del mundo. Dicen que fumar detiene los virus y te aleja a los diablos. No todo ha de ser malo en este vicio del que todos abjuran. Entretanto, le doy al tiovivo de los recuerdos acerca de la historia de la casa vieja, sentado en el estragal al lado de la portada del hórreo que feneció. La yerba está altísima a causa de los últimos aguaceros y no pudimos salir a la siega con estos trastornos de la nueva Peste Negra que nos aflige. Los cuclillos hacen sonoros conciertos en concilio en el monte  Perín, nadie les molesta. La Catuja que labraba el abuelo con sus bueyes quedó sin del zarzo de laureles talados por dendricidas asesinos y el Llaguezo y el Dormón ─ el aldeano de por  acá ve un árbol noble y empuña el hacha─ dos montes envidiables hicieronse selva. La veigucha de Lamuño quedó sepulta en un argayo que asoló la costa por enero y en la huelga de la Magdalena ya no se dice misa. No hay cura pero yo conocí grandes fiestas de tambor y gaita y una guapa romería el 22 de julio cuando honrábamos a la santa pecadora. Esa es un poco la relación de nuestros bienes relictos. Todas estas propiedades se las llevó la trampa ahora somos pobres pero limpios.
 Oscurecoido ya, se ilumina luz de la estancia y del alma con un tgronco de encina que eché a la chimenea. Dormiré buien esta noche al cabo de mis dos pipas y varios tientos a un vino que traje de Pecharromán. Paladar de dioses. Este vino es canto gregoriano. Lo pisaron los monjes de San Bernardo. Vinum bonum laetificat cor hominum decía los latinos. ¿Serán estos caldos cistercienses muro de contención contra la morbilidad pandémica? Yo creo que sí. Brindemos por el mes de las flores.

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