A PITAGORAS
Llenaste el mundo
Heraldo de la sabiduría
De nociones unitarias
La divinidad es una
La diada es múltiple
Alma y carne
Espíritu y materia
Se alternan y conjugan
Busquemos la perfección
De los oráculos incomprensibles
Misterios órficos del iconostasio
Entre himnos y harpas
Cidarias, tiaras y casullas
El Señor baja a la tierra
Oh gran Zeus
El dios griego
Que truena en las alturas
Sólo escribiste en la arena
Como Jesús
Contempla el cielo
Un ángel bajó por esa nube
Dibujando monadas
Y cuerpos de centella
El cosmos gira en torno a la tierra
Que está fija
Música celeste que viene de arriba
Las almas transmigran
Los cuerpos resucitan por el misterio de la metempsicosis
Nos reencarnamos cuando morimos
No comáis la carne sagrada
Contaminada de impurezas cadavéricas
Todo vive, muere y resucita
A compás del ritmo de la esfera
El número es abstracción
De la vida que late
Música infinita
Me sumerjo en tus enseñanzas
De los ciclos, impases y contrapuntos
Civilizaciones y épocas en tránsito
Sin comprenderlas
Todo es aritmética y geometría
Donde late
La armonía incomprensible
Del Dios de Israel
Hablando a Abrahán desde la zarza
Oh Pitágoras, yo te encontré trazando números en el polvo de una playa
Un guarismo señalaba
Tu dedo índice
¿Era la distancia de pi?
¿Era el cuadrado de la hipotenusa?
En un cromo con tu imagen
De mi primera enciclopedia
Tú me dijiste:
Antonino, tú también escribirás en la arena
Aquel día no fui a la escuela
Pero gané la palmeta
De un maestro que me puso las orejas de burro
Y exclamó airado:
Tú no entiendes, no comprendes
No sirves
Serás una bala perdida en el universo
Una estrella filante
Sin acomodo
Aquel bestia logró
Que se me atragantaran las matemáticas
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