Viernes santo de un escritor
Pasa el tiempo envuelto
En las voluptuosas aros del humo de mi pipa
Entre los libros en su alguarín
Suspira un anciano setentón
Al cual publicaron un libro
Pero no tiene venta
Esfuerzo baldío nadie te hará caso
Rayo que no cesa juventud que no pasa
Espada y la palabra en los estantes
Duerme un ángel en el anaquel
De cartapacios olvidados
Voy al encuentro de mi pasado con una sonrisa
Cavilla que marca una pagina una fecha
El estampido de un beso
Viernes santo vísperas de la pascua
Epistaxis del alma
Punto culminante del año
Aroma de las rosas del destino
Vela que ilumina el canto de la Passio
Narración sublime de redención y esperanza
Cimerios y reliquias olvidadas, calepinos anafóricos de páginas tostadas
Sonriendo en la repisa
Ábreme, abracadabra
En Honchurch no hubiste repocia
Fue un día triste aquella boda del alma
Y ahora te duelen los recuerdos
El caballo repropio se fue a la empinada
El macho tira coces
Me duelen las muelas y el odontólogo
Me hurga las encías con el repulsorio
Salta un chorro de pus
Mis dientes están careados desde niño
Ahí yacen las aguas subterráneas el pozo de mis complejos
Me voy al requejar todo cascajos tierra en cuesta del abuelo
Como uvas agraces
En el lagar buen vino
Y en medio del delirio se me aparece san Carlos Borromeo
Que era un santo muy feo
El repulsorio hizo su obra de hurgón anestésico
Estoy curado
De la odontalgia
Pero no del vino
ni de la nostalgia
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