LA MUJER DE LA LIMPIEZA
Llegaba
a eso de la media tarde. Tenía los ojos grandes e indagadores y era fea quizá
por eso la había dejado su marido. Cuando hablaba siempre decía algo
mortificante y era analfabeta pero en punto a malicia una superdotada. Hay seres
humanos que por posesión diabólica o lo que fuere parecen haber nacido sólo
para traer la desgracia y la discordia a este mundo y Promisoria que así
llamaban a la ínclita pertenecía al cupo de mujeres malas sin ser lo que se
dice prostitutas que si putas fueren al menos tendrían alguna capacidad de amor
que ésta ni eso. Mal pensadas suspicaces y que consideran que el hombre es su
enemigo. Ya la tienes ahí en eso una mosca cojobera y no sabía como reaccionar
ni que decir. A lo largo de su vida se había encontrdo con este tgipo de
señores a las que les caía mal sencillamente. El mundo es imperfecto. Era el
dia de san miguel y pasó inquieto todo el fin de semana. Se fue Mardelo. Un
pajaro que abandonaba el nido. Su marcha le dejó una sensación triste y elos
ojos grandes almendrados inquisitivos de Promisoria le perseguían. No le
dejaban conciliar el sueño. Tenía que callar. Había colocado un posit en un
angulo de su ordenador con una frase del Eclesiastés escrita: Canta et sile.
Canta y ten silencio. Tal recomendación quizá les hiciera bien a los monjes
pero él no era un monje. Dios le había enviado aquellos trabajos de encontrarme
medio exilado en su propio país y en su trabajo donde no exití compañerismo de
ningún tipo y era todo el egoismo. ¿Qué
habré hecho yo para merecer este castigo? Se preguntaba con cierta frecuencia y
parecía qwue la mente se le bloqueaba y tenía ganas de comer y deseos
irreprimibles de fumar. Tenía que agarrarse a algo y notaba cómo la hierba le
crecía bajo los piés. Que le faltaba el aire y los asideros. Escuchaba y le
parecía estar protagonizando una novela que él había escrito hacía bastante
tiempo. Estamos solos en el universo y todo este absurdo formaba parte de una
conjura. Estaría volviendose loco? Promisoria, Promisoria. La voz de una de las
guardiesas del edificio que parecía la casa donde no se come ni se bebe un
edificio kafkiano porque erl novelista checo no ha muerto y habita entre
nosotros a través de la conjura de sus libros que nos recuerdan que estamos
siendo sometidos a procrdo y que vualquier días de estos nos vamos a volver
escarabajos llamaba a media tarde dfesde el descansillo.
-Propterea, Propterea.
La
otra se hacía la sorda pero al fin de mala manera contestaba:
¿-Qué?
Aquellas
voces estentoreas lejanas y estridentes pues la guardiesa tenía la voz fea. Era
retaca y algo hombruna siempre en paqntalones le recordaba el maullido de los
gatos en celo. Quen sería el bujarrón y quién el bardaje? Ahorfa parece que
vale todo
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