2022-01-19

 

LA MUJER DE LA LIMPIEZA

Llegaba a eso de la media tarde. Tenía los ojos grandes e indagadores y era fea quizá por eso la había dejado su marido. Cuando hablaba siempre decía algo mortificante y era analfabeta pero en punto a malicia una superdotada. Hay seres humanos que por posesión diabólica o lo que fuere parecen haber nacido sólo para traer la desgracia y la discordia a este mundo y Promisoria que así llamaban a la ínclita pertenecía al cupo de mujeres malas sin ser lo que se dice prostitutas que si putas fueren al menos tendrían alguna capacidad de amor que ésta ni eso. Mal pensadas suspicaces y que consideran que el hombre es su enemigo. Ya la tienes ahí en eso una mosca cojobera y no sabía como reaccionar ni que decir. A lo largo de su vida se había encontrdo con este tgipo de señores a las que les caía mal sencillamente. El mundo es imperfecto. Era el dia de san miguel y pasó inquieto todo el fin de semana. Se fue Mardelo. Un pajaro que abandonaba el nido. Su marcha le dejó una sensación triste y elos ojos grandes almendrados inquisitivos de Promisoria le perseguían. No le dejaban conciliar el sueño. Tenía que callar. Había colocado un posit en un angulo de su ordenador con una frase del Eclesiastés escrita: Canta et sile. Canta y ten silencio. Tal recomendación quizá les hiciera bien a los monjes pero él no era un monje. Dios le había enviado aquellos trabajos de encontrarme medio exilado en su propio país y en su trabajo donde no exití compañerismo de ningún tipo y era todo el egoismo.  ¿Qué habré hecho yo para merecer este castigo? Se preguntaba con cierta frecuencia y parecía qwue la mente se le bloqueaba y tenía ganas de comer y deseos irreprimibles de fumar. Tenía que agarrarse a algo y notaba cómo la hierba le crecía bajo los piés. Que le faltaba el aire y los asideros. Escuchaba y le parecía estar protagonizando una novela que él había escrito hacía bastante tiempo. Estamos solos en el universo y todo este absurdo formaba parte de una conjura. Estaría volviendose loco? Promisoria, Promisoria. La voz de una de las guardiesas del edificio que parecía la casa donde no se come ni se bebe un edificio kafkiano porque erl novelista checo no ha muerto y habita entre nosotros a través de la conjura de sus libros que nos recuerdan que estamos siendo sometidos a procrdo y que vualquier días de estos nos vamos a volver escarabajos llamaba a media tarde dfesde el descansillo.

         -Propterea, Propterea.

La otra se hacía la sorda pero al fin de mala manera contestaba:

         ¿-Qué?

Aquellas voces estentoreas lejanas y estridentes pues la guardiesa tenía la voz fea. Era retaca y algo hombruna siempre en paqntalones le recordaba el maullido de los gatos en celo. Quen sería el bujarrón y quién el bardaje? Ahorfa parece que vale todo

         

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