Yom kipur Vladimir Korolenko El día de Cuentas
Impresionante novela corta que compré hace unos años en el tendejón de Riudavets. Volví a leerla noche de junio. Yom Kipur según la leyenda, el diablo baja a la tierra, entra en la sinagoga y echa mano a aquel israelita que no cumplió, entreaño los mandatos de la Torá.
Esta vez le tocó a Yankel el tabernero de una aldea de la Ucrania profunda. Lo toma entre sus barros y vuela con él rumbo al infierno. Desaparece en el horizonte transformado primero como un alción, luego como un albatros para transformarse, pequeñito, en un gorrión. Es el diablo judío: Japún el demonio de los israelitas que sólo habla en yidish y no tiene nada que ver con el diablo de los cristianos, el que tentó a Xto y los subió al pináculo del templo... Haz que estas piedras se conviertan en panes... Tírate desde lo alto que los ángeles estarán abajo y recogerán entre sus alas y saldrás incólume... Apártate de mí Satanás. A sólo tu Dios adorará, etc.
Toda la comunidad hebrea de Novokomenka estaban reunidos en la sinagoga, gritando, llenos de miedo, desgarrándose las vestiduras, algunos cubriéndose la cabeza de ceniza, vestidos de saco. Japun no haciendo caso de los lloros, agarró al tabernero YANKEL por la cabellera y los transportó a los cielos como si fuera un helicóptero.
¿Por qué? Echaba agua al vodka, prestaba con usura del cuarenta por ciento y los pobres “cristianini” (campesinos) regresaban a casa con los bolsillos vacíos, parlando con las farolas, zurraban a la mujer y se morían de hambre los hijos. Japún no podía realizar su rapto. Había un conjuro.
Si un cristiano lo veía volar en dirección de Kiev podía pronunciar estas palabras mágicas:
Déjalo que es mío
Escuchado el conjuro, Japun atemorizado por el signo de la cruz, soltaba la presa y ésta caía desde la altura despanzurrado sobre la tierra, contra la copa de un pino, o a las aguas del río Dnieper. Muerte segura.
Aquel día de Yom Kipur nadie había por los caminos y el tabernero Yankel volaría a la gehena sin remisión.
No obstante, había en la aldea un molinero que hacía lo mismo que Yankel.
Adulteraba las maquilas y tenía una novia, Galia, que era muy hermosa, y no se quería casar con ella por ser pobre.
La noche de Iom Kipur cantó las vísperas como el mejor precentor de las iglesias de Moscú, con voz bien timbrada y profunda, el pope le invitó a su casa a tomar una copita al acabar los oficios.
Tras el ágape regresaba a su molino, las piernas no le obedecían cuando la derecha tiraba a un lado, la izquierda tomaba el rumbo contrario y era difícil mantener el equilibrio.
Era una bella noche de octubre, el molinero hablaba con las estrellas, vio un bulto en el cielo (el diablo se llevaba al tabernero primero parecía un buitre, después una paloma y por último un gorrión) Bah un judío menos.
Que se vaya al diablo... Chorti.
Total; el molinero, que era el más rico del pueblo, consigue hacerse con la taberna.
La magistral historia se enhebra en una serie de hábiles lances en los que ocurren cosas muy extrañas contadas con la magia del idioma ruso. Al otro Día de la Expiación el diablo vuelve y trae a Yankel que había sido perdonado y absuelto de la gehena porque dijeron los diaños
¿Qué tabernero judío no agua el vino? Eso no es nada, hombre y trata de llevarse al molinero, pero la hermosa Galia lo salva pronunciando las palabras del conjuro y el cuento acaba bien.
Los judíos vuelven a sus tenderetes a prestar dinero, a vender buenos paños y buen vodka, aguándolo por mayor ganancia. Nos venden siempre la mula mal capada. Y los cristianos a labrar la tierra, a beber más de la cuenta y a zurrar a la parienta. Los seres humanos no cambian.
Esta novelita es un alegato contra el antisemitismo, contra el alcoholismo, la usura, y la violencia de género.
El arte de Korolenko que escribe en ruso habiendo nacido en Kiev posee una irremediable actualidad: la importancia de los guetos ucranianos y su preponderancia bancaria durante el imperio de los zares. Ucrania es rusa.
¿Se llevará el próximo Yom Kipur el “chorti” (diablo ruso) o Japun entre sus garras al hijo del zapatero de Lvod, Valdemar Zelenski, que ha entregado a su pais al odio y la venganza rusofoba?
En occidente desconocemos la historia rusa. Es el pueblo que porta con sus sufrimientos la cruz de Xto. Los comentaristas dominados por la propaganda norteamericana hablan por boca de ganso echando leña a esta hoguera capaz de sumir al mundo en un mar de llamas.
Un juego peligroso plagado de mentiras e infamias. Quieren crucificar al pueblo ucraniano y al pueblo ruso dos naciones hermanas o si se quiere una única nación.
Korolenko (1853-1922) es uno de los grandes escritores rusos, fue el padre espiritual de Gorki. Su prosa rezuma perdón y melancolía. Por sus ideas anti zaristas pasó cinco años deportados a Siberia. Conviene volver a sus libros para saber lo que está pasando en esta guerra fratricida, tan sangrienta y en la cual sufren los de abajo. Al releerlo creo que estamos viviendo otro Yom Kipur.
Adonay nos pedirá cuentas.
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