A SALAMANCA PIEDRA BLANCA
Salamanca
Salamanca padrón de piedra blanca luz y guía a no sé donde
La veleta de la clerecía
Gótico florido
Luz de la sabiduría ciencia fría un sorites un silogismo el bisunto bonete de un jesuita la cogulla de un dominico
Rúas del barrio viejo ínfimos garitos sector rojo ribera del Tormes donde los estudiantes hacían la rabona
Paseos seminaristas de jueves tarde
Altas sillerías y erguidos chopos piedra a piedra se gana la batalla al aire
Balcones que hacen chaflán y rincones del amor
Hambres y sopa boba y al revolver de una esquina te encuentras con el zancarrón de Mahoma.
Todo es bueno para el convento.
Los estudiantes lo echaron al puchero ¡qué mal olía!
La sonrisa endiablada del lazarillo
Beneficiados marchan de prisa camino del coro
En un campanario tocan a clamor
¿Quién se ha muerto?
Un doctor
Galanes de monjas y señoras ninfas de toldo y arandela
Ciudad de libros y picos pardos
Amores de Calixto y Melibea
Salamanca piedra blanca
Quereres y saberes y poderes del ancho río que hurga las muelas del molino en los albergues de la aceña
El río
Salamanca encaramada con una escolta de chopos y de vientos alisios
Graznan las chovas
Torre augusta y barbacana
Que explayas en tus paredes gozosos vítores con uves de victorias con deles paraninfos
Consignas de unidad en ti España se mira hacia Portugal
De mazarrón imperial están escritos los nombres y los signos
Yugos y flechas arado yugo saeta y poderío
Aires a la vez guerreros y campesinos jugando al corro con el gay saber del dómine docto de las antiparras
Piedra blanca y jardín
Fray Luis diserta sobre los nombres de cristo en el herreñal de la Flecha
Ciudad fría como un concepto y dulce como el bollo maimón que saturó nuestras fames adolescentes
Beca de clérigo y esclavina
Yo por tus calles fui y quería doctorarme
Melibea se recuesta en un alfeizar de los suspiros fenecidos
Decíamos ayer...
Tú fuiste el código divino
de nuestro ser y saber
Compendio de todo aquello que quisimos ser
Y no fuimos
De lo que pronto aprendimos y enseguida olvidamos
¿Quién tuvo la culpa de la desmemoria? Unamuno
Fue la belleza de un atardecer primaveral mirando hacia las torres del gótico florido que perdimos el santo y seña cuando en este pícaro mundo hay siempre que andar al santo y la limosna
Salamanca piedra blanca
No hay comentarios:
Publicar un comentario