HEAUTONTIMOROUMENOS DE BAUDELAIRE AUTOFLAGELACIÓN
Vuelvo a Baudelaire, a las páginas de aquel libro
de poemas con muchas marcas y subrayados de palabras que no comprendía, comprado
en una librería de la Rive gauche
hace sesenta años. Tampoco entendía el mensaje de este gran poeta. A Baudelaire
hay que leerlo de viejo nunca cuando se tienen veinte años y se desconoce el
significado de nuestra existencia; las desilusiones, las traiciones, las
puñaladas, los fracasos, el derrumbamiento de todo aquello, nuestras creencias
e ideologías vinieron abajo, los desengaños. El vate galo lo profetiza de antemano
en su poema Heautontimoroumenos (el que se hace daño a sí mismo) cada día nos
flagelamos con la ración de veneno
diario que vierten por sus fauces cibernéticas las cloacas de la información. Las Flores del Mal 1834 fue un libro
prohibido por inmoral pero a mi juicio no hay en la literatura francesa desde
Villon otro poemario más moral. Escenifica la pugna del bien contra el mal. ora
son las letanías de Satanás, ora nos mete en un
canto a Jesús. Es una divina sinfonía y a su vez una estridente cacofonía. Los versos
de Baudelaire a veces escuecen como ortigas, otras son bálsamo. Voluptuosidad de los aromas del
benjuí y del cáñamo indio. Eutrapelia y desbarajuste. Una apología de los
encantos de mujer y las asquerosidades de los lupanares de Pigalle. Siempre quintaesencias.
Umbral lo nombraba constantemente en sus artículos y de la mano de Sartre se
convirtió en referente del movimiento existencialista de los Sesenta, la década
prodigiosa. ¡Ya pasó más de medio siglo desde que adquirí aquel libro cuando
vivía en París y soñaba con ser escritor! Sus páginas son para mí ábaco de
nostalgias
miércoles, 7 de febrero de 2024
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