ANDREIEV NOTAS PARA UNO DE LOS MÁS GRANDES ESCRITORES RUSOS EN SU CENTENARIO
Es uno de los grandes luminares de la literatura prerrevolucionaria rusa. Es el carisma del cuento (sdacha) narración breve maestría insuperable en el que se condensa una época que acababa (tristeza, amor no correspondido, el mundo de Petrogrado, los funcionarios escribientes, a empleomanía, los terratenientes que viven en la capital una vida crápula)
Andreiev es un místico y un patético que asediado por el hambre y el alcohol plasma en sus libros un trasmundo onírico poblado de fantasmas donde lo esperpéntico se da la mano con lo maravilloso. Una bajada a los infiernos en su pluma puede transformarse en un cuento de hadas; he aquí el alma atormentada de un pueblo que baja la cabeza ante el infortunio y las sorprendentes contradicciones de la conducta y la vida humana. Cantan en estos cuentos los bateleros del Volga. Andreiev forma trinca con Chejov y con Gorki.
Leonidas Andreiev nació en Orel 1871 de una familia paupérrima. Se desplazó a San Petersburgo después de cursar los estudios eclesiásticos en una bursa o seminario local y fue tanta el hambre y las privaciones que hubo de soportar en la capital del imperio que a los 21 años se pegó un tiro. Los médicos consiguieron salvarlo, sin que nunca le abandonara esa tendencia suicida. Empieza a trabajar como periodista y se hizo famoso por sus gacetillas e historias cortas que publicaba en los diarios capitalinos por entregas. Alcanzó la fama en 1905 con motivo de la guerra ruso japonesa. “La risa roja” es una evaluación de aquel conflicto en el lejano oriente. Aparentemente había abrazado el camino de la revolución, pero en 1917 se enfrenta con Gorki y ataca severamente a los bolcheviques. Hizo un llamamiento al mundo contra los sectarios de Lenin que suprimieron la libertad de prensa e implantaron el terror de la checa y el exterminio de los que ellos no consideraban progresistas y afectos al régimen.
Condenado a muerte, pudo huir a Finlandia. Había sido durante un cuarto de siglo el autor más leído y alabado en Rusia, pero los soviéticos cerraron os periódicos en que colaboraba, volaron con dinamita las casas editoriales (el fenómeno se está dando ahora en España con Pedro Sánchez).
El eximio literato vagabundeó sin techo y sim pan por las calles de Helsinki y el día de San Andrés de 1919 lo hallaron muerto en un albergue, acababa de cumplir 48 años. Causa del fallecimiento: hambre. Se le ha comparado con Dostoyevski y Edgar Alan Poe por sus dotes de introspección psicológicas y su facilidad para contar alucinaciones de sus personajes. La muerte y la locura siempre al acecho. Trata a sus personajes con ternura. Sacha Yegulev y los Siete Ahorcados, Dies Irae, Los Espectros, son verdaderos poemas en cierto modo proféticos de lo que iba a acontecer en Rusia, en Yugoslavia y en los Balcanes.
Sus narraciones conservan un perfil cristiano con olor a incienso y añoranza por esa belleza del canto diaconal y de la liturgia bizantina. Es un centenario que ha pasado desapercibido. Andreiev fue muy traducido y publicado en España por la editorial Prometeo antes de la guerra del 36. A día de hoy está descatalogado, con todo y eso yo recomendaría a sus lectores que echaran mano de alguna de sus novelas porque el mundo de lo que pasa hoy tiene mucho que ver con el que él vivió. Él es puro arte y belleza literaria como sólo los rusos saben escribir y dar a entender.
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