2025-03-05

CORRESPONSAL EN BUDAPEST

 EUGENIO SUÁREZ HISTORIAS DEL HOLOCAUSTO

 

 

La cocinera del periodista español corresponsal en Budapest pesaba 120 kilos. Cuando bombardeaban los B562 americanos se moría de miedo a veces se desmayaba y había que izar su suculenta humanidad hasta el refugio. Daba gracias por tal ayuda al corresponsal preparando para ellos sabrosos gulazas. El humor y la solidaridad no dejaron de latir en medio del miedo a pesar del fuego graneado sobre la ciudad del Danubio, la capital más bella de Europa, bastión contra el turco, epicentro de la cultura europea.  El corresponsal asturiano, testigo de cargo que fue de aquellos bélicos eventos, da otra visión diferente a la versión oficial acerca de las matanzas de judíos y deportaciones a los KZ Léger.

Dicen que la historia la escriben los vencedores aunque se propalen mentiras y se narren hechos llenos de sangre y de fango. Rebus sic stantibus,[1] la ciencia periodística es sustituida por la propaganda. Se batió la puerta de la garrulería de los tertulianos y opinadotes a piñón fijo por Merdiaset y las grandes cadenas de comunicación de urdimbre sionista

 En una guerra en la que murieron cerca de cincuenta millones de personas sólo una minima parte fueron hebreos y perecieron de inanición y de hambre. Las cámaras de gas eran únicamente duchas de desinfección o simples morgues para sepultar a los muertos de hambre. Otro hecho que desdeñan los panegiristas del Shoah estriba en que los alemanes iban perdiendo la guerra, una guerra que era hechura de muñidores judíos. Los gast arbeiter como se denominaba a los recluidos en los campos de trabajo perecían de hambre. Al Reich se le acabaron las materias primas. No había alimentos y para colmo ciudades alemanes como Dresde o Hamburgo sucumbían bajo el fósforo de los bombardeos masivos aliados.  Una destrucción sañuda que en Europa nunca tuvo precedentes.

 Por el Este los T34 soviéticos arrasaban poblaciones enteras. En los cielos teñidos de sangre se había escrito la palabra “Rache” (sed de venganza). Los rusos se comportaban con la población civil germana de forma feroz pero en crueldad los británicos, americanos y franceses que habían desplazado un contingente de pelotones de castigo senegaleses y argelinos para que violasen a mujeres alemanas tampoco se quedaban atrás era una situación caótica del “sálvese quien pueda”.

 El domicilio de Suárez ― así consta en las crónicas enviadas al diaria Arriba de Madrid ― y el del embajador Sanz Briz guarecieron bajo techo a los perseguidos semitas por orden de Franco cuando la vida humana valía tres pengos[2]. Pero los sanedritas tienen por costumbre olvidar y romper el statu quo. Es un pueblo poco agradecido. Que guarda memoria únicamente de cuanto le interesa. Es la contumaz protervia de los que se creen elegidos

 El payaso Charlie Rivel actuaba en una de las salas de fiestas de la capital húngara casi hasta el mismo día en que los tanques rusos avanzando sobre la pultza fue uno de los beneficiados del pasaporte español que le fue concedido a él y a otros actores como Franz Johan y Gustavo Re. Instalados en Barcelona con la experiencia que traían de Austria y Alemania dinamizaron los primeros programas de TVE. El régimen del 18 de julio los acogió con largueza. España a su vez sería la plataforma de envío de los judíos europeos hacia los Estados Unidos. Gracias a tal intermediación fueron posible Berkeley y las grandes universidades estadounidenses que se beneficiaron de este brain drain de la sabiduría nazi. Su mayor exponente sería el físico Von Braun padre de la balística intercontinental y de la cohetería abocada a la conquista espacial.

Ciertamente el gobierno Kalay entró en una intente cordial con Berlín. Goering tenía fincas en la frontera húngara con Transilvania. Para los capitostes nazis los Carpatos eran un buen cazadero. En el sur de Hungría y norte de Rumania se habían establecido desde la edad media comunidades germano parlantes.  El judío no se mezcla o no lo tiene por costumbre con el pagano; es el pueblo más racista del mundo, no fusiona su sangre con el goim. Por eso durante el imperio austrohúngaro el régimen zarista se tuvo por norma que portasen los moradores del ghetto una estrella amarilla en la solapa. No lo consideraban símbolo de ignominia sino prerrogativa racial a efectos fiduciarios y para los censos de población. El hebreo asquenazí gozaba de sus propias leyes y tribunales. Dependían directamente del monarca y consideraban al ghetto obra de autonomía. Al portar la estrella se consideraban orgullosos de ser descendientes del Rey Poeta. Ese orgullo amarillo lo hemos visto renacer en Cataluña donde los independistas utilizan el lazo amarillo como timbre de gloria que los diferencia de los “apestados” españoles.  Los secuaces de Torras y del Pujol lo lucen, orgullosos, en el ojal.

Corresponsal en Budapest” constituye almadía de conocimientos. Quien penetre en este silo de la información se dará cuenta de que la historia de la segunda guerra mundial dista mucho de ser como nos la han contado. El periodista pasaba las noches dando pufadas a su pipa de cerezo escuchando el estruendo de las bombas mientras redactaba la crónica que no habría de llegar a la redacción.

A la caída de Mussolini los cablegramas quedaron interrumpidos vía Italia y habría de valerse de una estratagema para pasarlos vía Suiza. Los hilos enmarañados de la política y el cansancio son sus compañeros de viaje.  Bodoglio el que entrego a Mussolini a los aliados sería un precursor de Berggoglio que ha dejado a la iglesia romana a los pies de los caballos. Los ingleses bombardean y destruyen Montecasino núcleo de la cultura monástica occidental. Y por Hungría ya asomaba la gaita cual infante vengador lanzado venablos el gran plutócrata Soros arrastrando la recua de su carroza de tiro satánica en cuyo escaño se sienta un cochero fatídico meneando el látigo de Belcebú.

Cordell Hull lanza un ultimatum a Hungría, Grecia y Rumania: si no abandonan el Eje sus habitantes serán pasados a sangre y fuego. Rusia se entrega al salvajismo en Finlandia. Amenazan con arrasar Budapest lo mismo que hicieron con Helsinki. Los ingleses hábiles en el arte del disimulo son expertos en la utilización del doble lenguaje al objeto de engañar al enemigo para despistarlo. Esa estratagema daría resultados en el DIA, 6 de junio de 1944. Apareció un cadáver en la playa con un papel en el bolsillo en que se informaba que el desembarco se haría por el sur de Francia. Los alemanes descuidaron las líneas de Normandía. Por allí llegaría el ataque. Londres había engañado al Reich consiguiendo una máxima victoria.

En la patria de Liszt y de Bela Bartok se utilizó a los judíos como caballos de Troya dispuestos a asaltar la ciudadela. Auschwitz sería el gran decoy que les serviría de vacuna contra las epidemias históricas. Bela Kun un simple empleado de banca que alcanzaría las tiendas del poder era israelita y los Laguardia famosa familia sefardí capitalizaba el poder de las fuerzas vivas de Budapest sede de las sinagogas más importantes de Europa Central. Arturo Koestler el autor del Cero y el infinito nacido en Budapest y Lahos Zilahy y Stefan Zweig fueron los autores de preferencia de los españoles de postguerra.

¿Dónde quedan pues el padrón del antisemitismo articulo base de la hispanofobia y de la leyenda negra? En acabando de leer “Corresponsal en Budapest” me quedó un regusto amargo que me hizo pensar que el Holocausto es un hijo fornecino de la Leyenda Negra porque los judíos fueron de siempre grandes propagandistas. Acaban llevando siempre el agua a su molino. Son un pueblo sin historia que sólo guarda memoria para todo                               cuanto les interesa obviando razones ajenas



[1] En tal estado de cosas

[2] Valuta de los húngaros equivalente a un euro

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