EUGENIO SUÁREZ HISTORIAS DEL HOLOCAUSTO
La cocinera del periodista español corresponsal en Budapest pesaba 120
kilos. Cuando bombardeaban los B562 americanos se moría de miedo a veces se
desmayaba y había que izar su suculenta humanidad hasta el refugio. Daba
gracias por tal ayuda al corresponsal preparando para ellos sabrosos gulazas.
El humor y la solidaridad no dejaron de latir en medio del miedo a pesar del fuego
graneado sobre la ciudad del Danubio, la capital más bella de Europa, bastión
contra el turco, epicentro de la cultura europea. El corresponsal asturiano, testigo de cargo
que fue de aquellos bélicos eventos, da otra visión diferente a la versión
oficial acerca de las matanzas de judíos y deportaciones a los KZ Léger.
Dicen que la historia la escriben los vencedores aunque se propalen
mentiras y se narren hechos llenos de sangre y de fango. Rebus sic stantibus,[1]
la ciencia periodística es sustituida por la propaganda. Se batió la puerta de
la garrulería de los tertulianos y opinadotes a piñón fijo por Merdiaset y las
grandes cadenas de comunicación de urdimbre sionista
En una guerra en la que murieron
cerca de cincuenta millones de personas sólo una minima parte fueron hebreos y
perecieron de inanición y de hambre. Las cámaras de gas eran únicamente duchas
de desinfección o simples morgues para sepultar a los muertos de hambre. Otro
hecho que desdeñan los panegiristas del Shoah estriba en que los alemanes iban
perdiendo la guerra, una guerra que era hechura de muñidores judíos. Los gast arbeiter
como se denominaba a los recluidos en los campos de trabajo perecían de hambre.
Al Reich se le acabaron las materias primas. No había alimentos y para colmo
ciudades alemanes como Dresde o Hamburgo sucumbían bajo el fósforo de los
bombardeos masivos aliados. Una
destrucción sañuda que en Europa nunca tuvo precedentes.
Por el Este los T34 soviéticos
arrasaban poblaciones enteras. En los cielos teñidos de sangre se había escrito
la palabra “Rache” (sed de venganza). Los rusos se comportaban con la población
civil germana de forma feroz pero en crueldad los británicos, americanos y franceses
que habían desplazado un contingente de pelotones de castigo senegaleses y
argelinos para que violasen a mujeres alemanas tampoco se quedaban atrás era
una situación caótica del “sálvese quien pueda”.
El domicilio de Suárez ― así consta
en las crónicas enviadas al diaria Arriba de Madrid ― y el del embajador Sanz
Briz guarecieron bajo techo a los perseguidos semitas por orden de Franco
cuando la vida humana valía tres pengos[2]. Pero
los sanedritas tienen por costumbre olvidar y romper el statu quo. Es un pueblo
poco agradecido. Que guarda memoria únicamente de cuanto le interesa. Es la
contumaz protervia de los que se creen elegidos
El payaso Charlie Rivel actuaba en
una de las salas de fiestas de la capital húngara casi hasta el mismo día en
que los tanques rusos avanzando sobre la pultza fue uno de los beneficiados del
pasaporte español que le fue concedido a él y a otros actores como Franz Johan
y Gustavo Re. Instalados en Barcelona con la experiencia que traían de Austria
y Alemania dinamizaron los primeros programas de TVE. El régimen del 18 de julio
los acogió con largueza. España a su vez sería la plataforma de envío de los
judíos europeos hacia los Estados Unidos. Gracias a tal intermediación fueron posible
Berkeley y las grandes universidades estadounidenses que se beneficiaron de
este brain drain de la sabiduría
nazi. Su mayor exponente sería el físico Von Braun padre de la balística
intercontinental y de la cohetería abocada a la conquista espacial.
Ciertamente el gobierno Kalay entró en una intente cordial con Berlín. Goering
tenía fincas en la frontera húngara con Transilvania. Para los capitostes nazis
los Carpatos eran un buen cazadero. En el sur de Hungría y norte de Rumania se habían
establecido desde la edad media comunidades germano parlantes. El judío no se mezcla o no lo tiene por
costumbre con el pagano; es el pueblo más racista del mundo, no fusiona su
sangre con el goim. Por eso durante el imperio austrohúngaro el régimen zarista
se tuvo por norma que portasen los moradores del ghetto una estrella amarilla
en la solapa. No lo consideraban símbolo de ignominia sino prerrogativa racial a
efectos fiduciarios y para los censos de población. El hebreo asquenazí gozaba
de sus propias leyes y tribunales. Dependían directamente del monarca y
consideraban al ghetto obra de autonomía. Al portar la estrella se consideraban
orgullosos de ser descendientes del Rey Poeta. Ese orgullo amarillo lo hemos
visto renacer en Cataluña donde los independistas utilizan el lazo amarillo
como timbre de gloria que los diferencia de los “apestados” españoles. Los secuaces de Torras y del Pujol lo lucen,
orgullosos, en el ojal.
“Corresponsal en Budapest”
constituye almadía de conocimientos. Quien penetre en este silo de la
información se dará cuenta de que la historia de la segunda guerra mundial
dista mucho de ser como nos la han contado. El periodista pasaba las noches
dando pufadas a su pipa de cerezo escuchando el estruendo de las bombas
mientras redactaba la crónica que no habría de llegar a la redacción.
A la caída de Mussolini los cablegramas quedaron interrumpidos vía Italia y
habría de valerse de una estratagema para pasarlos vía Suiza. Los hilos
enmarañados de la política y el cansancio son sus compañeros de viaje. Bodoglio el que entrego a Mussolini a los
aliados sería un precursor de Berggoglio que ha dejado a la iglesia romana a
los pies de los caballos. Los ingleses bombardean y destruyen Montecasino núcleo
de la cultura monástica occidental. Y por Hungría ya asomaba la gaita cual
infante vengador lanzado venablos el gran plutócrata Soros arrastrando la recua
de su carroza de tiro satánica en cuyo escaño se sienta un cochero fatídico
meneando el látigo de Belcebú.
Cordell Hull lanza un ultimatum a Hungría, Grecia y Rumania: si no
abandonan el Eje sus habitantes serán pasados a sangre y fuego. Rusia se
entrega al salvajismo en Finlandia. Amenazan con arrasar Budapest lo mismo que
hicieron con Helsinki. Los ingleses hábiles en el arte del disimulo son
expertos en la utilización del doble lenguaje al objeto de engañar al enemigo
para despistarlo. Esa estratagema daría resultados en el DIA, 6 de junio de
1944. Apareció un cadáver en la playa con un papel en el bolsillo en que se informaba
que el desembarco se haría por el sur de Francia. Los alemanes descuidaron las líneas
de Normandía. Por allí llegaría el ataque. Londres había engañado al Reich
consiguiendo una máxima victoria.
En la patria de Liszt y de Bela Bartok se utilizó a los judíos como
caballos de Troya dispuestos a asaltar la ciudadela. Auschwitz sería el gran
decoy que les serviría de vacuna contra las epidemias históricas. Bela Kun un
simple empleado de banca que alcanzaría las tiendas del poder era israelita y
los Laguardia famosa familia sefardí capitalizaba el poder de las fuerzas vivas
de Budapest sede de las sinagogas más importantes de Europa Central. Arturo
Koestler el autor del Cero y el infinito
nacido en Budapest y Lahos Zilahy y Stefan Zweig fueron los autores de preferencia
de los españoles de postguerra.
¿Dónde quedan pues el padrón del antisemitismo articulo base de la
hispanofobia y de la leyenda negra? En acabando de leer “Corresponsal en Budapest”
me quedó un regusto amargo que me hizo pensar que el Holocausto es un hijo
fornecino de
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