2025-06-17

 

LA DOROTEA DE LOPE

“Alejado en la paz de estos desiertos vivo en conversación con los difuntos, hablo con los ojos con los muertos” esto es lo que decía Quevedo lector infatigable de sus queridos libros y yo me alcanzo de los altillos de la casona aquellos libros que en mi vida activa no pude leer por falta de tiempo, reservándolos para la jubilación. Ciertamente los pensionistas que vivimos con permiso del sepulturero (hasta que Dios quiera) tenemos la suerte o la desdicha de vivir en un largo fin de semana perpetuo.

Deja de sonar el teléfono, no tienes que levantarte a currar, tus amigos se alejan y tú parece que te evaporas. No sirves para nada. Eres un viejo.

Sin embargo, puedo decir que no hubo para mí época mejor en la vida. Acabose la intriga, las preocupaciones, las mujeres.

 Por ese cabo harías el ridículo al presentarte ante tus adoradas con tus deterioradas hormonas que no furrulas vaya, se acabó el jamón, dijiste adiós a las jamonas pero te queda el consuelo de la filosofía.

Se acabó el amor pero queda el vino. Cuando bajo a Madrid me paso por Alaejos y adquiero unas cuantas botellas.

 Vino de Rueda y el vino de Alaejos hace cantar a los viejos, según el viejo refrán.

Esta zona de Asturias donde poso no es un desierto ni la Torre de Juan Abad donde pasó sus últimos días Quevedo sino un país de ensueño donde moran las xanas y el culiebre allá en las brañas que veo desde mi ventana porque a mí aunque me nacieran en Segovia me siento corito pixueto.

 Además tengo una habitación para mí solo A room of my own que decía Virginia Wolf la profetisa del feminismo liberación.

El escritor quiere soledades, apartamiento y libros que leer, leña que quemar y buen vino que beber.

Como no hay amigos, el viejo periodista jubilado se acerca pasito a paso al restaurante de la gasolinera a ver si encuentra a algún paisano para echar una parrafada y tomarse un culín pues a misa no voy porque estoy cojo pero al chigre poquito a poco.

 Con respecto a Lope el autor que mi profesor de literatura ponía por las nubes lo encuentro hispido, hueco y casi ilegible. Intrigas amorosas, lances, duelos, mozas que quedan preñadas y quieren abortar etc.

En horas veinticuatro pasaron las musas al teatro y la Dorotea  novela dialogada es lo que se dice un verdadero pestiño. Claro que eran otros tiempos “et de gustibus non disputandum est” que diría el clásico. Sobre gustos no hay nada escrito por supuesto

 

 

 

 

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