RABDOLOGÍA SOY UN ZAHORÍ
Creo que en todo buen periodista subyace el alma de un zahorí; un adivino que
descubre lo que hay oculto en los adentros del ser humano o esboza los perfiles
de sucesos futuros mediante el acontecer actual: zahorí palabra árabe que
designaba al conocedor de cosas ocultas: no se trata del don de profecía: eso
es otra cosa: se refiere a las ondas electromagnéticas y a las vibraciones rábdicas
Con una vara de avellano; de acebuche o de castaño yo soy capaz de quedarme
quieto en un lugar determinado y apretando el palo flexible con las manos y a
ser posible recién cortado del árbol saber si existen aguas subterráneas o
minerales en el sitio que se trata de
escudriñar.
A decir de los psicólogos esto tiene que ver con la sensibilidad de
una persona.
Amen de esto; tengo una cualidad en mi no sé si cualidad o
desgracia y es que mirando a la cara de una persona (prosopografía) sabría
definirla por dentro.
La cara es el espejo del alma pero esa gracia que tengo
que creo que recibí como herencia biológica de mi abuelo Benjamín que era capaz
de componer huesos dislocados y hacer que desaparecieran los granos de la piel
me ha servido de poco.
Suelo caer en medio de personas que no me convienen y
tratar con gentes las cuales sé de antemano que me la van a jugar. Entonces
¿para qué eso de la rabdología?
Dejemos que el péndulo siga oscilando. El péndulo
de Foucauld naturalmente.
No suelo fallar en mis prospecciones periodísticas ni en mis predicciones aleatorias.
Mis análisis van a misa como aquel que dice y eso que no tengo abuela
martes, 17 de junio de 2025
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