vísperas de san Pedro
oímos las campanas
sonar
en Pecharromán
cantos del cister
y en un jardín
bajo
un tupido moral
nos sentamos
a merendar
mi hija Almu y yo
sentimos una gran paz
el sol pegando de plano
cuarenta grados
a la sombra
luego sobre el dintel románico
reían los diaños
transfigurados
en piedra caliza
aquellos sillares
aquellas piedra
tenían mil años
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