AGUA DE MAYO
UNA BENDICIÓN
Opima y copiosa cayó la lluvia que esponjó nuestros corazones.
Madrid castillo famoso siempre llueve por san Isidro. En el patinillo enveraron
los ailantos crecen solemnes las parras trepan enroscadas las madreselvas un
chaval cruza montado en bici la cuesta abajo mientras me hago el primer café asperjo
los geranios arraigados sobre la roca viva. Los geranios cara al sol son
fuertes y contundentes como el derecho romano. Leo al Arcipreste que en el
libro del Buen Amor hace un íncipit en forma de cantiga que es un canto a la
Virgen que me llena de fervor en el recuerdo de aquellos días del florido
cuando íbamos con flores a María, candor y estrella de nuestra infancia:
Oh María luz del día.
Tú mi guía. Todavía. Dame gracia y bendición. Y de Jesús consolación.
El Arcipreste se muestra en estos versos enamorado del amor
divino que es amor de salvación y no en el amor humano que trae tristeza y
destrucción aunque necesario para la perpetuidad de la especie. Alguien ha de
romper la vasija y es preciso que venga el escándalo pero ay de aquel por el
que viniere el escándalo dijo Cristo.
Este formidable Akathistos
escrito c. 1334 por un clérigo de rito mozárabe
en el que se explayan los siete dolores y los siete gozos de Nuestra Señora en
24 estrofas según la tradición oriental porque esta devoción de amparo y misericordia
surgió en Constantinopla a mediados del siglo V, con motivo de las invasiones
bárbaras, en el que se critican las licenciosas costumbres del clero de Talavera le costó a Juan Ruiz pena de cárcel. Estuvo trece
años en chirona por orden del cardenal
Gil de albornoz. Luego el Papa de Aviñón
le levantaría la excomunión.
Siguiendo una tradición muy española, los mejores libros de
la literatura castellana fueron escritos entre rejas: “El Quijote”, “Los Sueños”,
casi toda la obra de Jovellanos, o en el exilio Ruiz de Iriarte. A mal tiempo
buena cara, el padre de la literatura picaresca que nos caracteriza, que surge
en los atrios de las iglesias a cargo de clérigos desparramados y correntones, inicia
un genero literario. con un exorcismo a la melancolía. Fortuna te dé Dios,
hijo. Toda la literatura picaresca es un canto a la vida. Bien lo pone de
manifiesto en las primeras
estrofas:
Como dijo Aristóteles
cosa es verdadera
Por dos cosas trabaja
el hombre
La primera por haber
mantenencia
La otra cosa era por
haber ayuntamiento
Con fembra placentera
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