EL OBISPO CAPÓN
O felixa duiaconisa
Ponte guapa
Está el obispo esperando
Sentado en su sillón frailuno
Sus yeguas en la cuadra
Hipómanes y relinchos
Un harén de mujeres
Fámulos y fámulas
Con tocas y sotanas
El calcetín morado
Zapatos del mejor cordobán
Una sor alza la falda
Y enseña la gracia de Dios
Perniabierta y jadeante invita
A la tentación
El mitrado agarra hurgón
hierro candente
Del fogón
Y persigue a la huri de la instigación
Vade retro
Monseñor
Se tira desnudo sobre una zarza
Restriega sus furores con ortigas
Remedio inútil
Le sube entre las piernas
Una verga de dos palmos
Para su desesperación
La abadesa lasciva quiere más
Acerca sus labios
A los episcopales compañones
Sangrando como gorrinos en la matanza
Quiero más
Deme más
Tomó el obispo de una clavija
Hendida en un rincón de la cuadra
El cepo trampa del jabalí
Y zas
Tronchó el venablo de la reproducción
No más pecar
Et
ne nos inducas…
No más tentación
Venus y
Priapo el gran dios señor del mundo
Lloraban al alimón
Del dolor agudísimo pegó un brinco de tres metros
retorcido de dolor
Y pidiendo confesión creyó morir desangrado
El albéitar de la villa le dio a beber una pócima
Del capador con que se alivia la emasculación
Y el pobre obispo curó
Desde entonces a la sazón
Fue casto y puro
Y gordo cual
capón
Confirman los anales
Que obispaba en Mondoñedo
Tierra de Galicia
El mitrado mocho
Que se la tronchó
La monja cual un ángel caído
Se fue a llorar en un rincón de la cuadra
Su despesperación
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