2023-06-20

EL D.h LAWRNCE DE LAS LETRAS CASTELLANAS UN AUTOR SICALÍPTICO

 

FELIPE TRIGO MÉDICO RURAL




Dizque el demonio no duerme, anda por la red de Redes y yo voy a mi aire instalado en la especulativa defendiendo al débil y desamparados. Reconozco que es causa perdida luchar contra molinos de viento. Sé que voy de nones. Que no se puede.

Nadie se acuerda de Felipe Trigo el novelista extremeño que introdujo en la novela castellana la novela sicalíptica basadas en la teorética freudiana que el ser humano no es más que humores, agua y sexo. 

Clarín le tachó de pervertido sexual. Corruptor de menores y del idioma.

Don pío Baroja al husmo de sus novelas dijo aquella frase de que las mujeres son una cabellera con muchos pelos y pocas ideas dentro.

Ciertamente en sus relatos predomina lo crural, cama y sexo, pero al propio tiempo son un ataque contra la gazmoñería. El irredentismo femenino, las tres K y la mala educación sentimental.

Es el D.H. Lawrence de nuestras letras. Escribiendo se parece al autor de Lady Chatterley Lover. El pesimismo barojiano (las mujeres sólo buscan en el hombre virilidad, apostura y buena cartera) contrasta con el optimismo del extremeño que prescribe la liberación de la mujer mediante el catre; nada de niños, ni cocina, ni iglesia.

“"Sólo el coito las libera y proporciona felicidad a las damas”. Hombre, tampoco es eso.

A Trigo le llovieron paulinas de todos los ámbitos de la derecha y de la izquierda. Era socialista y amigo de Pablo Iglesias. Relata refero. Hubo quien lo acusó de antipatriota y terminó suicidándose en 1917.

No se puede acusar de antiespañol a un capitán de Sanidad que hizo la campaña de Filipinas al lado del general Primo de Rivera. Lachambre y Polavieja.

En una refriega recibió dos machetazos que lo dejaron manco y un tiro en la frente que fue causa de las depresiones que padeció de por vida y que tal vez fueran la causa de su suicidio. Fue uno de los últimos de Filipinas. 

Arrastrándose durante un kilómetro pudo alcanzar las posiciones nuestras. El general Polavieja en represalia mandó fusilar al cabecilla de los insurrectos tagalos.

Repatriado el capitán de sanidad y condecorado con la medalla a los sufrimientos por la Patria, abandonó la milicia y regresó al campo de la medicina. Escribe Médico Rural, un cuadro muy triste de los galenos de aquella España negra.

Sus novelas, unas veinte, se vendieron bien, pero toparon con la Iglesia, la Escuela y la Milicia, que son los grandes estamentos.

Fue un escritor deslabazado, puro nervio, que descuida de la sintaxis, pero es un verdadero conocedor de la psicología femenina. Fueron reeditadas sus obras en los años 90, posteriormente han vuelto a caer en el olvido

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