CADA LOBO POR SU SENDA LEO A GRACIAN
En medio de la gran marejada
de confusión exasperación nosotros podemos yes we can no están mal algunos
puntos del programa si no fueran un “frame” que nos brinda el Amigo
Norteamericano y hay que decir lo que le dijo Franco a Fraga cuando le presentó borrador constitucional, sí
constitución, eso está bien, Manolo pero ¿para qué país? Cada lobo por su senda
yo me quedo leyendo a Gracián, ese tozudo aragonés y medio catalán, que lleva
las barras de la señera de la libertad en su prosa lo mismo que todos los peces
en el Mediterráneo en sus escamas lucían la bandera roja y gualda que era la
misma que la catalana tanto monta monta tanto.
Por lo visto ese Junqueras al
que llaman el Moro Tuerto un muladí que dice ser catalán después de convertirse
a Mahoma con su ojo vació y fantasmal mira contra el gobierno. Don Tancredo y
el Rey Alto que cada vez se nos parece más ese Borbón a Boabdil el Chico a la
inversa dicen que no saben, no hay respuesta. Menudos son unos y otros. Siguen
los cabildeos y menudencias los bizantinismos de los chicos de la TVE que todos
se llaman Montserrat, Pere y Oriol o Iñaqui (troyanos incrustados en la caja
tonta) y yo sigo en mis trece aragonesas
como Benedicto XIII que no era catalán sino valenciano y el padre Baltasar
Gracián, un jesuita tibio por más que un gran español patriota porque para eso
fue capellán de los Tercios Viejos, me encandila con su patriotismo y su estilo
gnómico y sentencioso y que también se hacía lenguas ya por entonces de lo
desbaratado que andaba el clima y de la corrupción de los tiempos: “Ahora está
todo mudado y maleado hasta los climas y según van las cosas dentro de pocos
años Alemania será Italia y Valladolid otra Córdoba”.
Por lo visto en el siglo XVII hubo una gran
sequía y se registró un cambio climático a causa de la efusividad de las
manchas solares. Sin embargo, en la centuria siguiente volvieron las lluvias y
bajaron las temperaturas.
Asimismo, el autor del
“Criticón” se quejaba de la poca consideración y estima que se daba a los
escritores y poetas en la corte de los Austria. Allí quienes tenían vara alta
eran los arquitectos y escultores. Primaban las artes plásticas de Apeles y de
Vitruvio en menoscabo de los líricos.
Hoy pasa otro tanto a los que
hemos sido expulsados de la cena de Baltasar. No nos darán el premio Planeta
pero portamos la llama del fuego sagrado luz de Israel candela de Sefarad llama
de amor viva en nuestras trece aragonesas de no comulgar con ruedas de molino y
de amor a la patria.
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