2024-08-12

 

APODITERIA

La tarde de febrero era tranquila. Soplaba Eolo y Madrid se entretenía deshojando la margarita de un nuevo temporal de lluvia que aplacase la seca.

─Hagamos una rogativa, Sotero, a la Virgen de Luguillas

─Nuestra Señora no nos va a hacer ni puto caso. Pues mira cómo está el clero. Ese párroco de Plasencia amancebado con su coima que vendía viagra

─Ni era coima sino coimo. No hacían pelo ni a pluma esa pareja, eran maricas irremediables, el uno buharro y el otro bardaje quien daba y quien recibía es un secreto de alcoba

 

 

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