BON JOUR TRISTÈSSE SETENTA AÑOS
Elle fumait intensament, descendait acheter les tomates pour le dejeuner, faisait l´amour avex Antoine, paralait literature avec lui, s´ endormait
En 1954, con sólo dieciocho años, abrió brecha una de las grandes novelas del siglo XX escrita por una mujer en desabillé. Un titulo gigantesco “Bon jour tristesse” que define a toda una generación de la nouvelle vague.
Los adolescentes de aquellos días creíamos en el poder redentor y libertario de la literatura. En las escuelas e institutos españoles se estudiaba francés en vez de inglés. Fumábamos tabaco negro, vestíamos jerseys cuello de cisne prêt a porter y no nos importaban ni mucho ni poco los galicismos que se coleaban en nuestro idioma. Nos gustaba Silvie Vartan si je chante c´´ est pour toi o tarareamos a la musa de nuestros días: la gran Hardy la chica de la larga melena siempre vestida de negro quien hace poco acaba de morir. Tous les garçons et les filles de mon age vont par la rue deux par deux.
Aznavour, Brassens, Gilbert Becaud eran otros grandes del repertorio.
Las películas, Renoir, Visconti, Zefirelli, Passolini. Europa era una unidad de destino en lo universal. Era nuestra, nos pertenecía. También lo ruso porque Charles de Gaulle en un genial discurso proyectaba una Europa desde Portugal a los Urales.
El futuro era nuestro y nos pertenecía. Mis conocimientos de francés eran tan cabales que me sentía capaz de afrontar sus novelas (las de Cocteau y las de Sartre eran un poco más duras de roer, ambos autores acudían al argot) la Sagan rompía moldes, empezó a hablar de la liberación de la mujer, el amor libre, el miedo de todo burgués a perder lo que tiene: la casa, el amor, la salud, el puesto de trabajo.
Se puso de moda la píldora anticonceptiva, el concilio, el aggiornamiento, dejamos de ir a la iglesia pero nunca de creer.
─ Parra ¿viste la cara de mala leche que
tiene Pablo VI ─ me dijo un colega en la redacción de SP, creo que era Felix
Ortega cuando redactamos a alimón una encíclica “la Pacem in terris”?
─Debe de haber desayunado vinagre.
De aquellos polvos estos lodos y de aquellas
romerías estas veneras.
François Sagan zapadora del futuro roturó los nuevos surcos del feminismo. Fue muy querida y a la vez muy odiada pero siempre muy leída y popular. Su estilo sencillo inimitable de mujer a ras de tierra nos dejó con la boca abierta. Sagaz. Pertinaz. Bastante feucha,
Sus personajes se pasean por Paris en descapotable. Vivían enredados en discusiones metafísicas y rodeados de libros de bolsillo.
Murió 2004 en la ruina después de haber ganado millones con sus libros, una escogida de los dioses de poco le sirvió, y estado entre rejas por evadir impuestos. amiga del alma de Miterrand sed sic transit gloria mundi
Nunca se leyó tanto ni la literatura fue tan popular en
Europa merced a la habilidad del genio galo. Buenos días, tristeza
No hay comentarios:
Publicar un comentario