MITAD LONDINENSE MITAD SEGOVIANA Y CON SANGRE JUDÍA. ES MI HIJA. LA CONOZCO DESPUÉS DE 43 AÑOS
Inmerso
estos días en asuntos personales muy importantes y atravesando por un tiempo de
grandeza anímica, dulzura de lágrimas amargas (tampoco faltó a la cita el
diablo que vino a aguarme la fiesta en medio de esta efemérides de 43 años sin
haber podido ver a mi hija, no por culpa mía sino porque no me lo permitió un
juez británico, mi Helen fue declarada Ward of Court, no sé cómo se traduce ese
término forense al castellano; luché con todas mis fuerzas para evitarlo, perdí
la batalla, ahora las aguas vuelven a su cauce, el tiempo cura las heridas,
atrás quede el rastro de nuestras culpas) he dado de lado a los problemas de la
palpitante actualidad.
Mi
Helen es una londinense de cuarenta y cinco años, mujer madura, guapetona,
sangre galesa, irlandesa inglesa, española y judía que sabe lo que quiere y
especializada en Neonatales.
Cuida
y salva a los niños en los primeros días de vida y sus pacientes son gente
importante de la comunidad hebrea de Gran Bretaña.
Asegura
que no le gustan los millonarios rusos
que huyeron a Inglaterra con la Perestroika y forman parte de la lista de sus
pacientes neonatos: los infantes que ella se encarga de cuidar durante las
primeras emanas de vida.
Son
bruscos, engreídos y preponderantes. Sin embargo, los judíos son dulces amigables
y generosos. Uno por uno, Helen, que al de por junto, le digo a esta hija de
mis entrañas, que este viejo de 71 años que hace muchísimos años que entró en
quintas, acaba de conocer… Donde hay dos judíos en conversación siempre
surgirán tres opiniones y esa herencia se nos ha pegado a los españoles.
No
hay más que echar un vistazo a nuestro Establishment, revuelto gallinero en mes
de comicios.
Le
dije que yo he escrito un libro sobre Franco y los judíos a los que salvó de
Ausschwitz y se alegró mucho
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