PROSAS RUSAS
“El verdadero arte de la palabra
no predica ni filosofa sencillamente ama” Máximo Gorki. La buena literatura es
el arte del amor y del perdón pero es también la defensa de los humillados y
ofendidos de la tierra.
Cumple una misión social de crítica
independiente. Por eso la escritura sometida al poder político es amordazar el
arte.
Cuando vivía en Londres leí un libro de un inglés ya no recuerdo su nombre que demostraba que Rusia es el molde de un enigma, una fuerza que atrapa y subyuga, diríase que es un poder mesiánico y yo lo experimenté acudiendo a las misas en ruso que se celebraban en una iglesia de South Kensington la feligresía y el clero estaba integrada por exilados de la revolución de octubre,
Una cosa me quedó clara de aquella
experiencia: el cristianismo bizantino es algo mágico, ritos que no se
entienden pero maravillan y yo me sentía en el paraíso escuchando el canto diaconal
en aquellas liturgias.
Estaba tan abstraído que era capaz
de pasar dos horas de pies el tiempo que duraba la ceremonia.
Esencial de aquellas celebraciones
eran los himnos a la Virgen, andando el tiempo supe que en la vieja Rusia iban
y venían a lo largo del inmenso país unos hombres y mujeres extraños que se
tiraban al monte en peregrinación para purgar sus pecados llevando por todo
equipaje un rosario, el evangelio de san Juan y un mendrugo de pan en el
zurrón.
Llegaban a un pueblo y buscaban
hospedaje en una casa, picaban a la puerta diciendo la paz contigo, hermano. Si eran
acogidos decían bendito sea Dios.
Si no, la paz vuelva a mí.
Aparte de la
escritura los yurovidi portaban un
libro “Josdenie Bogoroditse po mykam”
Camino de la Virgen por el dolor, había que beber el cáliz del dolor yendo por
el mundo para ser purificados. Como hizo Nuestra Señora durante su vida oculta
hasta su muerte en Efeso.
Y en este libro medieval arranca la
literatura rusa que era eminentemente
religiosa y de carácter oral. Las leyendas, los cuentos aprendidos de memoria e
incluso los evangelios pasaban de padres a hijos de boca en boca.
Pushkin conviritió el carácter religioso
de esta literatura en algo más profano (Eugenio Oneguin).
Sin embargo, el sesgo mesiánico
de defensa de los oprimidos pervive a través de los maestros de la literatura
rusa incluso durante la época atea tras la revolución de octubre.
Y esto es así no porque lo diga
yo y por mucho que les cueste admitir este hecho ineluctable a los rusofobos.
Machacar y difamar a Rusia estuvo
muy de moda pero puede ser que en adelante no sea así. Están cambiando las tornas.
martes, 12 de agosto de 2025
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